Lo tengo en mi mano, mis manos húmedas y algo resbalosas, siento mi cara cada vez más húmeda, muevo mi cuerpo con sensualidad, esbozó una sonrisa y lo llevo hasta mi boca.
– ¡ALELUUUYAAA! ¡ALELUUUYAAA! ¡Eh! –escucho que golpetean la puerta y con prisa abro la cortina del baño. – ¿¡QUE!?
– ¡Margot! Maldición, podrías apresurarte, deja ya de cantar y sal del baño –cierro la cortina y alzo mi cara para recibir más y más del agua tibia.
– ¡ALE, ALEJANDROOOO!
– ¡Mamáaaaaaaaa! –dejo salir un bufido y termino de cerrar la llave de la regadera.
–Odio cuando me quitan la inspiración.
Con un traspié salgo de la ducha y envuelvo mi cuerpo en la toalla, luego mi cabello húmedo en una más pequeña y me coloco delante del espejo, me cepillo los dientes con rapidez ya que en este momento el golpeteo de la puerta me causa una jodida migraña, me doy una sonrisa y estoy lista.
Al abrir la puerta encuentro a mi hermano con su semblante de total enojo yo le sonrió y paso a su lado. En ese momento aparece mamá, quien intenta decir algo, pero como siempre llega tarde para ayudar a mi hermano a que yo salga del baño, ella me da un guiño y se da media vuelta para regresar hacer sus cosas.
Entro a mi habitación y me suelto el cabello, creo que esta vez me excedí con el color, me miro al espejo y sonrió amplio, comienzo hacer morisquetas y delante de este, escucho la puerta de mi habitación abrirse y un grito me aturde.
– ¡Margot! ¿Qué? ¿Qué? ¿Qué te has hecho? –con prisa mamá se acerca a mí y toma mi cabello entre sus dedos. – ¡¿Rubio?! ¿Qué ocurre contigo? Te di permiso de teñirlo, pero no de estos colores, al director no le va a gustar, ¡DIOS!
–Estaba pensando luego teñirlo de rosa o purpura –me encojo de hombros, el coscorrón que mamá deja en mi cabeza me deja viendo lejos.
–Ni se te ocurra Margot, no quiero que nuevamente me llamen la atención en el instituto, suficiente tuve con el pasado año, solo 15 días con este color y luego lo teñirás oscuro ¿Ok? –bufo y termino por asentir.
–Ok –ella me sonríe y yo hago lo mismo. – ¿Deseas algo? Debo destacar que entraste sin siquiera tocar mamá –ella se sienta al borde de mi cama y me mira fijamente a través del espejo. – ¡Ay no mamá! No vengas con tus sermones de primer día de escuela.
–Nada de intercambio de saliva en el primer día, por favor, nada de sexo bajo las gradas del instituto y mucho menos llames la atención en el auditorio subiendo tu blusa y mostrando tus pechos –aturdida la observo, entrecierro mis ojos – ¡¿Qué?! Lo digo por experiencia.
–¡Mamá! ¡Qué asco!
Ella ríe a carcajadas se coloca de pie y al acercarse, deja un beso a un costado de mi cabeza y sale de mi habitación. Una sonrisa se forma en mis labios y realmente la manera en que mamá me ayuda a sobrellevar mi primer día de instituto es algo pasable. Este es mi penúltimo año, y para mi hermano el último año de instituto.
Ambos vamos al Hood River School, vivimos en un pueblo muy habitado, Hood River en Oregón, mamá es de Houston, Texas, y papá, bueno, él simplemente ya no está con nosotros físicamente. No, no es porque falleció es que el muy desgraciado se metió bajo las faldas de una de sus secretarias y le gusto sentirse como todo un jovenzuelo y opto por la secretaria mil veces que por su propia familia.
Cepillo mi cabello y termino de secarlo, arreglo un poco mis cejas, masajeo mis mejillas que son un poquitín regordetas, intento delinear mis ojos para resaltar un poco el color ambarino de mi iris, pero siempre termino por parecer un panda. Así que mejor solo utilizare mascarilla de pestañas y un labial suave. Escucho el sonar de una bocina y al bajar la mirada me doy cuenta que aun voy en mi toalla mojada.
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Conexiones.☆
Teen FictionLibro 1 - El hilo rojo. ¿Desde cuando podemos sentir una conexión con alguien ajeno a nuestra vida? ¿Quizás al tocar su mano? ¿Al sentir su cercanía? O simplemente ¿Al escuchar su voz? En esta ciudad llamada Hood River, un grupo de estudiantes come...