Se movia alarmado por toda su habitación, habia olvidado que por el permiso que tomó en su trabajo debia de cubrir las horas ese fin de semana, llegó al CoffeCafe pasadas las 12, un poco tarde de su horario, recibiendo una pequeña reprimenda de su jefe.Su labor allí no pasaba de mesero y lavaplatos, pero le gustaba, Esteban casi siempre era muy condescendiente con él, y el ámbiente que inundaba el lugar era muy cómodo.
Era grande y excepto por la puerta de entrada, todo el perímetro era rodeado por estanterías de libros, de los que hacía acopio Esteban al haber leído todos y cada uno de ellos, razón más por la que se llevaba tan bien con Joel aun con la diferencia de edades.
Algunas guitarras viejas se encontraban en las esquinas del lugar, mesas para dos, con asientos altos modelo de los 60's, mesas grandes con sillones retro alrededor y unos pocos cuadros de bandas como The Beatles, Rolling Stones, The Cure...
Al fondo un gran escenario con un telón siempre cerrado por la falta de uso, y a lado de este, una puerta que llevaba a la cocina del famoso y concurrido CoffeCafe.
A Joel no le gustaba trabajar allí los fines de semana, siempre lo hacía entre semana porque poca gente asistía esos días. Los fines de semana en cambio, se llenaba de jovenes adolescentes de 16 años, o sea de su escuela. Eso era lo que siempre le detenía trabajar esos días, y ahora lo tenía que hacer. Y sin embargo no le parecía tan mala idea, no ahora que existían las posibilidades de encontrarse con el castaño, le parecían ridículas las increíbles ganas de ver los ojos mieles de Christopher que vinieron a su mente apenas despertó.
Cada vez que se abría la puerta, Joel dirigía su mirada al instante para ver quién era, desilusionandose cada cinco minutos, su jefe ya le comenzaba a cuestionar por qué tanto interés en la puerta.
Para la 14° vez, decidió que eso tenía que ser una mala broma, una pésima. Zabdiel entraba al establecimiento con el aura de suficiencia de siempre junto con sus lacayos, Riki y Alex,
también entraron Ana, acompañada de Janet, por último Alan y... Christopher.Lo vió entrar con una sonrisa en su cara, platicando con Alan, juntos se sentaron en la mejor mesa del lugar, y donde cupieran todos, claro, Joel no supo que hacer, Chris no lo notó, era obvio, pero él quería verlo y junto con todos sus "amigos", no se atrevía a hablarle, ademas de Zabdiel, a quien por el contrario no quería ver ni en pintura.
-Joel ve a la mesa 12- escuchó decir a Esteban y el alma se le cayo a los pies.
-¿Por qué yo?- se atrevió a preguntar.
-Andy aún no llega, y Ale y Peter ya atienden dos al mismo tiempo, ve- Ordenó y Joel siendo de los que no pueden decir "No" con facilidad, accedió.
Inhaló lento, y exhalo tembloroso, sujeto su libreta de órdenes en su mano, y se ajustó el mandil del uniforme, sus manos sudaban y los pasos que daba eran indecisos.
Finalmente llegó frente a la mesa llamando la atención de todos allí, le hecho una mirada a Christopher tratando de ignorar a Zabdiel, quien no dejaba de mirarle. Pero había algo raro, algo que lo desconcertaba, Christopher no lo miraba, mantenia sus ojos en la carta del menú, sin más Joel pasó saliva inseguro, y ejerció más fuerza en su libretita.
No sabía qué hacer, tal vez no lo hubiera notado, y no sabía si debía saludarlo o tan sólo pedir las órdenes.
Recordó todo lo que había pasado con Christopher, y decidió que éste no merecía que lo desconociera.
-Ho...Hola Christopher- Apenas logró decir Joel ya que se sentía morir de nervios. Sólo necesitaba una mirada amable de Christopher, el saludo de él y una sonrisa para tranquilizarse.
Todos en la mesa giraron a ver a Christopher, quien al escuchar a Joel levantó lentó su mirada. Y totalmente opuesto a lo que esperaba escuchar, el castaño le miró incómodo.
-Ah, hola... -saludó Christopher con tono forzado, y una sonrisa falsa, todos bufaron "intentando" contener la risa.
Joel se estremeció, su pecho dolió y sintió que su cuerpo desfalleceria, apretó su mandíbula tratando de mantener la calma.
-Su... su orden- pidió Joel, intentando sonar estable.
-Yo quiero una hamburguesa- dijo Alex.
El rizado sentía como sus manos temblaban y sudaban ante el comportamiento de Chris quien seguía ensimismado en el menú, y Joel sólo quería salir de ahí.
Comenzó a escribir lo primero que le dijeron, pero sus manos fallaron y la pluma cayó al piso, todos se burlaron, menos Christopher que seguía sin prestarle atención. Se agachó para recogerla, pero cuando la tomó para levantarse un pie le pisó la mano, era Zabdiel.
-Ups, fue sin querer -se excusó con burla.
Joel apretó los labios y cerró los ojos, no quería quebrarse, no ahí. Como pudo se levantó y trató de actuar normal, fue escribiendo todo lo que querían todos y cada uno hasta que llegó el turno de Christopher.
-No quiero nada- dijo después de dejar el menú sobre la mesa y adentrarse en su móvil.
Joel se giró sobre sus talones y regresó a la cocina incapaz de pensar en lo sucedido, sabía que si lo hacía lloraría, y no podía permitirselo, no le daría la satisfacción de llegar con los ojos irritados a Zabdiel.
No sabía que sucedía con Christopher
¿Todo había sido un engaño?
¿Sí había caído en lo que tanto alardeaba jamás caería, en los jueguitos de los populares?
¿Todo en verdad sólo... era una
fachada?Joel se negaba a creer eso, le hacía daño afrontarlo, pensar que el Christopher que conoció no existía, que en esos momento se estarían burlando de él.
Cuando estuvieron todas las ordenes listas, Joel las colocó en una charola y se encaminó de nuevo para esa mesa donde encontraría a un desconocido Christopher para él, y no quería.
Ese sólo pensamiento le llenaba la garganta de recuerdos, de sentimientos encontrados.
Debido a que la mesa 12 estaba de lado una parte daba la espalda, por donde tenía que llegar, y por donde escuchó lo que tanto deseaba no confirmar.
-¿Tanto sufriste en ese nerdico campamento?- preguntó Alan, mejor amigo de Christopher.
-¡Pero si eso es obvio!- exclamó Zabdiel -¿Quién no sufriría a lado de tantos nerds y libros aburridos?-
-Te compadezco hermano -dijo Riki.
Cada una de esas palabras eran golpes directo a su corazón, y sin embargo se esforzaba en repetirse que Christopher no era el que había hablado, pero no podía negar que tampoco hizo nada al respecto.
-Sí... fue terrible mi tiempo ahí, aburrido y lleno de nerds- Joel suspiró lento y creyó ya no poder seguir ahí, y sin embargo se las arregló para llegar a la mesa y dejar las cosas donde debía.
Pudo ver la cara sorprendida de Chris al verlo ahí tan pronto dijo esas crueles palabras yni siquiera eso ayudó al rizado a sentirse un poco menos patético ya que Ana, ex novia de Zabdiel, se acercó a Christopher y le tomó del brazo recostandose en su hombro, Joel se mordió fuerte el labio inferior, cerró rápido sus ojos y comenzó a alejarse rápido de esa mesa.
A cada paso que daba se sentía mas estúpido, patético, tonto. Sus piernas temblaban, su visión era cada vez más borrosa, el dolor en su pecho creció y lo invadió hasta la garganta y ojos, rogando por desahogarse. Para cuando llegó a la cocina ya no pudo más, se recargó en la pared a lado de la puerta deslizandose por ella.
-¿Te sucede algo? ¿Te sientes mal?- oyó que le preguntaba su jefe.
-¿Puedo irme? Por favor...- rogó el rizado sin poder ocultar la inestabilidad en su voz.
-Eh... claro, pero qué sucede-
-Sólo... ya no puedo estar aquí- dió como toda explicación antes de salir corriendo por la puerta del personal.
Corrió todo lo que pudo, todo lo que quiso, sin derramar ni una sola lágrima, sólo deseando llegar a su cuarto y encerrarse, y ahí, únicamente ahí, lloraria todo lo que pudiera por haber sido tan idiota.
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Como si no nos hubieramos amado || Virgato
Hayran Kurgu¿Por qué lo hizo? ¿No le bastó sólo con ser una mentira? ¿Nada fue verdad? ¿Tan poco signifiqué para él? ¿Jamás... me amó? Aún no lo comprendo bien, aún no puedo asegurar que lo creo. Porque... sigo teniendo la esp...