Luego del juicio volví a mi casa con mi prima y mis amigos. Anna se preparó para ir a lo de Emilia, en donde me dijo que desde ahora en más se iban a juntar por mi culpa...
Pues eso es mejor para mi, ya no tendré que llegar a mi casa y verla... infestada de chicas.
Silverio y Ulises se sentaron al mismo tiempo en el sillón.- ¿Y qué pasó con Emilia? -me preguntó Gil.
Solté un agobiado suspiró y me senté frente a ellos después de pasarles su plato de comida. Habíamos pedidos unas pizzas.
-Es una loca -dije irritado.
-Pero bien que esa loca te salvó el pellejo, ¿vieron la actuación que hizo? -habló Ulises.
-Fue increíble, te aseguro que casi me hace llorar -agregó Silverio.
-Ya dejen de hablar de ella -sentencié.
- ¿Qué sucede? ¿Estás sensible hoy? -preguntó con burla Reyes.
-No me busques... porque vas a encontrarme-le advertí.
-No creo que quieras otro día en la cárcel ¿o sí? -dijo Gil.
Gruñí por lo bajo y tomé un poco de mi lata de cerveza antes de darle un mordisco a mi porción de pizza.
Sus palabras aun sonaban en mi cabeza.
'Querías una respuesta directa, entonces la tendrás. ¡No! ¡No tienes ninguna posibilidad!'
¡Maldita y mil veces maldita seas Emilia!
Luego de terminar de comer, ordenamos todo y nos acomodamos para dormir. Hoy, ellos se quedarían a dormir aquí. Me acosté en el colchón y miré fijo al techo. Emilia no salía de mi cabeza, Emilia me atormentaba y no me dejaba pensar en otra cosa que no fuera ella.
Levanté la cabeza para mirar a mis amigos y ambos ya estaban dormidos. Sin hacer ruido, me puse de pie, tomé el teléfono y salí al balcón. Cerré la puerta, para que no escucharan y caminé hasta el fondo. Me recargué sobre la baranda y comencé a marcar el número de su casa. Comenzó a sonar, pero nadie contestaba. Corté y volví a marcar. Sonó una vez... sonó otra.- ¿Hola? -escuché su dormida voz. No dije nada, solo guardé silencio - ¿Hola? Holaaaa, ¿Hola, hay alguien? -Preguntó elevando un poco más su voz - ¿Pablo? ¿Eres tú?
- ¿Quién es Pablo? -la pregunta salió impulsivamente de mí.
- ¿Meyer? ¿Eres tú? -dijo con sorpresa.
-Te hice una pregunta directa, espero una respuesta directa -le dije.
- ¿Acaso no has visto qué hora es? -preguntó nerviosa.
- ¿Quién diablos es Pablo? -dije elevando más mi voz.
Guardó silencio por varios segundos. Solo se escuchaba su leve respiración, y por un momento deseé poder escuchar esa respiración pero cara a cara. Poder escuchar esa respiración cerca de mi oído...-Si te contesto, ¿me dejaras en paz? -dijo con voz calma.
-Contéstame de una vez -sentencié.
-Un viejo amigo...
- ¿Qué clase de amigo? -pregunté al instante.
- ¿Acaso esto es un interrogatorio judicial? Que yo sepa el que estuvo preso fuiste tú, yo no le debo nada a nadie. Así que mejor deja de molestar y déjame dormir, ¡de una vez! -me dijo.
- ¡Ahora tú vas a escucharme...! -escuché el interminable sonido del fin de la llamada.
Me había cortado. Con cuidado alejé el teléfono de mi oreja. No, ella no pudo haberme cortado el teléfono de esa forma. Respiré profundamente antes de enloquecer.
- ¡LOCO, QUIERES VOLVERME LOCO!-le grité al teléfono como si de verdad ella iba a escucharme.Al día siguiente me negué rotundamente al ir a la Universidad, hasta que Ulises me amenazó con hacer explotar a Betty, si no me movía de donde estaba. Entonces accedí a regañadientes. Desayunamos algo rápido y partimos para allí. Antes de llegar Silverio, se desvió del camino, diciendo que tenía que ir a buscar unas cosas. 'Hoy me animaré al fin'
Eso fue lo último que nos dijo antes de doblar una calle antes de la calle que nos llevaba a la Universidad.
Ulises y yo nos miramos un poco extrañados, y decidimos dejarlo pasar. Llegamos y la gente, ya comenzaba a entrar apresurada. Estábamos por llegar tarde, una vez más. Pero eso no me importaba en lo más mínimo.
Mi amigo y yo divisamos un elegante auto, y era nada más, y nada menos que el auto de Emilia. Ella se bajó y luego se bajaron mi prima y Romina. Las tres reían divertidas. Anna fijó su mirada hacia nosotros y dijo algo. Al instante las otras dos se giraron a vernos.
La mirada divertida de Emilia, se esfumó al posarse sobre mí. Revoleó los ojos y suspiró levemente. Comenzaron a acercarse a nosotros.
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peligrosa obsesión; claumilia [EN EDICIÓN]
FanfictionElla simplemente quiere volverme loco, ella simplemente llegó para acabar conmigo o tal vez para salvarme. adaptación