3 vidas, un momento

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Clyde Donovan PoV

-¿Seguro que quieres llevarle eso? -preguntó Bebe.

-Estuvo todo el día trabajando, se lo merece -dije con entusiasmo, empacando los postres en mi mochila- Son sus favoritos, le encantarán.

-¡Vamos entonces! Se hace tarde, no quiero un regaño de mis padres.

Hacía unos minutos atrás le había escrito a Tweek, sabía que ya estaba en casa, y por lo visto haciendo las tareas de mañana. Aprovecharía para llevarle sus postres favoritos, cupcakes. Tenía que ganar su corazón, y que mejor manera que dandole su dulce favorito, ¡estaría feliz!

Fuimos caminando a su casa, estabamos apenas a unas cuantas manzanas de distancia. La emoción me estaba sobrellevando, quería verlo disfrutando esos cupcakes en la mesa de su casa, ansiaba ver esa sonrisa suya denuevo. Bebe sabía que estaba feliz, después de todo ella era quien me estaba ayudando a acercarme a Tweek. Sabía que las posibilidades eran mínimas, pero si no hacía un esfuerzo, jamás podría saber si pude aprovechar dichas posibilidades.

Ibamos llegando a su casa, mis manos empezaron a temblar, estaba nervioso. Allí estaba su casa, iluminada, ya estaba a poco de verlo denuevo y darle ese tonto obsequio. Realmente me ganó el nerviosismo, no podía pensar en algo que no fuera él. Antes de acercarnos a su casa, Bebe decidió darme unas palabras de apoyo y calma para bajar mis nervios, un pequeño discurso y un tiempo para respirar, ya era hora.

Estabamos justo al frente de su casa, en la otra acera. Bebe me esperaría allí, la idea era que Tweek creyera que yo estaba sólo para, en dado caso, poder hablar con más calma.

Me acerqué con algo de prisa, mi respiración estaba acelerada, mi corazón latía con prisa, pues tras esa puerta estaba el chico que me enseñó a ser fuerte, quien me enseñó que el amor no tiene genero, que hay que pasar por todo con una sonrisa. Me puse de pié frente a la puerta, cerré mis ojos y respiré profundamente por ultima vez.

-Bien Clyde, ¡tú puedes! -me dije en voz baja.

Estaba por golpear la puerta, pero noté de inmediato que esta no estaba cerrada. Quizás Tweek, o sus padres, estaban por salir. Así que para no ser irrespetuoso me anuncié y abrí la puerta.

-¡H-hola! Soy yo... Cly...

Aquello que ocurría tras esa puerta repercutió en mí de una forma horrible e inmediata. Mi corazón se detuvo, mi sentido del oido se disminuyó al maximo, sólo escuché el sonido de mi respiración, la que poco a poco se entrecortaba más y más. Perdí la fuerza en mis piernas, estas temblaron y me hicieron caer de rodillas. Cómo un refeljo inmediato, las lagrimas brotaron de mis ojos con gran intensidad mientras tenía mi mirada fija en esos dos.

-¿T-tweek? -articulé con dificultad su nombre.

Llegué, nuevamente, en el momento más inoportuno. Ví lo que jamás quise ver. Sentí lo que jamás quise sentir. En el fondo sabía que Tweek aún tenía un pequeño apego hacia él, pero no imaginaba que ese pequeño apego hiciera que terminaran en una situación de esa magnitud.

La imagen que mis ojos cafes vieron era indescriptible debido a lo que mi corazón sintió en ese momento. Sólo podía decir que tanto Kyle como Tweek estaban disfrutando bastante uno del otro a pesar del frio...

Craig Tucker PoV

Terminé la conversación con Damien, tenía más dudas que certezas, el nerviosismo se estaba apoderando de mí. No sabía exactamente qué haría después de conocer la naturaleza de Kenny. Ya me había comprometido a ayudarle, y lo que más me beneficiaba era seguirle el juego, de lo contrario sería yo quien pague las consecuencias.

Azabache de ojos azulesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora