Capítulo 30.- Dolor y Temor 1ra parte

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Quisiera decir que todos me aceptaron tal y como soy, pero solo pude darme cuenta que cambiarme de colegio era solo eso, un colegio diferente, el mismo pueblo, la misma sociedad todo igual, la mayoría optó por dejarme de lado, he incluso mis mejores amigos, Gabriela y Elías se sentían más apartados ahora, parecía que no se acostumbraban a mi cambio de aspecto.

Ósea tampoco es que me hayan dejado, ambos me protegían de cualquiera que quisiera lastimarme o burlarse de mi, pero se notaba de que se sentían algo más cerrados, les costaba abrirse para charlar conmigo como antes, pero de cualquier manera las cosas seguían bien y sabía que ambos me daban felices su apoyo. Liz y Arely como era predecible no les afecto mi cambio, Liz como siempre, disfrutaba de mis cambios, ahora me tenía amenazada para que fuera a clases con vestido al menos una vez a la semana y con Arely no charlaba tanto como para que se sienta la diferencia.

Pero era obvio que la había para los demás, Elías y yo ya no éramos opción cuándo en los recesos había jugadas de Dilgoi, aunque como mi agradable amigo siempre conseguía soluciones para todo, básicamente practicabamos juntos solo nosotros 2, pues a Gabriela no gustaba mucho estar cuándo estaba con Elías, de hecho habían hecho un trato para turnarse estar conmigo, lunes y miércoles estaría con Gabriela, mientras los martes y los jueves con Elías, y bueno, los viernes yo podía elegir.

Era una completa locura, pero ellos estaban más contentos con tenerme 2 días a la semana, solo para ellos, que tener que compartirme cada día, era como si yo fuera de su propiedad y fuera totalmente dependiente de ellos.

Los días pasaban pero yo seguía igual, cada 2 o 3 noches no aguantaba más y lloraba vencida en mi cama, me seguía doliendo las palabras de mi padre, una noche mucho después de que mis hermanos y mi madre se durmieran, agotada de tanto llorar, me levanté de mi cama con un objetivo en mente, recordaba sus palabras apuñalando mi alma y los recuerdos de mi infancia con él, ahora me causaban más dolor, sali de mi cuarto rumbo a la cocina, tomé un cuchillo y lo observe.

Solo un corte era necesario, ya no incomodaría a nadie, ya no le daría pena a nadie, pero más importante ya no estaría triste, o al menos eso esperaba, sujete con fuerza el cuchillo, y al frente mío deje mi mano izquierda con la palma para arriba, acerqué el cuchillo a mi muñeca, estaba respirado profundo y fuerte, sentía los latidos de mi corazón, el miedo inició a apoderarse de mi, intenté cerrar mis ojos para relajarme, pero de nada sirvió, el miedo me venció tiré el cuchillo a un lado y corrí a encerrarme a mi habitación, me habían dicho que el suicidio era algo de cobardes, pero hoy había sido mi cobardía, la que me había salvado de hacerlo, irónicamente todo eso me calmó lo necesario para dormir, de algún modo todo el dolor que sentía por las palabras de mi padre había sido reemplazado por temor a la muerte.

Misterios del Mundo.- Lo que Parece No Siempre es lo que EsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora