Un chico nuevo

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¿Existe un momento más incómodo que presentarte en tu nueva escuela? Lo dudo, es horrible, te llena de nervios, y molesta. La ansiedad te gana, no es cualquier cosa, pues es la primera impresión que le darás a las personas con las que vas a compartir todo el año. Yo pasé por eso varias veces, entendía la sensación, no era muy agradable. Ahí estaba él, sufriendo lo que yo padecí. Imagina como se sentía ese chico, ahí parado frente a toda el aula, ante un montón de gente expectante, rodeado de un silencio incómodo.

-Presentate muchacho -dijo el maestro del aula.

-No es necesario -respondió calmadamente, apenas mirando a Garrison.

-Tienes qué, es lo mejor.

-No me interesa realmente, sólo quiero proseguir -soltó despreocupadamente. Desvío su mirada al único asiento vacío y pasó entre los chicos del grupo.

-Como quieras -replicó Garrison junto a un suspiro de fastidio- muchachos, tenemos un nuevo compañero, se llama Craig Tucker y viene de... ¿Como pronuncio esta mierda?

-Es Denver, viejo.

-Denver... Bueno, Craig nos acompañará todo lo que resta del año, espero que pueda aportarle al grupo y el grupo a él.

Había un chico nuevo, Craig Tucker. Su apariencia cuanto menos llamaba la atención. Alto, delgado, con un abrigo azul de la nasa, unos pantalones negros y unos zapatos azules. Claro, no se podia6 obviar su curioso gorro azul, con orejas y un pompón amarillo. El nuevo tomó asiento junto a Token, el 'niño rico' de la clase. Quedó sentado frente a Clyde, mi mejor amigo. Junto a Clyde estaba yo, el rubio inseguro y tímido, por lo que diagonal a Craig Tucker estaba Tweek Tweak.

Normalmente la gente no solía desagradarme, Craig no era el caso, por lo menos no del todo, pero habían cosas de él que me molestaron de inmediato. Su arrogancia era altísima a simple vista, y no era algo de mi agrado, ya tenía suficiente con el crecido de Stan. Algo bueno de Craig... parecía alguien más bien calmado. A pesar de no tener interés en la clase de historia de Garrison -que era evidente- no se ponía a hacer estupideces, a lo mucho jugaba con su bolígrafo un poco. Irónicamente yo también me uni a eso, la clase era un asco, y quería distraerme. Intentaba imitar su movimiento con el boli, pero me resultaba imposible. En eso perdí totalmente la atención a lo que Garrison decía, Clyde tuvo que sacarme del trance para que me concentrara en lo verdaderamente importante.

-¿Es enserio? Presta atención.

-A-ah, ¿e-esto? ¡N-no! Es sólo que, no s-sé como lo hace -respondí nervioso, notando que perdí la noción de la clase.

-Preguntale, y si quieres besalo.

Al voltear a mirar, Clyde tenía una sonrisa de pervertido, me miraba aguantando la risa, ¿porqué? digamos que mis 'reflejos' me hicieron sonrojar. Sí, un sonrojo por esa idea. Patético.

-¡C-callate! -exclamé sin medir mi tono.

Todo el salón se quedó en silencio, yo no era de esos muchachos que solían subir la voz. De inmediato empezaron las estupideces de siempre; los clásicos "uuuuuhhhh", los susurros de ideas estupidas del por qué grité, y cosas así. Por suerte Garrison no le dió mayor relevancia. Eso sí, se detuvo ante el desorden de la clase y habló.

-¿Puedo continuar clase? -preguntó, notoriamente fastidiado.

-Sí -respondió el grupo, con algo de desidia.

La clase siguió su rumbo. Pasó un tiempo y no sucedió nada interesante. Se acercaba la hora del receso, y el maestro debía dejar las tareas, como era costumbre. Pero esa vez fue distinto, en su estrés se limitó a encargar una leve consulta y dejarnos salir antes de tiempo, 15 minutos antes. Nos odiaba.

Azabache de ojos azulesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora