[ veintidós ]

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Sentí una pequeña punzada en mi pecho. Un enojo que me estaba carcomiendo las entrañas. Nuestras respiraciones aun eran agitadas.
¿Por qué demonios no cede? ¿Por qué demonios me hace esto? Sus ojos estaban clavados en los míos. Sus ojos eran una extraña mezcla de confusión y algo de miedo.

-Demonios... -dije y me alejé de ella.
Tomé mis llaves, mi teléfono y mi remera, que estaban encima de la mesa de mármol. Caminé hasta la puerta y salí de allí cerrándola con fuerza.
Tenía que salir de allí, antes de que ella acabara conmigo. Cuando salí afuera miré a mi alrededor. ¿A dónde iba a ir ahora? Tomé mi celular y lo miré.

Busqué el número de Ulises y marqué.
- ¿Hola? -dijo al atenderme.

-Ulises, ¿Puedes atenderme o estas ocupado? -le pregunté.

-No, de hecho estamos con mal de amores y amargados Silverio y yo en mi departamento. Déjate ver por aquí -me dijo.

-Llevaré algo de beber, lo necesitaremos -dije y colgué.

Me subí a Betty y prendí marcha hacia lo de Reyes. Llegué y toqué el timbre y un desanimado Ulises me abrió la puerta. Entré y de la misma forma estaba Silverio. ¡Oh, esto es increíble!

- ¿Qué tal? -preguntó Gil.

- ¿Qué tal tú? -le dije y me senté a su lado.
Ulises tomó la botella de cerveza que había traído y fue a abrirla.

- ¿Acaso hace falta que preguntes? -Me dijo Silverio - ¡Mírame, jamás había estado así! ¡Nunca!

-Aquí, muchachos -dijo Ulises luego de darle un largo trago a la botella.
Yo la tomé e hice lo mismo.

- ¡De tantas mujeres que hay y hay muchas! ¿Por qué nos tenemos que enamorar de las criaturas más perversas, adorables y maquinadoras que hay? -preguntó Gil nervioso.

-No, no, no. Lo siento chicos, pero lo mío no es amor. Se llama obsesión, una peligrosa obsesión -les aclaré y volví a tomar -Yo obtengo la chica que quiero cuando se me da la gana. Solo que con Emilia me estoy tardando...

-Aja, si lo que digas Claudio -habló Ulises - ¡Yo estoy peor! Me enamoré de la versión femenina de Claudio... -dijo nervioso y le dio otro trago a la botella -Solo que muchísimo mejor la versión dama si puedo agregar.

- ¿Y qué hay de mi? -Preguntó Silverio -Me enamoré de la criatura más linda, dulce y tierna que existe. Pero resulta que esa criatura me aborrece...
Le quitó la botella a Ulises y tomó un largo y limpio trago.

-Se te pasó decir cínica y sarcástica -le dije.
Me miró con desenfado y de encogió de hombros.

-Aun así es hermosa -dijo.

-Pues yo estoy peor que ustedes dos juntos -les dije y tomé la botella -Mezclen a Romina y Anna, ¿Qué obtienen? Exacto a Emilia... Esa Emilia me está costando dos semanas sin sexo.

- ¡¿Qué?! -preguntaron los dos al unísono.

-No, tú estás jugando con nosotros -dijo Ulises.

- ¿Ven? Y ahora no filtro lo que digo. Estoy muy mal -dije bajando la cabeza.

- ¿Dónde se está quedando tu prima Claudio? -me preguntó Reyes. Lo miré y tomé la botella para darle un trago extra largo.

-Ese es otro problema -dije al hablar -Está en mi departamento, en mi cuarto, en mi cama. Ha tomado mi casa.

- ¿Enserio? -preguntó con sonrisa iluminada en los labios. Lo miré asesinamente.

- ¿Por qué la sonrisa? -le dije. La sonrisa se le borró y puso cara de preocupación.

peligrosa obsesión; claumilia [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora