—Pues siéndote sincera entiendo más a Gabriela, lo que estás pensando hacer es una locura ojo azul —ella caminaba con los brazos cruzados, de un lado al otro, frente a mi.
—Liz es que... ¿No lo entiendes?
—Entiendo perfectamente, pero... —dijo deteniéndose.
—¿Pero qué?
—Es muy arriesgado Zuri, así funcione, corres muchos riesgos, ¿acaso no sabes lo que pasará?, los reinos están haciendo demostraciones de su poder, como una forma de intimidar a los demás, solo quieren asustar para no tener que pelear, lo que Carlos quiere es entrar al juego por la fuerza —estaba explicando pero la interrumpí.
—Lo entiendo perfectamente, la verdad dudo que lleguemos más allá del puesto tres, pero mira, ser parte de uno de los reinos, asi sea el menor nos será de mucha ayuda, a todas nosotras...
—Sabes ya me aburrí de discutir esto, de cualquier manera ¿no lograré convencerte verdad? —negué y ella caminó hacia mi ropero.
—¿Qué haces?
—Buscando algo de ropa, hace semanas que no jugamos tu y yo solas.
—¿Príncipes y princesas? —cuestioné levantándome y caminando hacia ella.
—Estaba pensando más bien en ir a explorar un bosque lejano —me respondió mientras seguía revisando mi ropa, no sabía si ella encontraría lo que buscaba, pero ella tenía razón, hace mucho que no jugábamos ambas solas.
Así empezó una pequeña aventura del explorador Zuri y la veterinaria Liz, una pequeña aventura que nos llevó al mítico bosque de Arilía, un extenso bosque cuyos árboles se extendían hasta lo más alto del cielo.
En las partes bajas de este plantas menores llenas de hojas rojas y azules, flores con colores de toda variedad, frutas de todas formas y sabores, además de todo tipo de criaturas.
Habían animales de todas formas y tamaños, aves con plumas de colores verdes, azules y rojas, algunas con picos delgados y largo que golpeaban los árboles para extraer gusanos, otras con picos gruesos que comían variedad de semillas y otras con picos curvados y afilados, grandes garras para atrapar varias presas.
Roedores variados desde ratones hasta fragriterios, de casi un metro, varios felidos como gatos y margayes, coyotes y zorros desplazándose bajo el suelo juntos, hermosos cervatillos y gran variedad de monos de todos los aspectos imaginables y los no imaginables también.
En el interior del bosque llegamos hasta una gran aldea, cuyas casa se encontraban construidas alrededor de los troncos de los árboles, pero no era habitada por hombres y mujeres comunes, los que vivían en estas tierras eran seres sumamente delgados de piel verdosa y ojos azules, eran de muy baja estatura y en sus cabezas tenían grandes crestas triangulares curvadas que igualaban la altura de esta y se extendían hacia atrás como las aletas de algunos peces.
Al ingresar a la aldea, fuimos recibidas como si fueramos celebridades y los más jóvenes de esta, celebraban y jugaban alrededor de nosotras, pues habíamos llegado en un día importante, el día que se celebraba la existencia del mayor depredador del bosque.
Un el esqueleto de cocdrinio estaba frente a nosotros para mostrar ese respeto, una gran criatura de cinco metros desde la nariz a la punta de la cola, con patas cortas pero fuertes, un cráneo largo y resistente, pero lo que más umpresionaba de esta criatura era su misterioso aliento de fuego.
ESTÁS LEYENDO
Misterios del Mundo.- Lo que Parece No Siempre es lo que Es
AdventureMi nombre es Zuri, y yo, bueno no soy tan normal como parezco a primera vista, la verdad es que fue una suerte que mis padres me pusieran al menos un nombre neutro, mi nombre completo es Zuri Ayleen Rain Lefel, y a pesar de lo que mi nombre apunta y...