Capitulo 2

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Él me giro tirandome sobre el frío y húmedo suelo, cerré mis ojos con demasiada fuerza tras el impacto que recibí, sin embargo en cuanto volví a abrirlos supe de quien se trataba.

Zabdiel. 

¿¡Por qué demonios el chico más popular y el más idiota de la escuela estaba sobre mi para hacer quién sabe qué!?

Abrí mis ojos de sobremanera... no lo entendía. No podía procesar tanto en tan poco tiempo. Zabdiel con su otra mano empezó a masajear mi miembro. ¿¡Qué mierda!? Esto era repugnante y asqueroso, mi temor sólo incrementaba, esto no podía estar sucediendo, esto era imposible y absurdo.

Intenté gritar de nuevo, ordenarle que me soltara, pero mi boca seguía tapada y sólo se escuchaban palabras y forcejeos ahogados. El miedo crecía dentro de mi cada vez con mayor intensidad, mi respiración se tornó agitada y mi corazón latía sin control. No me importaba que el fuera popular eso no significaba que perdería mi virginidad con éste imbécil a la fuerza.Tenía que calmarme, si lo hago puede que disminuya la fuerza y me dé la oportunidad para hacer algo, para salir de esta terrible situación.

—Vaya, vaya, parece que ya te resignaste...— empezó a decir con su asquerosa voz burlona —pero no te hagas ilusiones, que esto sólo es para desahogar—

Como pude me zafé de su agarre y con mi mano lo empuje con todas mis fuerzas, esto lo distrajo de su mano en mi boca por lo que dejo de hacer presión sobre ella, lo suficiente para poder morderlo.

—¡Argh!— se quejo

En un movimiento rápido me incorporé un tanto con ello logré darle un gran golpe en sus partes, lanzó un alarido de dolor. Con él retorciendose de dolor me levanté del todo para salir corriendo, pero iba desnudo, fui a donde mi ropa y traté de ponérmela rápido, sin embargo sólo logré ponerme una playera y mis pantalones a medio abotonar antes de que unas manos me aprisionaran de nuevo.

—Maldita rata ¿qué mierda te crees? Esto te costará muy caro...—

De nuevo me tiró al suelo, se montó sobre mí pero ahora con otras intenciones de golpearme quizá... o eso parecía. Me golpeó fuerte en mi mejilla derecha, luego en la izquierda, para cuando venía el tercero pensé que ya no había milagro que pudiera salvarme de tremenda golpiza.

Escuché un sonido sordo, la puerta del lugar se abrió dejando ver al profesor de literatura.

—¿¡Qué está pasando aquí!?—preguntó claramente alarmado y enojado por la situación.

¡Ja! Ahí la tienes popular sin medio cerebro...

Zabdiel se levantó en un instante e intento aclarar algo, pero no salía nada coherente de su boca. A eso me refería con que era un gran idiota.

—Él me estaba espiando y acosando— empezó Zabdiel, yo abrí grandes mis ojos.

—¿Perdón?—pregunté incrédulo.

—Vistanse de inmediato. Los quiero en mi oficina en cinco minutos—
Esas palabras fueron como una fórmula mágica para Zabdiel, quien se vistió tan rápido que olvidó que yo estaba ahí, me gustaría haber podido hacer lo mismo, olvidar que estaba ahí, que me golpeó o que estuvo a punto de hacerme... eso.

No podía, era demasiado horrible recordarlo, pero no era capaz de pensar en otra cosa, me daba asco, me hacía querer llorar, pero no debía hacerlo, no debía darle esa satisfacción, justo un poco antes de llegar, Zabdiel me detuvo bruscamente. 

—Si dices una sola palabra sobre lo que pasó, no vivirás para repetirlo, me encargaré de que mientras sigas aquí tu vida sea una tortura— me amenazó justo antes de entrar a la oficina.

Mi respiración se agitó, ya veía venir esa amenaza, pero ahora ¿qué demonios pasaría? El profesor nos indicó que nos sentaramos.

—Ya que están aquí vestidos, díganme qué sucedió ahí adentro— nos miró duramente. ¿Por qué? ¡Yo había sido el atacado! Y no sólo de esa forma. Era evidente.

—Esta cosa me estaba espiando, y creo que se estaba tocando mientras lo hacía, me dió tanto asco que no pude resistir el impulso de golpearlo por marica—

¿¡Qué-demonios-sucede!? ¡Eso es mentira! Y aparte, ¡Es un homosexual reprimido! Uno de esos que finge odio y desapruebo a los gays, sólo para ocultar que él es uno.

Abrí mis ojos atónito, rogaba a todas las deidades del universo porque el profesor no le creyera. Y gracias a Dios, creo que notó mi cara, porque miró burlón a Zabdiel.

—¿En serio quieres que me crea eso?— cuestionó calmado.

—P-pues, es... es la verdad. .— ¡Sí! Titubeo, titubeo, titubeo, ¡Titubeo! La suerte no estaba del todo en mi contra.

—Sé que lo debiste haber amenazado, así que no te voy a preguntar nada al respecto Joel— me miró suavemente, ¡Gracias profesor! —Por lo que no voy a hacerles nada a ninguno de los dos— Espera... ¿Qué?

—¡Yes!— susurro triunfante Zabdiel. Era mí fin, me golpearia al salir...

—Sin embargo, si Joel llega golpeado mañana, o pasado, o cualquier día de su preparatoria aquí, lo reportaré a usted señor de Jesus— señaló a Zabdiel con su dedo —como el autor de las lesiones de Joel y lo haré como si yo mismo hubiera estado presente—

—¿¡Qué!? ¿Pero qué tal si lo golpean fuera?— ¿Así o con menos neuronas?

—Me va a importar muy poco, así haya pasado un año, yo lo reportaré, cobrándome ésta que sí vi, ahora fuera—

Zabdiel estaba que se lo llevaba el diablo, yo sólo sonreí con disimulo, antes de salir, murmuré un gracias para el profesor. Salí al vacío pasillo creyendo que Zabdiel ya se había ido pero, de nuevo, unas manos me agarraron por el cuello de mi playera,empujándome contra la pared y levantándome un poco sobre el suelo.

—No me importa lo que diga ese viejo, nadie se burla de mí, tú me la pagarás muy caro y lo lamentaras. No creas que esperaré demasiado antes de hundirte en el más profundo hoyo, te causaré tanto dolor que desearas nunca haber nacido—  dijo con voz grave, me soltó sin el más mínimo cuidado, y se encaminó al otro lado del pasillo.

Podía sentir lo rápido de mis latidos por todo mi cuerpo, una gran angustia creció dentro de mí. ¿Me golpearía? No lo creo, él no se arriesgaria a ser expulsado... entonces, ¿Qué haría?

Acaso podria existir algo tan malo como para que el pudiera cumplir con su promesa. No, no lo creo.

Como si no nos hubieramos amado || VirgatoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora