Capitulo 24

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El rizado podía sentir el aliento del contrario sobre él, su mirada fija, su inconfundible calidez y aroma. Alzó sus cafés ojos enfrentando el miel de los contrarios, Chris mantenía una mano por su cintura y la otra por el resto de su espalda alta, la cual no duró mucho tiempo en ese lugar, pues el ojimiel llevo la mano hacia el rostro de Joel, quien contuvo la respiración al instante. El suave toque de los dedos contrarios viajaron de sus mejillas hasta sus lentes, para ese preciso momento Joel ya no sabía si seguía respirando, y de no ser así, se preguntaba si esa era su agonía.

Entonces Christopher paseó su mano hasta por debajo del mentón levantandolo un poco, los ojos del rizado no pudieron abrirse más, así el castaño inició un lento y pausado camino, recorriendo el escaso espacio que los separaba, con la única meta de los labios contrarios. Joel creía que en cualquier momento le vendría un paro cardiaco, no lo creía conveniente, no en ese momento, no... aún. Y justo cuando los labios de Christopher estaban por rozar los suyos, Joel giró el rostro hacia otro lado, logrando así que los labios del más alto se estamparan en su mejilla, en un cálido y dulce beso.

Durante un escaso momento después del repentino acto, ni Joel ni Christopher sabian qué hacer, parecía que ambos habían caido en una especie de trance y ensimismamiento compartido.

-Joel- comenzó diciendo el castaño -yo... yo...-

El rizado miraba hacia otro lado, incapaz de ver directo al castaño. No obstante hubo algo que sí lo sacó de la extraña situación, un olor, un olor que anunciaba que algo se estaba... quemando.

En un rápido movimiento se safó del agarre de Christopher, girandose para apagar el ya quemado arroz.

-¡Waah! ¡Pero qué!- Un alarmado Christopher se precipitó para ayudar a Joel.

Después de controlar la situación de la comida quemada, el castaño intentó hablar para disculparse, pero antes de hablar, Joel comenzó a reir, primero suave y finalizando en carcajadas. Christopher parecía aturdido, más que por no saber la causa de la risa del otro, era por ella, por su risa.

-Creo que es verdad, lo que tocas en la cocina termina quemada- explicó el rizado una vez su risa se hubo calmado, Christopher entendió el punto y sonrió apenado -¿Llamó para una pizza o comemos arroz frito quemado?-

Preguntó Joel por último, y a la vez más comodo con Christopher que las veces anteriores, por ilógico que pareciera, ahora se sentía más libre de cualquier cosa con el castaño que otras veces. No sabría explicar porqué o cómo, después de todo hacia tan sólo unos minutos que Christopher había intentado besarle. Sólo sentía que tal vez el ojimiel de hermosa sonrisa era más parecido a él de lo que pensaba, en el momento en cuestión, Joel pudo observar el ligero sonrojo de Christopher, así como el esfuerzo por ocultarlo, y al estar abrazados sintió el palpitar del corazón contrario, que no se diferenciaba demasiado con su propio pulso. Eso le tranquilizaba, eso quería decir que no era el único que se alocaba por dentro y le agradaba no ser el único.

Comieron entre plática y risa, sin dejar tiempo para las formalidades o los nervios y la vergüenza.

Christopher insinuó querer tratar hablar de su familia en un par de ocasiones, pero Joel había sabido cómo esquivarlo, dejándole claro al castaño que no tenía intenciones de hablar sobre el tema, al menos no por el momento. Christopher no volvió a tocar el tema.

-Y de nuevo se nos hizo de noche- Dijo Joel, viendo a través de la ventana la oscuridad nocturna.

-Antes de irme- comenzó Christopher titubeante -podría... ¿conocer tu habitación?-

Por una ridícula razón a su parecer, Joel sintió sus mejillas inundarse de color rojo.

-Eh, claro- Aceptó algo dudoso, encaminandose a las escaleras, acompañado de un sonriente Christopher.

Como si no nos hubieramos amado || VirgatoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora