Capitulo 9

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—¡Encontré uno!— exclamó emocionado, Chris sonrió.

—¡Genial! Uno de...— empezó y se quedó a la mitad, viendo que no había prestado la atención suficiente.

—De seis Christopher— le completó lanzándole una mirada de desapruebo —Sé que este campamento es para ti un castigo, pero pon atención— terminó con tono de regaño de escuela.

—De acuerdo, bien— le respondió Chris sonriendo.

Después de eso, siguieron caminando por un rato, rodeando algunos árboles y examinando la arboleada, asegurándose de revisar bien el lugar.

Estaban por encontrar el libro número cuatro, cuando se empezaron a desesperar pues ya no se veía una gran variedad de árboles y todo se empezaba a ver mucho más desierto.

—Creo que ya nos alejamos de la zona límite— comentó Joel.

—Pero no hemos visto ningún letrero—

—Pues tal vez están mal colocados o se cayeron, como sea, deberíamos regresar y revisar de nuevo—

—De acuerdo—

Cuando dieron media vuelta para regresar, en un árbol a lo alto el castaño vio algo.

—¡Mira!— gritó Christopher.

—¿Qué?— Preguntó Joel observando a donde el otro le apuntaba —¡Oh, puede ser el quinto!—

—¡Sí! Subo por el— agregó quitándose la mochila y caminado hacia el árbol, pero Joel lo detuvo.

—Espera, espera, eso está muy alto, puede ser peligroso. ¿Estás seguro?— dijo con tono desconfiado, tratando de ocultar su preocupación.

—Estaré bien Joel, ya verás— contestó Christopher guiñándole un ojo.

—De acuerdo...— expresó aún no muy seguro.

Christopher se acercó al gran árbol y empezó a escalar, colocando pausadamente un pie sobre alguna imperfección del árbol, más adelante en ramas, Joel observaba cada movimiento apretando sus manos hechas puños del nerviosismo, rogando porque no se cayera.

Cuando hubo alcanzado el libro, se sujetó con firmeza y se lo mostró desde arriba a Joel con una acción de victoria.

Luego comenzó a descender, un poco antes de la mitad de su camino estuvo a punto de resbalarse, con lo cual a Joel casi se le para el corazón.

—¡Estoy bien, tranquilo!— le gritó Christopher desde arriba, como si hubiese imaginado la preocupación del menor.

Sin embargo, un par de metros y medio antes de tocar el piso, su pie no tocó donde debía, perdiendo el equilibrio, ocasionando que se resbalara y cayera.

—¡Christopher!— gritó Joel, se acercó rápidamente al cuerpo tendido del otro —¡Christopher!— le gritó de nuevo, pero no recibía respuesta, pues el otro estaba inconsciente.

Sentía que su corazón se le saldría del pecho en cualquier momento, tenía que hacer algo para ayudarlo. Un hilo de sangre empezó a salir de la cabeza del mayor, lo cual incremento la angustia de Joel.

—A ver...— dijo en un susurro así mismo, acomodó el cuerpo del mayor asegurándose de que el pulso siguiera constante, trato de despertarlo innumerables veces, pero nada, Christopher no reaccionaba.

Sacó todo lo que traía en su mochila, tratando de encontrar algo que le ayudara, una gasa, un pequeño frasco de alcohol, y una venda. Con eso podría.

Con cuidado, limpio la sangre de la cabeza ajena, puso un pedazo de gasa y luego la vendo haciendo presión, revisó si no traía otras heridas, un par de raspones en los codos, que también
limpió con alcohol.

Trató de llamar, con los pequeños aparatos de emergencia, pero ninguno funcionaba, de nuevo trato de hacer reaccionar al otro, obteniendo los mismos resultados y como si el clima se hubiera
puesto de acuerdo con la situación, se empezó a poner nublado y pequeñas gotas empezaron a descender del cielo.

Joel tomó a Christopher por los hombros y empezó a jalarlo hacia un lugar donde no les diera mucho la lluvia, colocándolo bajo unos grandes arbustos dónde sólo cabía uno.

Una densa pero constante lluvia se instaló sobre el bosque, Joel estaba sentado bajo la lluvia frente a Christopher, quien seguía sin reaccionar, con las rodillas pegadas al pecho.

Un quejido sacó de sus pensamientos a Joel, Chris empezó a incorporarse y se sentó tocándose la cabeza, con malestar.

—¿Qué pas...?— inicio sin poder terminar ya que Joel se abalanzó sobre de él, abrazándolo.

—¡Idiota! ¿Sabes lo preocupado que estaba?— le reclamó Joel, sin importarle mojarle.

—¿Eh? ¿Lo siento?— sugirió Christopher, aun confundido —¿Qué pasó?—

—Resbalaste y caiste, te abriste la cabeza, y no reaccionabas, me precupe— contó Joel al borde de las lágrimas, Chris se sorprendió ante la acción del rizado qur luego se separó de él y lo miró a los ojos.

—No vuelvas a hacer eso en tu vida. ¿Entendiste?— Christopher sonrió con ternura

—Entendido— concluyó, acercándose al menor y dejando un suave beso en las comisuras de los labios ajenos.

Joel abrió los ojos se golpe, más que sorprendido, no le cabía en la cabeza que Christopher hubiera hecho eso, era ilógico, no concordaba.

—¿Por qué?— preguntó Joel, importándole poco estar llorando.

—¿Por qué, qué?— regresó la pregunta Christopher.

—Hablo de esto, Christopher— contestó con brusquedad —Vienes de la nada con la idea de conocerme, lanzas cosas y palabras que me ponen de nervios y disfrutas viendo mis reacciones—  vociferó Joel, con tono herido y frustrado, simplemente no entendía, Christopher intentó abrazarlo y calmarlo, pero no se lo permitió —No Christopher, escucha, no quiero que me utilices como tu juguete, lo dejé claro desde un principio, he accedido porque has sido muy insistente, pero... no entiendo...— finalizó Joel quitándose las gafas y tratando de secar sus lágrimas, en un inútil intento de calmarse.

—No Joel no es lo que...— trató de explicar el ojiazul.

—¿¡Entonces que es!? ¿Por qué lo haces?— interrumpió el rizado.

Christopher tomo las muñecas de Joel entre sus manos, haciendo una ligera presión impidiendo que el otro de safara.

—¿Crees que me acercaría a un hombre sólo por jugar? ¿Por diversión?— casi gritó el castaño con expresión dura —No Joel, no sé si no he sido lo suficiente evidente, pero me gustas Joel, por eso estoy aquí contigo ¿En serio crees que estoy aquí por un castigo? Sé que es muy pronto para pedirte algo a cambio de lo que siento, pero te aseguro que me esforzare para que confíes en mí—

Decir que Joel estaba en shock sería poco, aun no podía creer lo que acababa de escuchar, no era posible.

—Pero...— empezó con voz trémula —¿Por qué... por qué yo?—

Por más que Christopher le soltara todo eso con más que sinceridad, Joel necesitaba razones, nunca antes había pasado por algo, siquiera, remotamente parecido.

El mayor sonrió aliviado al saber que esa era la verdadera preocupación del rizado.

—Ni yo lo sé con seguridad— inició soltando las muñecas del menor, y llevando sus manos al rostro contrario, acunándolo —supongo que es porque, eres sólo tú. Sólo Joel—

Como si no nos hubieramos amado || VirgatoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora