Capitulo 25

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Por un segundo creyó haberse olvidado del significado de las palabras, no podía asimilar la pregunta y mucho menos contestarla. Estaba bloqueado, su mente estaba en blanco lo cual solo hacia que se sintiera mas nervioso.

El que le estuviera mirando directamente a los ojos no ayudaba, pero por una razón tan poderosa como desconocida, no podía dejar de ver el destello de los ojos contrarios. Tenían algo, algo extraño e inquietante, era como si fueran otros, estaba el característico brillo que los acompañaba, el mismo claro y a la vez tan intenso color miel, no sabía definir lo que ahora también desprendía esa mirada color miel. Era indescifrable, y lo único que lograba observandolos fijamente, en esa posición tan extraña, como perturbante y a la vez, tan tierna, era ponerse a sí mismo todavía más nervioso, sentirse más fuera de lugar, incrementar el curioso hormigueo en su estómago, el incontrolable latir de su corazón.

-¿Lo harías?- preguntó de nuevo el castaño -Arruyame con tu dulce voz-

En un acto deseperado de no volverse loco ante las peticiones del castaño, safó sus dedos del enlace que mantenían con los otros, y con ambas manos le tapó los ojos.

-¿Pero qué...?-

-Tan sólo... deja de hablar, por favor- pidió Joel. Sus manos temblaban pero luchaban por mantenerse firmes sobre la piel de Christopher, con voz temblando explicó -yo... no creo poder aguantar más, no contigo mirándome de esa forma y diciendo esas cosas...- de pronto un valor para poder expresar lo que sentía le invadió, sabía que era algo pasajero, que sólo se era porque Christopher no le estaba viendo -¿Acaso... sabes lo mal y nervioso que me pones cuando dices tantas incoherencias?- su voz a cada segundo que transcurría se convertía más en un suave susurro, se esforzaba por seguír hablabando -Por favor... por favor ya no provoques que mi mente y mundo se pongan de cabeza con tan sólo una palabra tuya, por favor...-

-Tú tampoco eres consciente de lo que provocas en mí, de lo que me estás haciendo- dijo Christopher, colocando sus manos sobre las de Joel, impidiendo así que las quitara de sobre sus párpados -Sólo
una canción, por favor-

Aunque se lo dijera y pidiera de esa manera el rizado no se sentía capaz. Sin embargo, el tono de su voz por sí sola comenzó a salir, no como un canto o por medio de palabras, si no por un tarareo agradable y apacible, sincronizando una dulce y tierna melodía.

No sabía durante cuánto tiempo estuvo así, acurrucandolo contra sus piernas en esa tranquila canción. Sólo se enteró de que había transcurrido bastante tiempo cuando la respiración del mayor
se convirtió en una pausada y pesada, "se quedó dormido", pensó, e indeciso sobre lo qué debía de hacer, se levantó cuidadoso dejando la cabeza castaña encima del colchón.

Sin embargo una de sus manos manos seguía siendo presa del agarre contrario, trató de zafarse, pero antes de que pudiera asimilar lo que estaba ocurriendo, ya se encontraba al otro lado de la cama, acostado a un lado de Christopher.

El castaño lo había jalado para tirarlo encima del colchón, e hizo que rodara un instante sobre él, para colocarlo al otro extremo. Resultaba increíble que de un momento a otro terminara así, y todavía más sorprendente resultó ser acogido por esos fuertes y amables brazos.

La espalda de Joel se encontraba pegada al pecho de Christopher, quien le abrazaba por atrás en un acto de ternura infinita, ambos recostados de lado, por ello el rizado podía sentir la profunda y tibia respiración del castaño sobre su cuello, una y otra vez. Los ojos del menor estaban de par en par, mirando fijamente la pared sin saber qué hacer, cómo sentirse, qué pensar.

Mucho antes de que su enredada cabeza siguiera trabajando y le impidiera disfrutar la situación, su mente se londejo en una zona de cansancio y comodidad, donde cayó irremediablemente dormido.

Como si no nos hubieramos amado || VirgatoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora