Colegas

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Cuando Raúl finalmente llegó, su amigo se dio cuenta rápidamente el estado de su colega. Se encontraba totalmente desencajado, sus ojos se movían con rapidez, pero a simple vista se podia ver lo perdido que se encontraba.

Caminaba sin cesar de un lado al otro. Le recordaba a su gato.

El castaño entró en el apartamento de soltero de su amigo. Definitivamente necesitaba ayuda con la organización y la limpieza pero no hizo ningún comentario. Sabía que él también estaba atravesando un momento difícil con la separación y su nueva... paternidad. Jode.

-Gracias... -murmuró intentando calmarse.

-Joder, macho, estás perturbado. Se te está yendo la olla.

Raúl se sentó finalmente, quitándose la ropa excedente. El invierno había sido largo.

-Xavier... tú sabes algo? Digo... Aún hablas con Zulema. ¿Qué coño te ha dicho?

-Qué no le he preguntado, tío. Con Zulema hablamos lo necesario y jamás vendería a su amiga. No me ha dicho nada, solo que está en Barcelona nuevamente.

-¿Tienes su dirección? Quiero hablar con ella.

-Te advierto que Zulema no es una tía sin carácter y no sé cómo va a recibirte...

-¡Necesito hablar con alguien de su entorno! -protesto Raúl. Necesitaba la verdad.

-Mira, tío, eres mí mejor amigo... Y voy a darte la dirección si eso te hace feliz pero yo que tú, llamo a Serena.

El castaño negó con la cabeza. No podía verla, no ahora. Estaba demasiado enojado. Si era de otro tío, le dolía demasiado y si era suyo significaba que ella le había mentido a la cara. El tenía el derecho a saber que iba a ser padre.

-No. Iré a ver a Zulema. Apelaré a mí simpatía y rezaré en silencio para que no me mate o algo así.

-Vale, si es lo que quieres...

***

Serena había trabajado toda la mañana. Empezaba a trabajar con la ropa de maternidad que su amiga diseñaba y le sentaba bastante bien.
Había decidido mostrar al mundo que estaba esperando un hijo... (O hija. Algo le decía que era una niña) ¿lo habría visto Raúl ya? ¿Le interesaría de algo?

Respiró hondo. Zulema se acercó.

-¿Cuándo vas a contarle a Raúl?

-He publicado la foto... Quizás ya la ha visto y no le interesa.

-Me cago en tus muertos, Serena. Llámalo! Esto de instagram es infantil! Quizás el tío flipa y tal pero merece saber la verdad. Mira que no soy fan del puto Raúl de los cojones pero es el padre. Venga, tía, eres más que esto y lo sé.

-No puedo hoy, Zule, lo siento. No me siento muy bien... Iré a la cama, vale?

-Ya... pero hasta que no se lo digas te sentirás peor y peor, ¿sabes?

Serena asintió.

-Lo sé. Es que... no me resulta justo...

-Tía, el chaval debe enterarse tarde o temprano.

La joven lo sabía.

-Sí, es que lo sé, de verdad. Venga, no me regañes.

Zulema rió.

-Descansa. Voy a salir un momento, ¿vale? Tengo que hacer unos encargos y vuelvo para la cena. Hasta luego, guapa -dijo tomando sus llaves y dejando a su amiga sola con sus pensamientos.

***

Serena tomaba un té cuando timbraron. Se levantó despacio, pensando que sería el tío que trae la correspondencia.

Volvieron a timbrar, algo desesperados.
Joder.

-Venga ya, estoy yendo cabrón -suspiró al aire.

Cuando abrió la puerta y vio a Raúl parado se llevó la sorpresa de su vida... La misma que se llevó el cuando la vio en pijama parada delante suyo... Allí en Barcelona.

Un invierno en Barcelona (Auronplay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora