La indiferencia de Tweek

524 67 27
                                    

Tweek Tweak PoV

Así fue como perdí eso que pensé duraría para siempre, todo por un momento en que el corazón y mis hormonas pudieron más que mo cabeza. Pero, ¿porbqué? ¿no tengo derecho a ser feliz? Es injusto, yo no podía tener lo que deseaba, sino lo que otros querían en mi vida.

Entendí que estaría sólo. No pensé más acerca de ello y empecé a buscar a Kyle, sin embargo, aunque lo pregunté incluso a sus amigos, él no apareció, fue un día de soledad y lejanía. Definitivamente no era mi mejor momento.

Tras unos minutos de espera al ftente de la escuela, llegó P.C, las puertas se abrieron de inmediato y pudimos entrar a nuestros salones. Se formó un desorden, todos querían reaguardarse del frío de la mañana. Yo preferí esperar a que todos esos animales entraran, así no tendría que soportar sus empujones. Cuando ya se habían calmado me preparé para entrar. Estaba casi listo, ya iba a seguir, fue entonces que pude ver a Kyle a lo lejos. Quise hablarle, pero estaba con su amigo David, sería en otra ocasión.

Entré con algo de prisa, había perdido bastante tiempo pensando y mirando cosas; subí rápidamente a mi salón, era mi deber en el momento. Iba a sentarme en mi puesto habitual, pero para mi sorpresa allí no estaba Clyde, su puesto lo había tomado la chica rubia de cabello rizado. ¿Qué hacía Bebe ahí? era la misma que acababa de darme un bofetón por el castaño, no había razones para que ahora se sentara junto a mí a menos que solo estuviera a mi derecha para seguir criticandome por lo que hiciera o no.

No me senté de inmediato, era incómodo estar al lado de ella por todo lo que había pasado. Dejé mi mochila y salí del salón de clases. Este día iba a ser una grandísima mierda, peor que la que estaba acostumbrado a vivir.

Estando allí fuera veía a todos los que llegaban algo más tarde a la escuela, tenía una buena visión de la gente. Pude ver a Craig llegando por otra dirección junto a, ¿Stan? no sabía que ellos se conocían. Además de eso vi a Kenny, tarde como siempre, sin embargo él venía algo despreocupado. Por último vi una escena que me rompió internamente. La imagen en sí era dolorosa, mucho más para mí por todo lo que significaba.

A lo lejos vi a Clyde. Tenía la misma ropa de ayer, se veía desarreglado, como si no se hubiera quitado esas prendas y hubiera dormido con ellas. Caminaba con lentitud, no parecía importarle que había llegado 7 minutos más tarde, estaba en su propio mundo en ese momento. Ambas manos se posaban en los tirantes de su mochila, no quitaba su mirada del piso, estaba pasándola mal.

No podía ver más eso, unas lágrimas bajaron por mis mejillas y cayeron al suelo, dejando una pequeña marca. Él era quien menos merecía estar así por mí.

Regresé al salón rápidamente, ya una mayoría estaba allí adentro. Unos hablaban, otros se limitaban a oír música en sus teléfonos y los demás conciliaban el sueño. Yo haría lo segundo, estar junto a Bebe en ese momento sería por mucho la situación más incomoda del día, quien sabe que me diría o haría.

Mackey llegó unos minutos más tarde, colocó su maletín sobre la mesa y empezó con su clase como era costumbre.

–Mmmkay, buenos días chicos —dijo en su habitual tono, lento e inseguro— por favor guarden sus teléfonos y cuadernos, vamos a hacer un pequeño sondeo mmkay?

Kenny y Craig alcanzaron a llegar justo en ese momento. Pasaron por la puerta, no sin antes excusarse ante Mackey por la tardanza. Antes de que este ultimo tomara asiento, Mackey le pidió cerrar la puerta para así aislar el ruido de los corredores y tener mayor concentración.

–Bien, mmmm, como la próxima semana empezamos exámenes de cierre ¿mmkay?, entonces mmm, trajé una prueba de diagnóstico. Bebe, ven un momento —dijo señalando a la rubia amablemente— saca el folder blanco —le dijo en voz baja— Mkay, van a recibir dos hojas: la primera es el cuestionario, sólo son 20 preguntas. La segunda es su hoja de respuestas, no olviden marcarla ¿mmkay?

Bueno, no parecía muy difícil. Además, siendo una prueba diagnóstica sólo sería para medir nuestros conocimientos sin afectar nuestras notas. Pan comido, había estudiado la última semana, no habría por qué sufrir por ello.

–Pero para presentar esta prueba, van a tener que presentar la tarea que les pedí, esa va a ser la nota que registre ¿Mmkay?

Bien. Esa tarea la hice anoche, un par de mapas conceptuales y un resumen, me tomó un poco de tiempo, pero pude hacerla sin conflictos. La hice junto con... Kyle.

–Voy a llamarlos en orden de lista, me dejan su cuaderno y les entrego la evaluación, ¿mkay?

Biggle, Bradley
Black, Token
Butters, Leopold
Donovan, Clyde
¡DONOVAN, CLYDE! ¿A-alguien sabe dónde está Clyde?

–Está en la entrada señor Mackey —respondió Nichole desde su asiento.

–Abrele, por favor.

No me había percatado, pero Clyde estaba allí fuera hacía varios minutos. Por alguna razón no había tocado la puerta, sólo estaba allí parado en silencio frente a la ventana.

Nichole se levantó de su asiento, se acercó a la puerta y la abrió, al ver al castaño todos se quedaron sin palabras, incluso Mackey estaba sorprendido por la imagen de quien solía ser el chico más alegre del salón.

Sus ojos estaban rojos de tanto llorar, sus ojeras eran negras como si fueran moretones, esas bolsas daban a entender que no había conciliado el sueño. Su rostro estaba demacrado. No parecía el Clyde que todos conocíamos, estaba realmente afectado, y yo sabía quien era el culpable.

–Bu-buenos dias señor Donovan. Por favor, dejeme su tarea sobre la mesa para entregarle la prueba, mkay?

–N-no la hice —respondió él en un tono de voz sumamente bajo.

–¿Perdón? No puedo oirlo.

–No... No la hice... —replicó, con una leve molestia al reoetir. Caminó hacia el asiento donde usualmente se hacía Bebe.

"¿Que le habrá pasado?" "¿Estará bien?" "Pobre Clyde" eran los comentarios que se oían entre susurros en la clase. Era tanto así que Mackey le pidió salir un momento del aula para hablar, Clyde accedió a regañadientes. Tras unos minutos los dos entraron denuevo, pero el castaño seguía igual.

Unos 20 minutos después tuvimos que empezar la prueba. Al parecer Mackey le dió una oportunidad de presentarla, pues le entregó las dos hojas. Empezó el tiempo para resolverla, y todos nos pusimos en la tarea, todos menos él. No podía concentrarme, miraba mucho a Clyde, y sólo podía sentirme culpable. Él miró demasiado la hoja de preguntas, lo veía desesperado, no fijaba su mirada en una sola pregunta. Se rindió, bajó su cabeza, colocó su mochila sobre la mesa, luego sus brazos, se acostó sobre estos y ocultó su rostro.

–Ahora entiendes mi enojo —susurró Bebe a mi derecha— Puedes hacer lo que quieras con tu vida, pero no arrastres a otros contigo, mira lo que puedes provocar.

Azabache de ojos azulesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora