Capítulo 3.1

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Mientras los cuatro permanecían en el centro del salón, la gente iba y venía. Mirk intercambió saludos con los jugadores y Kikyo se aferró a Inuyasha como una lapa, lanzando miradas a Miroku por entre sus largas pestañas. Aome intentó relajarse y disfrutar de la reunión. Renovó un ligero encuentro con Bankotsu cuando éste pasó a su lado y declinó una invitación de Koga a acompañarlo en una recorrida por los jardines.

Kikyo estaba ocupada maniobrando hacia la esfera de influencia de Mirk, cuando Aome se volvió suspendiendo su diálogo con un novato cohibido al oír la voz de su tío.

- Aome, ¿quieres bailar? -preguntó Miroku.

Aome aceptó y, disculpándose de su tímido compañero, le sonrió y prometió reasumir la charla un poco más tarde. No obstante, por el rabillo del ojo, captó la expresión enfurruñada de Kikyo al mirar a Mirk mientras volvía a aferrarse del brazo de Inu. Su tío la condujo a la terraza, donde la brisa fresca de la noche le acarició la piel caliente.

- Sé una buena sobrina y llévate a Inuyasha a alguna parte para entrevistarlo -la urgió Miroku mientras bailaban-. Me gustaría intimar con Kikyo.

- Robarle la dama es poco ético.

- No es su dama. No es su tipo. Créeme, jamás me equivoco en estas cosas.

Aome quiso preguntarle cómo lo sabía, pero sólo frunció el ceño para mostrar su desaprobación. Al cesar la música, retornaron al salón.

Kikyo Miko, sola en el centro del salón, se veía muy cómoda atrayendo las miradas de todos los rincones. Miroku se adelantó y Aome lo siguió para observar cómo manejaría a la despampanante belleza.

- Le decía a Aome que su rostro me es familiar -mintió, alegre-. ¿Será posible que nos hayamos visto antes?

- He filmado bastantes comerciales. Quizá ha visto el último que realicé para Midtown Auto -ronroneó ella.

- El mejor paseo por la ciudad, ¿no es verdad?

- Esa soy yo.

- Parece que Inuyasha ha sido atrapado. -Mirk señaló un grupo de gente que rodeaba al anfitrión.

- Así parece -murmuró ella, insinuante.

- ¿No te molesta que te deje sola para bailar con Kikyo, Aome?

- En absoluto.

Miroku ofreció el brazo a la actriz, quien envío una mirada triunfante a Aome mientras parecía fundirse al cuerpo de su acompañante camino a la piscina. Sola en el medio del salón, Aome giró para encontrarse con Inuyasha Taisho. Él también observaba a la nueva pareja que bailaba alrededor de la piscina iluminada.

- ¿Abandonada, Aome? -preguntó él, serio.

- Temo que sí- replicó ella, indiferente.

- ¿Bailamos?

- Sí, por supuesto, señor Taisho.

El calor de la mano masculina traspasó la fina tela del vestido y quemó la espalda de Aome, enviando olas de sensaciones por todo su cuerpo mientras caminaban hacia la terraza. La música terminó al entregarse a sus brazos y ambos rieron, cohibidos.

- A propósito, apreciaría mucho que me llamaras Inu. Cuando me dices señor Taisho creo que le hablas a mi padre.

- ¿Sólo Inu? ¿No prefieres que te diga entrenador?

- No me importa si lo dicen los jugadores, pero sí viniendo de tí. -La música volvió a escucharse.- ¿Quieres que lo intentemos nuevamente?

- Me encantaría, Inu. -Aome se acercó y él la atrajo contra su cuerpo.

Huye ante el viento |Adaptación (Inuyasha)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora