Capitulo 5

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Nuestros rostros estaban tan cerca a tan solo unos centímetros de distancia, incluso podía sentir su respiración sobre la mía, empeoró cuando bajo su mirada a mis labios

¿Haría lo que estoy pensando?

No, eso no era posible

¿o sí?

—Tienes unos ojos muy bonitos— regreso su mirada a la mía, como si supiera que sus palabras causarían un mayor impacto en mi que su mirada, no se equivoco porque estaba seguro que ya estaba sonrojado

¿Por qué tenía este tipo de reacciones con él?

—¿Qu…qué?— pregunté nervioso, el sonrió, esa sonrisa amable y hermosa…

—¿Quieres que lo repita? Estas más rojo que un tomate— dijo sonriendo aun más, provocando que mis ojos se abrieran por la sorpresa —aunque debo admitir que así te ves adorable—

—Hemos llegado— anuncio una voz, Christopher se despego de mí y se levanto para luego irse

“Dejaras que te diga esas cosas para burlarse de ti y lo dejarás ir como si nada” me reprimió mi voz interna. Si eso era, solo me jugó una broma, solo eso.

Avergonzado y enojado por pensar que ese momento había significado otra cosa, me levante y baje del autobús siendo el último.

[…]

Nos formaron en grupos, para luego adentrarnos hacia el campamento, era un lugar extenso lleno de pinos y árboles frondosos, el clima era algo frio, pero era muy calmado.

A cada grupo nos habían asignado un guía para no perdernos, para mi fortuna Christopher no estaba en mi grupo, llegamos a una locación dentro del bosque donde se podían ver siete cabañas, una señora que se veía algo mayor se subió a un podio instalado en medio de las cabañas.

—¡Bienvenidos al campamento! Espero que les guste las actividades que tenemos programadas para ustedes, además de los premios que sabemos les gustaran…— dijo emocionada, un silencio sepulcral se instalo en medio del discurso, lo unico que faltaban eran el sonar de los grillos para completar el silencioso ambiente, un poco incomoda la señora continuó —bueno, en un momento les pasaremos las hojas donde se les informara con quien compartirán cabaña—

Empezaron a entregarnos circulares donde venían el número de cabaña en la que estaríamos y la persona con la que compartiría cabaña.

En la hoja indicaba que me tocaba la número 6 y compartía con una chica llamada Shirley, genial no sería con Christopher… demonios ¿¡porque me siento decepcionado!?

—Ahora que saben dónde y con quien se quedaran, instálense, mañana iniciara este campamento— se despidió la señora

La cabaña era como cualquier otra, mediana y solo con lo necesario, lo que se podía considerar extra era el librero abarrotado de libros, dos camas divididas por una pequeña pared, un baño y escritorios a cada lado.

Decidí esperar a mi compañera para que eligiera el lugar que le gustaría pero pasaron varios minutos y no había ninguna señal sobre ella, el lugar no era grande y las cabañas tenían un ENORME letrero con el número en la parte de arriba.

Solté un suspiro y me dirigí al baño si no llegaba en este tiempo me acomodaría donde yo quisiera, un poco antes de salir del baño escuché como abrían y cerraban la puerta, justo a tiempo.

Apenas salí vi algo que me dejo en shock, Christopher estaba ahí, desvistiéndose. Un poco confundido y avergonzado decidí ignorarlo e irme a mi cama.

—¡oh así que eras tú!— dijo él con su característica voz alegre

—¿eh? Ah, sí, y…— empecé algo torpe, pero pensandolo mejor ¿No me tocaba con una chica? —pero ¿Qué haces aquí?— mostro una sonrisa de lado que no supe interpretar.

Como si no nos hubieramos amado || VirgatoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora