Capitulo 35

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Christopher observaba retante al de ojos cafes, como una madre que no deja salir a su hijo a una fiesta de noche.

-¡Ya han pasado cuatro días, Christopher!- repuso el rizado como argumento por enésima vez esa mañana.

-Pero no creo que sea hora de que regreses a trabajar- replicó de lo más tranquilo el ojimiel.

Esa mañana, igual que tres anteriores, discutían sobre el reposo que debía guardar el menor, y el contrataque por éste último de que ya se sentía bien además del cansancio que le producía estar acostado. Y sin embargo Chris, igual a una madre sobre protectora le impedía siquiera levantarse. Esos días el castaño se la había pasado, literalmente, en la casa del rizado, había avisado en casa por supuesto, y ese par se la habían dedicado a ver películas por Internet, Joel se había encargado de leerle cuantos libros quería al castaño quien se mostró encantado. Claro, contando también con algunos besos sorpresa.

En presencia de la innovadora mirada agria del rizado, el mayor cedió.

-Está bien, pero no te esfuerces demasiado. Te acompañaré-

-No creo que debas quedarte todo el tiempo...-

-No se me había ocurrido, pero ahora que lo dices...-

-¡Por favor!- se quejo Joel.

A pesar de que en un principio, desde que su relación paso de ser amistad a noviazgo, todo se había vuelto un tanto incómodo por la tensión y expectativa de cada momento, ahora de nuevo la estabilidad y atmósfera divertida habían regresado.

-No te quedarás aquí, ¿Cierto?- preguntó Joel una vez llegaron a la entrada del cafe.

Christopher sonrió soltando la mano de Joel. Ya que era de mañana todos los estudiantes se encontraban en la escuela, y casi ninguna persona rondaba por ahí.

-Vendré por ti al rato- Y procedió a darle un pequeño beso en la mejilla.

-Es-esta bien- Bueno, al parecer esa clase de gestos nunca dejarían de avergonzar a Joel. El castaño caminaba sin rumbo alguno, ir a casa implicaría dar demasiadas explicaciones, ir a la escuela a pescar algunas clases implicaba tener que ver a Zabdiel, y fuera de eso no tenía a donde ir.

Apenas lo notó cuando ya estaba sentado en aquella banquita del parque. Lo que necesitaba en esos momentos, cuando al no estar con Joel le inundaban unas enormes ganas sin sentido de verlo, era no pensar.

-Así que también faltaste hoy-

Una reconocida voz femenina le obligó a girarse. Se trataba de su mejor amiga, Ariana.

-¿Y tú qué haces aquí?- Le cuestionó a la chica de verdes ojos que se sentaba a su lado.

-Nada en especial, necesitaba alejarme un poco de la huequedad de Ana y Janet-

-Pero si son tus mejores amigas- repuso con sarcasmo.

-Ya, pero una también se harta de eso. Además, Alan sigue ignorando mis sentimientos-

-Lo siento-

-No, yo tengo la culpa por enamorarme del casanova- repuso la chica -Y dime, por qué estás aquí sólo, deberías estar festejando que Zabdiel te pagará el doble de lo acordado-

-¿Qué?- preguntó entre sorprendido y desinteresado

-Nos lo dijo ayer en el almuerzo, porque según estabas sufriendo mucho a lado del cuatro ojos, como lo llaman ellos- explicó la Ariana, Christopher sólo atinó a mover la cabeza de arriba hacia abajo.

-Dime algo Ari- dijo pasado un rato.

-¿Qué?-

-¿Crees que es correcto?-

-¡Ve directo al punto!-

-¡Esto! ¡Lo que hago! ¡Cobrar por hacerle esto a las personas! Lo que le estoy haciendo a él...- explotó con furia contenida por él mismo.

-¡Oye tranquilo viejo!- Trató de tranquilizarlo con risa Ariana.

-No juego...-

-primero, dime por qué me preguntas esto- condicionó.

-Si te soy sincero, no lo sé, es tan sólo que... no me siento bien conmigo últimamente- dijo Christopher recargando sus codos en sus rodillas y cubriendo su rostro con las manos.

-Mmm, así que ya te llegó- le miro con una sonrisa de lado, cruzando las piernas y apoyando el codo en una pierna junto con la barbilla en su mano, en un movimiento audaz.

-¿Llegó? ¿Qué?-

-El remordimiento- señaló -Alan y yo habíamos previsto que el arrepentimiento por hacer lo que haces llegaría cuando...- La chica cortó sus propias palabras abriendo los ojos de par en par y girando para ver a Christopher -...¡Cuando estuvieras enamorado de una conquista actual!-

-¿Qu-qué?- tartamudeó -¿De qué hablas? Yo... no...-

-¡Ay por Dios!- exclamó emocionada -¡Lo estás! ¡Estás enamorado de...!- cortó sus palabras y luego susurró: -¿Cómo se llama?- Christopher rodó los ojos, y apretó los labios.

-...Joel-

-¡De Joel! ¡Estás enamorado de Joel!-

-¡Agh que no! ¡No estoy enamorado! ¡No soy gay! ¿¡entendiste!? ¡NO SOY GAY!- exclamó exaltado el castaño.

-Amor es amor, amigo. Es la pura verdad, uno nunca decide cómo, dónde o a quién amar. Entre más rápido lo aceptes, va a ser más fácil- La chica le dio unas palmadas en la espalda, sintiendo lástima por su confundido amigo.

-No, me niego, es imposible-

-Bah. Sí que eres terco, a ver, qué te detiene a aceptar tus sentimientos. ¿La diferencia de género? ¡No seas imbécil! ¿Por qué siempre se arraigan a la cuadrada idea de que hombre-mujer es lo
correcto? Puag, idioteces- escupió realmente irritada la chica de ojos verdes.

-No es... eso. Es que, osea, ¿Cómo yo? ¿Con él? ¡Es un nerd! ¿Has visto sus lentes, ropa, simpre leyendo un libro?-

-¡Eso es todavía más idiota!- atacó -Lo qué en verdad importa no es su apariencia, esa se termina con el tiempo, sin embargo la esencia permanece, lo de adentro es de lo que te tienes que enamorar-

Un sepulcral silencio se instaló entre ambos. Lo que detenía más que nada a Christopher, era que ya había metido la pata con Joel desde un principio. El tan sólo haberse acercado a él por dinero significaba ya el fin de cualquier relación en serio, por ello no debía aceptar sus propios sentimientos, porque al contrario, él mismo saldría lastimado cuando Joel se enterara de todo. Ser honesto con su corazón significaba un gran peligro.

-A ver dime, ¿Te gusta el arroz?- preguntó de pronto la chica -Contesta-

-...Sí- respondio dudoso de la pregunta que le hacian

-¿El Mentalista?-

-Sí-

-Camila Cabello-

-Obvio-

-¿El chocolate?-

-Claro-

-¿El café?-

-Sí-

-¿El vino tinto?

-Me encanta-

-¿Joel?-

-Lo amo...-

No tuvo tiempo de cortar sus propias palabras, si bien fue disminuyendo el volumen de su voz.

-¡E-eso es tr-tr-trampa! ¡Trampa!- reclamó el castaño indignado ante la descomunal risa de su amiga.

-¡Es la verdad! ¡Tú verdad!- Se defendió aún en medio de risas contenidas -Lo vi en una serie, no creí que funcionara...- Christopher apretó sus labios enojado.

-Bien- canturroneó la ojiverde levantándose -me tengo que ir. Suerte con tu noviecito...-

"Si no fueras mi mejor amiga" Pensó el castaño recargando su cabeza en el respaldo de la banca. El tintineo en su celular le avisó que pronto el rizado saldría de trabajar.

Ir o no ir, he ahí el dilema...

Como si no nos hubieramos amado || VirgatoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora