Capitulo 20

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"¿Qué demoni...? Agh, suficiente, me dormiré" pensó el rizado, aunque antes comería un gran bote de helado de chocolate.

Otras veces más le habían llamado, Yoandri y Johann un par de veces el domingo, no contestando daba una clara idea de Antisocialismo Activado-No-molestar. Su padre no lo molestó en esos días, tampoco era como si hubiera podido pues no había llegado ese fin de semana. La razón, el trabajo.

Y tampoco era como si hubiera estado esperando el lunes con ansias, después de todo se la pasó leyendo, tocando guitarra y durmiendo. No tocó los libros de estudio ni de chiste e hizo todo lo posible por no pensar. Sin embargo el inicio de semana llegó.

Apagó el sonido irritante que le obligaba levantarse todas las mañanas. Se bañó y se alistó para irse a la escuela, entonces entendió lo que eso significaba.

¿Christopher estaría al otro lado de la puerta esperándole?

No. Eso no podía ser posible, ¿O sí?

Sólo por comprobar, se asomó cuidadoso a través de la ventana; el descuidado jardín que precedía la casa estaba en soledad; un dejo de desilusión le invadió, pero con la frente en alto se dispuso a salir e ir a la escuela... sin ganas, claro. Giró la perilla y estaba a punto de salir cuando...

-¡Buenos días!- Christopher saltó de la nada en frente de Joel quien casi da un grito de susto ante el repentino saludo.

-¿¡Pero que...!?-

-Dije que vendría- dijo el oijiazul con una irritante cara sonriente.

-Y de paso matarme del susto ¿verdad?- arguyó Joel.

-Je, lo siento, quería sorprenderte-

-Como sea, qué quieres- le espetó Joel siguiendo su camino y pasando de largo a Christopher.

-Reivindicarme contigo- dio como toda explicación yendo detrás del rizado.

-Ja no me hagas reír- bufó Joel.

-Ya lo verás-

En silencio caminaron directo a la escuela, Joel maldiciendo y gritando improperios en su mente a Christopher, y éste último detrás, siguiendo con una sútil sonrisa esperanzada. Una vez llegaron, Joel detuvo el paso en seco, enfrentando a Christopher.

-Bien, no entendí que tuvo esto de especial pero llegamos. No creo que quieras verte conmigo en público, ¿Cierto? Adiós- se despidió cortante Joel, dándose la medía vuelta.

Subió los primeros escalones pensando que el otro se iría sin más, lo cual confundía al rizado de sobremanera, ¿Qué con eso de acompañarlo hasta la entrada de la escuela? Ese chico si que tenía problemas.

Sin embargo sin previo aviso, cruzando la puerta del instituto sintió un calor y la sombra de alguien familiar detrás suyo. Para luego ver su mano entrelazada con la del otro en un agarre firme. Joel apenas pudo ver su mano ser tomada por alguien más antes de sumergirse en un arroyo de confusión, sorpresa y un sin fin sentimientos desconocidos para él. Levantó su vista encontrando unos risueños ojos mieles, una curva de labios perfecta. No pudo evitar el que su corazón se descontrolara, y que la sola idea de que eso estuviera pasando le parecia imposible pero a la vez emocionante.

Sus ojos no pudieron estar más abiertos por la impresión, Christopher comenzó a tomar su propio rumbo entre las curiosas e indiscretas miradas de los demás, sin aflojar ni un poco el agarre muy a pesar de que Joel se intentaba soltar.

Con la mirada gacha, los nervios y vergüenza de punta, se resignó a que Christopher no le soltaría, sólo tendría que ignorar los murmullos de todos.

Se escuchó la campana que avisaba el inicio de las clases, poco a poco cada estudiante se dirigía a su respectiva clase, recios a dejar de mirar tan increíble escena. Christopher aún mantenía la mano contraria entre la propia, sin titubeos. No pasó mucho tiempo, después de que ya no hubiera nadie, antes de que el rizado se safara bruscamente del agarre.

-¡¿Qué mierda!? ¿¡Se puede saber porqué hiciste eso!?- vociferó con las manos hechas puños, el ceño fruncido y los nervios crispados.

-Vaya, jamás imaginé que dirías eso- dijo Christopher divertido, pero al no ver cambio en la expresión de Joel adoptó seriedad y explicó -Tenía que hacer esto para demostrarte lo arrepentido que estoy. Y que de ahora en adelante no me importará nada de lo que nadie diga ni seré de nuevo un idiota como ellos, lo prometo, sé que tomará un poco más de tiempo que me creas, pero haré que confíes en mí con todas mis ganas. ¡Todas!- finalizó Christopher con expresión grave y un ligero sonrojo al inicio de sus pómulos.

Esas palabras surtieron en Joel algo peligroso y nuevo por completo, no eran simples palabras con un simple significado y quizá no fueran verdad, pero el rizado se esforzó por creerlas
porque era lo que necesitaba, lo que deseaba, lo que tanto había anhelado a lo largo de su corta vida adolescente, sin saberlo pero esperando por ellas.

Suspiró pesadamente mirando otra parte que no fuera Christopher, se esforzó por pensar en otras cosas logrando deducir que ahora su monótona vida se pondría de cabeza, todos estarían hablando de que el grandioso Christopher Velez se juntaba con los marginados.

-Habláremos después, vete a tu clase- finalizó Joel siguiendo su camino en el ancho pasillo hasta llegar a su salón, tratando se pensar en otra cosa menos Christopher, y rogando por que su profesor se hubiese retrasado.

Y al parecer tuvo suerte puesto que cuando entró no estaba, sin embargo la buena suerte puede tener sus contras; absolutamente todo el salón no dejaba de ver a Joel, barriéndolo con la mirada, hablando a sus espaldas.

Un exasperante bullicio inundo al lugar sin dejar de observarlo, Joel rodo los ojos por lo bajo sintiendo sus mejillas arder de vergüenza, se encaminó a uno de los dos lugares vacíos de ahí, pero alguien se lo impidió.

-Este lugar ya esta ocupado- dijo despectivo Riki, uno de los lacayos de Zabdiel, pisando el asiento con su gran bota. Era obvio que sólo lo decía para fastidiar a Joel.

Éste último se acomodó los lentes apretando con fuerza nerviosa la banda de su mochila. Bajó su mirada y se volteó para ir a otro lugar pero otro de los "amigos"de Zabdiel, Alex, también se lo impidió.

En ese momento la puerta se abrió dejando ver al profesor de química, quien empezó su clase poniendo orden en el molesto sonido de los murmullos. Joel ni siquiera volteó a ver al profesor y éste no se molestó en decir nada al respecto de él antes de hablar.

-Les quiero decir que hoy se nos une alguien a esta clase, así que espero lo puedan adaptar bien- anunció el profesor con tono aburrido -pasa Christopher y acomódate donde te plazca-

Unos gritos y chillidos emocionados empezaron a emerger de entre las mujeres. Joel sin embargo, estaba en shock, su respiración se detuvo y se obligó a ver a donde ahora se encontraba un sonriente Christopher. Y lo peor, sólo lo miraba a el él.

Todos los cuchicheos cesaron centrándose en el rizado y el castaño. Viendo a Christopher con extrañeza y a Joel con fastidio.

-Y Joel siéntate por favor- continuó el profesor aparentemente ajeno a la tensión del ambiente, el teléfono de éste comenzó a sonar y salió para contestar.

Joel mientras tanto no sabía cómo reaccionar, y tampoco era como si pudiera, sentía como si sus piernas se hubiesen clavado al suelo.

Christopher caminó directo a una de los pupitres de adelante emocionando a las chicas de alrededor de ese lugar, pero contrario a lo que se creía, levantó el asiento en el aire y se pasó de entre los lugares hasta llegar al fondo. Luego, como algo premeditado, fue hasta donde Joel, al otro lado del salon en la penultima columna, cogió el pupitre de ahí, colocandolo al lado del suyo en el rincón. Y al parecer sabiendo que Joel no reaccionaria por cuenta propia, le tomo de la mano de nuevo, dirigiéndolo a donde de ahora en adelante se sentarían.

Todo esto bajo las atentas, curiosas y entrometidas miradas de los demás.

Como si no nos hubieramos amado || VirgatoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora