Corrí hacia donde se había dirigido el auto, pero ya se había alejado demasiado.
—¡NO! —volví a gritar mientras sentía aquella sensación de impotencia en mi pecho.—¡Claudio! —me giré a verlos y Silverio y Romina venían corriendo hacia mí —¿Qué pasó?
—Se la llevaron —dije mientras me daba cuenta de ello. Mis ojos se llenaron de lágrimas.
—¿A quién?—preguntó Romina.
—A Emilia —susurré.
—¿Qué? —dijo ella sin poder creerlo.
—Tranquilo, Claudio... vamos a encontrarla. Necesitamos llamar a la policía y ¿Por qué se la llevaron? —dijo mi amigo.
—Mi padre —dije y lo miré a los ojos.
Silverio asintió levemente y estiró la mano para entregarme el celular que había tirado antes de salir corriendo. Lo tomé y sin pensarlo marqué el número de su celular.—¿Qué pasó, hijo? —me preguntó al atender.
—¡¿Dónde está maldita sea?! ¡Por tu bien no le toques un pelo porque juro que voy a encontrarte y a acabar contigo! —dije mientras apretaba los dientes.
—Solo estoy intentando ayudarte. Quiero salvarte, aunque no lo creas.
—¿Por qué no me dejas en paz? —mi voz se quebró y las malditas lágrimas comenzaron a salir de mis ojos –No le hagas daño, por favor.
—Por eso mismo es que quiero alejarla de ti, hijo —susurró él como si estuviera con alguien – Ella es la que va a acabar contigo si no hago algo.
—¡No, por favor, no le hagas nada! —grité.
—Me lo vas a agradecer algún día —dijo y colgó.
—¡NO, MALDITA SEA, NO! —Silverio se acercó a mí y me abrazó mientras yo sentí que todo el mundo se venía sobre mi cabeza —Va a hacerle algo —dije sin dejar de llorar —Él esta loco y va a lastimarla.
—Tranquilo, hermano, tranquilo —me dijo él y se alejó de mí —Vamos a llamar a la policía y hay que buscar a personas que hayan estado cerca de tu padre y que sepan lugares en los que pueda estar.
—Ya llamé a la policía —dijo Romina—Están viniendo para acá.
—Antonia —dije y me alejé de ellos para correr de nuevo hacia la Universidad.
—¡Claudio, espera! —me gritó Silverio.
Aun así no me detuve. Ella debe saber algo de todo esto, ella debe tener una idea de a donde ese infeliz se llevó a Emilia. Voy a matarla si no me lo dice.
Entré abruptamente al salón. Todos se giraron a verme. La busqué con la mirada y la encontré sentada casi al final del salón.—¿Dónde esta? —le pregunté fuerte mientras me acercaba a ella.
Sus ojos se abrieron bien y se puso de pie para retroceder levemente. Me acerqué más y la toqué por los hombros.—¿Qué haces? —me preguntó nerviosa.
—¡Dime donde diablos la tiene! —le grité.
—¡Claudio, Claudio! —Silverio me alejó de ella. Intenté soltarme, pero él me lo impidió.
—¡Suéltame Silverio! ¡Esta perra sabe donde la tiene! ¡Ella lo sabe! —dije mientras seguía haciendo fuerza para soltarme de mi amigo.
—¡No sé de que estás hablando! —me dijo ella mientras comenzaba a llorar.
—¡Mentira, si lo sabes! ¡Lo sabes, maldita sea! —seguí gritando.
—¡Sáquenlo de mi clase! —dijo el profesor.
Sentí las manos de Ulises sobre mi otro brazo y me giré a verlo.
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peligrosa obsesión; claumilia [EN EDICIÓN]
FanfictionElla simplemente quiere volverme loco, ella simplemente llegó para acabar conmigo o tal vez para salvarme. adaptación