[ trece ]

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Subí al ascensor y marqué el piso 20. Como lo había previsto Laura no se había olvidado de mí, y al parecer se había emocionado mucho cuando le dijeron que yo estaba aquí. El ascensor se detuvo y las puertas se abrieron. Salí y caminé por el pasillo, hasta llegar al lugar al que el otro día Emilia me había traído. Laura estaba rodeaba de personas, a las cuales ella daba órdenes y pedía cosas. Se giró a verme.

—Claudio, querido —dijo y se acercó a mí.

—Hola Laura —le dije y cuando estuvo cerca besé su mano — ¿Cómo estás? —

—Atareada —me dijo y sonrió — ¿Qué te trae por aquí? Emilia llega dentro de media hora aproximadamente. —

—No, no vine para ver a Emilia —mentí más que descaradamente — ¿Recuerdas que el otro día me dijiste algo de ser modelo y eso? —

— ¿No me digas que lo has pensado y vas modelar para mí? —dijo entusiasmada.

—Mmm, no en realidad... yo venía a pedirte que me des así algo... un trabajito como ayudante o lo que sea. Pero creo que ser modelo —dije y fruncí el ceño —No es lo mío. —

—Que lastima —dijo en un suspiro —Pero bueno, no importa. Voy a ayudarte. Tú me has caído bien, y eso que los amigos o novios de Emilia nunca fueron de mi agrado. —

— ¿Gomez no lo es? —pregunté.

Ella arrugó la nariz mientras caminaba y me hacía una seña para que la siguiera.

—Para nada —aseguró —Ese niño es demasiado estúpido para mi princesa. Emilia necesita a un hombre inteligente, que le de seguridad. No a un imbécil posesivo y absorbente. Gracias a Dios ella reaccionó y lo dejó.

—Ya lo creo —susurré por lo bajo.

Llegamos a una pequeña oficina, estaba llena de fotos por todos lados y no pude evitar acercarme a una de ellas. La tomé y la miré. Era la foto de una niña de aproximadamente 7 u 8 años, tenía los ojos grandes y pestañas largas. Una sonrisa blanca y perfecta. Entonces me di cuenta de que era ella.

— ¿No es hermosa? —me habló Laura mirando la foto que yo tenía en mis manos. Giré mi cabeza para mirarla —Siempre tuvo una particular forma de mirar, y de ser. Ahí tenía apenas 8 años y no sabes el carácter que tenía. —

—Aun lo tiene —le aseguré. Laura rió por lo bajo.

—Si, Emilia es una chica increíble —dijo orgullosa —Y no lo digo solo por ser su madre. Ella es decidida y dulce. Es testaruda y sensible. Delante de mí, siempre pone una especie de escudo o barrera, pero siempre termina dándome lo que le pido. No puedo quejarme de ella —suspiró y luego me miró —Pero ya, volvamos al tema importante. ¿Qué quieres hacer aquí? —

—No sé, tú dime —le dije.

—Bueno, puedes ser mi ayudante. Los que tengo son un poco tontos...—

—Perfecto —aseguré.

—Tendrás un sueldo y trabajaras solamente los sábados por la tarde. ¿Te parece bien de 2 a 5 de la tarde? —

—Me parece estupendo —le dije.

—Entonces, bienvenido a las agencias de modelaje Ruiz —dijo y estiró su mano para que yo la tomara. Así lo hice y salimos de allí para acercarnos a donde estaba todo el mundo.
Mi primer encargo fue ir a apurar a las modelos, y eso fue increíble. Creo que no puede haber mejor trabajo que este para un hombre. Luego fui enviado a planta baja en busca de unos papeles importantes.

— ¿Puedes darme los papeles de Laura? —le pregunté a la chica de recepción.

—Enseguida —me dijo y me dejó solo mientras iba por ellos.

peligrosa obsesión; claumilia [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora