[ treinta y ocho ]

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Me sentí bastante identificado, pero... no, eso no es así. Tenía que cambiar de tema.
- ¿Tú sientes eso por Ulises? -le pregunté divertido.
Sus ojos marrones se abrieron bien y sus mejillas tomaron un poco de color.

-No, no ¿Por qué lo dices? -preguntó nerviosa.

-Porque sé que no le eres indiferente a Ulises- dije pícaro.
Si en algo soy muy bueno, es en sacarle la vuelta a los temas que no me gustan. Terminamos de desayunar y limpiamos todo. Ya eran cerca de las 4 de la tarde. Se pasa rapidísimo la hora cuando hablas con tu prima, y en especial una prima como Anna. Me tiré en el sillón a ver la tele. Pero miré el teléfono, necesito hablar con ellos.
Marqué el número de Silverio. Sonó una, sonó otra...

- ¿Hola? -me dijo.

— Silverio -le dije.

-Claudio, hermano ¿Cómo estás? -preguntó.

-Aguarda un segundo en línea y no cortes -dije y apreté un botón de espera y marqué el número de Ulises.

- ¿Diga? -dijo al atender.

-Ulises-hablé.

- Meyer, amigo que sorpresa ¿Dónde estás? -dijo.

-Espera un segundo -le dije y apreté el botón que había apretado antes - ¿Me escuchan los dos?

- ¿Qué sucede? -preguntó Gil.

- ¿Silverio? -dijo Ulises.

— ¿Ulises? -dijo Silverio.

-Bueno, escúchenme -les dije mirando fijamente al teléfono.

- ¿Que paso ahora pequeño saltamontes? -me dijo Gil.

— Necesito contarles mis problemas -sentencié.

- ¿Vas a usarnos de psicólogos? ¿Acaso no puedes contactar a uno de verdad? -dijo Ulises.

-Ustedes me salen gratis -dije sonriente.

-Estas en dinero busca un profesional, estaba a punto de llamar a Romina -se quejó Silverio. Entrecerré los ojos y miré mal el teléfono, como si él pudiera verme.

-La dominante de tu novia puede esperar, tengo problemas -le dije.

-Bueno ya, ya... él tiene razón Silverio, luego nos quejamos cuando no sabemos qué le pasa -me defendió mi buen amigo Reyes.

-Esta bien, que comience la sesión. ¿Estás sentado y cómodo? Relájate y suelta la lengua de una vez -dijo Silverio.

-En este último tiempo me he estado mirando al espejo... y no me reconozco. No sé quién es el que se está mirando -comencé a hablar.

-Pero si no estás gordo. Es más estas como más trabajado que nunca -me dijo Ulises.

-No puedo creer que hayas dicho eso... ¿Acaso no te das cuenta que está hablando de su forma de ser, no de su estado físico? -lo retó Silverio -Continua Claudio...

-Me siento... me siento como cuando tenía 7 años y no sabía que sabor de helado comprar -continué.

-Estás confundido entonces -dijo Ulises.

-No, no es solo eso. Me siento un inepto para tomar decisiones, un manipulador egoísta a la hora de pensar en alguien más -conté.

-Pero es que eres un inepto para tomar decisiones -dijo Gil - ¿Piénsalo, que decisión importante has tomado en los últimos años?

-Y si eres un manipulador egoísta. Anna me habló anoche para decirme que te sacara de la cita de Emilia -dijo Reyes.

- ¿Te metiste en la cita de Emilia? -preguntó sin poder creerlo.

peligrosa obsesión; claumilia [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora