Capítulo 50.- La qué me espera 1ra parte

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Finalmente lograba despertar y abrí mis ojos lentamente.

—Zuri... —escuché un muy tenue susurro.

—Ga...

—Toma —ofreció acercando mi mamadera a mi boca, con dificultad la abrí he inicié a beber.

Por alguna razón me sentía avergonzada, de que en esta ocasión no fuera Liz quién lo hiciera, odiaba sentirme tan vulnerable, pero odiaba más saber que Gabriela me estaba viendo en este estado.

Pero lo que más avergonzada me hizo sentir, fue lo que escuché justo antes de que Gabriela lo retirara de mi boca.

—Ahora es mi turno —escuché otra voz fácil de reconocer, Elías.

Por suerte caí inconsciente no mucho tiempo después, pero saber que ellos dos estuvieron ahí era vergonzoso eran mis mejores amigos y lo peor era que no era la primera vez que me veían así de vulnerable.

Al día siguiente al despertar no había nadie, fue raro, observé hacía la ventana que estaba abierta, y usando la sombra pude deducir que era media mañana, mi tío debía tener algún otro paciente, mi madre tenía que trabajar y mis hermanos estarían en clases.

Era extraño despertar sin nadie cerca, con dificultad use mis brazos para moverme, de manera que mi espalda quedará apoyada en el respaldar de mi cama, volteé mi rostro, estaban dos de mis mamaderas llenas y un par de emparedados en una silla al lado de mi cama, y había una nota al lado, era la letra de mi madre.

Estiré mis brazos para traer todo sobre mi, y empezar a comer, siendo sincera tuve que dejar el pan de los emparedados, pues no tenía suficiente fuerza para comer el pan, al terminar  dejé las cosas a un costado de mi antes dejar salir un bostezo.

Aunque todavía estaba débil, dentro de solo unos días estaría recuperada y tendría que enfrentarme nuevamente a Carlos, lamentablemente aunque ya había despertado, la verdad era que no me recuperaría de haber estado sin comer hasta dentro de un mes, así que no tenía forma de vencerlo por ahora.

No sabía que hacer, todos debían estar esperando a que concluyera el duelo con Carlos, pero si antes no era tan buena como para ganarle, ahora no tenía oportunidad, y eso me asustaba, tal vez haberlo enfrentado justo tras que inicio mi cambio no había sido tan buena idea como pensé.

Misterios del Mundo.- Lo que Parece No Siempre es lo que EsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora