Capitulo 19

250 47 3
                                    


Volvía a repetirse, ese nuevo sonido en su lista de odio que avisaba una llamada entrante. Se repetía cada minuto, sin cesar, recordándole que existía, que estaba ahí, que era real lo que había pasado esa tarde, y lo odiaba. No podía reaccionar, era incapaz de querer reaccionar, estaba más aturdido que herido. Eso lo descubrió llegando a su habitación, cuando las ganas de llorar desaparecieron, cuando esa necesidad le pareció ridícula e infantil.

Debía haberlo sabido, no era algo nuevo. Sólo habían pasado cinco días juntos, no era nada extraordinario el que todo resultara una mentira.

Pero había algo que no le cabía en la cabeza, algo que no alcanzaba a comprender...¿Por qué el celular no dejaba de sonar?

Estaba recostado boca abajo en su cama y veía su teléfono al otro lado de la habitación moverse por la vibración, encenderse por la notificación, emitiendo la molesta melodía que tiempo atrás había escogido como ringtone.

¿Por qué no dejaba de sonar?

¿Por qué lo llamaban?

¿Quién llamaba?

¿Por qué eran tan endemoniadamente irritantes?

Cansado de eso se levantó y cogió el teléfono entre sus dedos. Observó el número que se aparecía en pantalla anunciando quién era, nadie, no literal claro, pero el número era desconocido, y si era equivocado juraba ir a donde esa persona y golpearla.

Tal vez eso le haría sentir mejor, desahogarse con violencia hacia una persona molesta y desconocida...

-Número equivocado- Fue lo primero y último que estaba dispuesto a decir después de contestar.

-¡No! ¡Espera!- escuchó que le pedía una voz conocida, familiar... pero en esos momentos desagradable.

Por una razón cruel e indiferente, decidió seguir escuchando, aún cuando la simple voz de esa persona le provocaba náuseas.

-¿Joel? ¿Sigues ahí?-

-¿Qué quieres Velez?- dijo Joel, para su sorpresa con voz firme.

-No Joel, espera yo... necesito hablar contigo...-

-Pues yo no-

-Por favor, por favor, necesito explicar...-

-¿Explicar qué? No Christopher, no caeré en ningún otro tipo de juego tuyo, adiós- y colgó.

Firme y decidido, con las manos temblorosas, el pecho agitado, y los nervios después de hacer algo que jamás imaginaste hacer.

El teléfono siguió sonando y Joel lo siguió ignorando hasta que decidió apagarlo.

¿Qué o quién se creía Christopher para hacer semejante petición?

¿Qué le iba a explicar?

"Ay perdón, no te reconocí, y hablábamos de otro campamento de nerds de libros al cual también asistí"

Y una mierda.

Ya no podía más, no por ese día. Se adentraría en un profundo sueño de dos días, y si despertaba sin poder dormir de nuevo, leería como en el mismísimo infierno. Sí, eso haría talvez con algo de helado incluido.

Sin embargo cuando se disponía a iniciar ese maravilloso plan depresivo en su fin de semana, alguien comenzó a tocar el timbre de su casa como si la vida de ésta persona dependiera de ello.

Otro sonido a la lista...

De mala gana bajo a atender a tan apurada persona. Ahora sí, si no era una verdadera emergencia le rompería los dientes a quien sea que fuese.

-¡Ya voy!- gritó antes de abrir y aún antes de siquiera ver a la otra persona comenzó -¡Qué quie...!-

Tiempo le faltó para poder reaccionar, ahora se encontraba entre unos fuertes y cálidos brazos que le rodeaban el cuerpo. Le abrazaba de una forma tan gentil y amable, que casi se la creyó.

-Perdón Joel, perdóname, por favor, fui un idiota...- escuchó como rogaba Christopher lo cual incremento el enojo del rizado.

Llevó sus manos, que hasta ahora tenía a los costados, al pecho del castaño como si fuera a corresponder el abrazo, pero al contrario de eso lo empujó con una fuerza sobrehumana para su debilucho cuerpo.

-Lárgate de mi casa- ordenó Joel con expresión dura.

-No Joel yo...- Antes de que pudiera seguir hablando, Joel le azotó la puerta en la cara.

-¡Vete!-

-¡No! ¡Necesito explicarte!-

-¿¡Qué me vas a explicar!? ¿¡Cómo te burlaste de mí!? ¡No gracias!- gritó Joel luchando para que no se le quebrara la voz.

-Por favor, por favor... sé que soy un idiota, perdóname, necesito explicarte...- a pesar de todo, Christopher seguía rogando de una forma tan sincera que Joel creyó que cedería a abrirle la puerta, invitarlo a pasar y que explicara todo lo que según quería decir con una tasita de café y galletitas.

-Si quieres hablar, hazlo- dijo como último recurso sin abrir la puerta.

-Perdón...-

-Eso ya lo dijiste-

-No, es que... yo no quería, bueno, me dejé llevar, verás, para estar en ese círculo tienes que cuidar muchas cosas... idioteces, y por algún estúpido motivo yo quería seguir formando parte de él... es una razón tonta, lo sé... pero yo no sabía que tú estabas ahí hoy y reaccione igual a como me enseñaron cuando alguien... no popular te habla...-

Aún con la puerta cerrada, Joel casi podía imaginárselo con la cabeza gacha y los ojos arrepentidos, nada congruente con lo que decía.

-...después de decir eso, en verdad me sentí una mierda- continuó Christopher -y en cuanto te vi y supe que escuchaste, fue aun peor, yo no quería que estuvieras ahí con ellos, y después te fuiste- hizo una larga pausa, Joel se preguntó si seguiría ahí -¿Sabes? Cuando llegó la hora de pagar fue otra persona en lugar de ti, le pregunté porqué no habías ido tú, me dijeron que tuviste que irte por una emergencia, entonces salí corriendo y te llamé, pero a pesar de cuanto te llamara no contestabas. Toqué en varias puertas den esta manzana antes de dar contigo... sé que no es suficiente explicación y que más bien suena igual a una boba excusa-

Joel bufó exasperado. ¿Y qué? ¿Ahora quería que saliera corriendo y le abrazara? Estuvo a punto de subirse a su habitación y ya no escuchar más, pero Christopher volvió a hablar reteniendolo de alguna manera.

-Me costó el que decidieras responder mis preguntas y yo voy haciendo estupideces arruinando todo...- se lamentó Christopher, su tono de voz decayó y Joel sintió flaquear su dura voluntad por un segundo -Por favor deja que te enseñe cuan en serio hablo, que en verdad lo siento...-

-Ajá sí...- murmuro Joel con burla tratando de ignorar sus sentimientos.

-El lunes, en la mañana-

-¿Qué?- preguntó Joel aturdido ante el repentino cambio de tema.

-Vendré por ti, iremos juntos a la escuela y haré que confíes en mí de nuevo, por favor-

Joel abrió la boca como para decir algo, protestaria, por supuesto que lo haría, pero antes de objetar algo al respecto, oyó la despedida de Christopher y después sus pasos ajetreados alejándose.

Como si no nos hubieramos amado || VirgatoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora