Capítulo 2.1

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Aome no podía pasar desapercibida de pie frente a él. Los ojos dorados se clavaron en los de ella. Aome sintió pánico y trató de reprimir la fuerte atracción física que ese hombre ejercía sobre ella.

- Antes de empezar, me agradaría hacer una declaración en términos generales. El equipo regresó temprano este verano y en realidad están ansiosos por comenzar la temporada. Estoy particularmente conforme con los novatos y sus actuaciones, y también con los veteranos que los ayudan con la experiencia. El año pasado estuvimos muy cerca de lograr el triunfo y estoy seguro de que éste será nuestro año. -Inuyasha puso los brazos en jarra.- Ahora contestaré sus preguntas.

- ¿Entrenador? Kohaku estuvo estupendo en el puesto de receptor derecho en la práctica de hoy. ¿Existe la posibilidad de que Suikotsu sea desplazado por el novato? -preguntó un reportero, grabador en mano.

- Siempre existe esa posibilidad en la temporada, y los veteranos lo saben. Kohaku ha demostrado lo que puede hacer, pero nosotros preferimos la experiencia. Suikotsu comenzará en ese puesto -explicó Inuyasha.

Aome estaba impresionada por la forma en que él se manejaba a la multitud de reporteros agresivos. Respondía a las preguntas tranquilo y conciso, corrigiendo errores de concepto y desvirtuando rumores que circulaban en el mundo del deporte de Cleveland.

- Inu, ¿es verdad que War se dislocó el hombro en el partido de pretemporada con Cincinnati? -preguntó Jinenshi. Aome se sorprendió, ya que había charlado con Bankotsu hacía un rato y no le había parecido lastimado.

- Si me dieran un centavo por cada vez que se rumorea que War está lastimado, yo no estaría aquí con ustedes, muchachos. Estaría dando la vuelta al mundo en mi yate. -Inu rió divertido.- No, War no está lastimado. Está en excelentes condiciones físicas.

Las preguntas se fueron espaciando y Aome decidió lanzarse al ataque. Respiró hondo y comenzó:

- Señor Taisho.

- Sí, ¿señorita? -Inuyasha la saludó con un movimiento de cabeza.

- Represento al Shikonpress -dijo con timidez-. De acuerdo a las estadísticas nacionales, el número de espectadores de fútbol profesional ha subido al quince por ciento del público y las cifras van en aumento. ¿Los Guerreros han hecho esfuerzos combinados para atraer a las mujeres al estadio o como miembros de la organización de los Guerreros?

Unos murmullos apagados precedieron la esperada reacción de Taisho.

- Ah, sí, Aome, ¿no es verdad? -le preguntó, cruzando los brazos bronceados sobre el pecho-. En realidad, no he estudiado ninguna de esas estadísticas a las que se refiere. De cualquier modo, no tengo mucho que ver con las decisiones de la organización. Soy sólo el entrenador.

- ¿Los Guerreros han hecho algún esfuerzo para atraer a las mujeres? -continuó Aome con firmeza, aunque se sonrojó por la pregunta y por el hecho de que él recordaba su nombre.

- Pienso que en general las mujeres son atraídas por los hombres. No me parece extraño, entonces, que se sientan atraídas por un equipo completo de hombres que juegan al fútbol. Por lo tanto, creo que puedo decir sin temor a equivocarme, que los Guerreros están haciendo lo que pueden por las mujeres de esta ciudad -replicó en tono festivo-. No estoy muy seguro, pero sospecho que algunos jugadores hacen denodados esfuerzos al respecto. No los sigo en sus vidas privadas. Bastante tengo con seguirlos en el campo de juego.

La audiencia masculina rió de buena gana, pero Aome se mantuvo firme. Nada de esto hubiera sucedido si le hubiera concedido una entrevista privada de sólo quince minutos. Ella continuó:

- De acuerdo a una encuesta nacional entre las mujeres, hay veinte jugadores en el fútbol profesional que ellas encuentran adorables y atractivos. Y tres de ellos pertenecen a las filas de los Guerreros. Los Guerreros tienen más nombres en la lista que cualquier otro equipo en la LNF. En su opinión, ¿podría ser ésa la causa por la que las mujeres de Cleveland sobrepasan el promedio nacional de asistencia al campo de juego?

Inuyasha entrecerró los ojos pero Aome enfrentó la mirada, aunque comenzaba a sentirse algo mareada. Ignoró a la concurrencia y centró su atención en el hombre que tenía enfrente.

- Adorables y atractivos -gruñó Inuyasha-. No arruine nuestra imagen. Muchachos, no les digan a los de Acero, que mi equipo es adorable o ellos intentarán recomponer nuestros cuerpos. ¡Todos los de Acero son viles y horribles!

- Los de Acero... -murmuró Aome, como ausente. Buscó entre sus notas, incapaz de recordar si en la lista figuraba alguno de ellos. La risa creciente le hizo ver que malinterpretaban su actitud. ¿Creían acaso que no sabía quiénes eran los de Acero de Pittsburgh? Maldito Inuyasha Taisho por ponerla en esta situación, pensó enfurecida. Muy bien, si querían una función la tendrían.

- Este es un gran material -dijo un reportero, mientras el bolígrafo volaba sobre el anotador-. ¿Los de Acero? -la imitó-. ¿Podemos usar este material, entrenador?

Todos los hombres rieron a carcajadas, codeándose entre ellos. Jinenshi quedó de pie, meneando la cabeza, incapaz de creer lo que oía.

- Los de Acero son el equipo que vive camino abajo, señorita. -Inu habló con claridad como si se dirigiera a una criatura.- Jin, ¿la trajiste tú?

Jinenshi se encogió de hombros, incapaz de comprender la actitud de Aome.

- Me lo ordenó el jefe -respondió disculpándose.

Las risas alcanzaron su punto máximo y luego disminuyeron, excepto por alguna sonrisa que otra.

- Conozco muy bien a los de Acero de Pittsburgh -dijo Aome en medio del silencio-. Hasta Naraku "Ruin" Spider intenta establecer una imagen más suave en los avisos -porfió ella.

- Tengo algunos hombres de la ofensiva que jurarán que no hay nada de adorable ni de suave en Naraku "Ruin" Spider, o cualquiera de sus compañeros -insistió Inuyasha-. Estoy seguro que no hay nadie de los de Acero en la lista que usted tiene.

- No, pero como le dije, hay tres Guerreros: Bankotsu War, Koga Wolf y usted, entrenador Taisho -acotó Aome con voz dulce-. ¿Algún comentario?

Inuyasha Taisho mostró su rostro encarnado a las cámaras de televisión.

- Creo que le convendría revisar la lista de nuevo. Encuentro difícil de creer que las mujeres incluyan en la lista a un ex jugador agotado y con las rodillas malas. -Los otros rieron con él, haciendo bromas a Inu.- Creo que es hora de que volvamos a hablar de fútbol, ¿no les parece? -apuntó Taisho en cuanto se restableció el orden.

- Conseguí lo que vine a buscar -declaró Aome, satisfecha con su despedida.

Se obligó a permanecer entre la multitud, resistiendo las ansias de salir corriendo del campo de juego para descargar en llanto su frustración. Le dolía y latía la cabeza a causa del sol que caía de plano. No prestaba atención a lo que sucedía en la conferencia de prensa, cuando notó una actividad renovada en el grupo de hombres que estaba detrás de Taisho y se corrió para ver mejor. Un jugador con la camiseta manchada por el césped, se sentó en el banco, sosteniendo un lienzo contra el rostro. Un hombre de pie frente a él, enfocaba una linterna de bolsillo en cada ojo. El jugador se sacó el paño de la cara y pareció explicar lo que le había sucedido. La sangre manaba de una herida profunda en el puente de la nariz. Aome permaneció inmóvil, mirando al jugador herido. Cuando el médico retiró la piel suelta para revisar la herida, la cabeza de Aome comenzó a girar y aunque sabía que tenía los ojos bien abiertos, sólo veía sombras.

- Oh, no -gimió ella, dejando caer el anotador al querer asirse del brazo de Jin.

Inuyasha Taisho, al ver empalidecer a Aome, se adelantó justo a tiempo para recibir el cuerpo inerte contra su pecho. La alzó en sus brazos y la cabeza de Aome descansó en su hombro, mientras una cascada de cabello oscuro caía cubriéndole el pecho.

- Caballeros, como pueden ver, tengo las manos ocupadas. Creo que será mejor que por hoy hagamos un alto en las preguntas -dijo con admirable presencia de ánimo.

Huye ante el viento |Adaptación (Inuyasha)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora