Tweek Tweak

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Craig Tucker PoV

–¿Que dices si te acompaño a tu casa?

–N-no te molestes —respondió rápidamente, secando las lágrimas con la manga de su camiseta.

–No me molesta Tweek. Además no tengo nada más que hacer.

–¿P-pero, y tus padres? ¿N-no se molestarían?

–Tengo 17 Tweek, puedo ser independiente. Además vivo sólo, no tengo que preocuparme de eso. De hecho hasta había pensado en comprar un conejillo de indias para que me haga compañía —solté una carcajada.

Miré de reojo a Tweek, en su rostro se dibujó una pequeña sonrisa y rió tímidamente. Era un gran avance.

–Y-ya veo. Aunque, t-tengo que dejar mis cosas en casa e ir a-a trabajar.

–Cierto. Si no te molesta quiero acompañarte hasta tu casa, y de ahí a la cafetería, sería bueno ver un poco más de donde voy a trabajar.

–N-no me molesta, y gracias Craig.

–No agradezcas, debería agradecerte yo por el trabajo.

–Recuerda q-que mis padres te evaluarán.

–Ahhh, pasaré, tengo la fe de ello.

–E-eso espero...

Tweek y yo caminamos hacia su casa, quedaba a una cuadra de la mía, jamás pensé que vivíamos tan cerca. De ser otra la situación caminaría con él a la escuela, y también de regreso a casa, sin embargo la prioridad era Kenneth, por el hecho de la investigación y eso.

Mientras pensaba las cosas un poco, caí en cuenta de algo que había mencionado Tweek, su ex, ¿era un chico? Bueno, no es como si fuera algo malo o raro, despues de todo ya había tenido amigos, bien sean homosexuales o bisexuales, sin embargo ninguno me habló de su condición con tal confianza, a pesar de que nos llevaramos bastante más tiempo de conocernos. Tweek y yo sólo nos conociamos hacía tres días, y que me hable de eso con tal confianza me tenía perplejo. Aunque mirandolo bien, el pobre estaba desesperado, tal vez sólo quería soltar eso que lo estaba lastimando, y yo llegué en el momento indicado, quizás se trataba de eso.

Sea como sea, la inquietud me estaba carcomiendo. Quise preguntarle el porqué me contó todo eso con tanta confianza, pero una corazonada me detuvo, estaba seguro que sólo se trataba de un desahogo que pudo haber tenido con cualquiera. Yo sólo aparecí en un momento en que él necesitaba ser escuchado, no significaba nada más.

La situacion de él iba mejorando levemente, su mirada ya no estaba perdida en el vacío, sé expresaba un póco más, no parecía un muerto en vida. Por alguna razón esperaba que se sientiera mejor, en parte quizás porque yo pasé por algo similar cuando era más pequeño, con mi primera novia.

Caminamos en silencio hasta llegar a su casa, sólo bastó con acercarme al recibidor para notar que no había nadie. ¿Tweek dijo que sus padres estaban trabajando verdad?.

–L-listo, llegamos —dijo él con algo de nervios.

–Te espero aquí afuera, no te demores Tweek —respondí casi de inmediato con serenidad.

–S-si... —intentó decir antes de entrar a su hogar.

–¿Que pasa?

–E-entra si q-quieres... —dijo tímidamente, jugando con sus dedos, mirando al suelo, esperando mi respuesta.

¿Entrar a su casa? Hacía bastante tiempo no me invitaban a pasar, ya estaba acostumbrado a esperar fuera de la casa de todos. No dudé mucho mi desición, aunque he de admitir que si estuve algo inseguro al respecto, yo era practicamente un desconocido para Tweek, y darme tanta confianza ya me hacía sentir un poco raro.

Azabache de ojos azulesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora