Intimidad

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ADVERTENCIA:

Este capítulo contiene elementos LEMON. Leer bajo su propia responsabilidad.

Craig Tucker PoV

Y finalmente sucedió, de la forma más inesperada posible. Tweek tomó una actitud que desconocía en él, pero que realmente me encantaba, le daba picante a la situación.

Estábamos ahí, en la sala de los Broflovski, besándonos sobre el sofa mientras poco a poco nos retirabamos la ropa, nos dejamos llevar del momento.

–¿T-te gusta? —Preguntó.

–Me encanta, amor. Pero lo que me vuelve loco, es hacerlo contigo —Respondí, besándolo nuevamente.

La calentura subía más y más, no podíamos retener esos sentimientos más, estabamos a puertas de hacerlo ahí mismo.

–Amor, ¿y si baja el papá de Kyle?

–¿Tienes miedo Craig?

–Joder sí, demasiado, pero, lo hace más excitante —Dije, mirándolo con deseo— ¿Lo seguimos aquí mismo?

–La pregunta está de más, Craig.

Y empezamos.

Senté a Tweek en el sofa, acto seguido me senté frente a él, sobre sus piernas, mirándolo fijamente de la forma más deseosa posible. Lentamente y con sutileza desabotoné su camiseta, dejando ver su pálido pecho. No resistía la tentación, me acerqué más, y empecé a dar unos besos sobre su pecho. Me aferré a su cintura, acariciando con una mano su espalda.

Tweek empezó a soltar unos pequeños gemidos, pensé que lo estaba disfrutando, pero de inmediato recordé que podría dolerle algo por lo que le había pasado. Me detuve un momento y le pregunté.

–¿Te estoy lastimando amor?

–S-sigue —Respondió jadeando.

–Bien...

Asumí que se trataba de disfrute, seguí en lo mío.

Abrí la cremallera de mi chaqueta, me la quité y la tiré al suelo, posteriormente me quité la camiseta, dejando al aire mi pecho desnudo. Me acosté sobre Tweek en el sofa, de tal manera que nuestros cuerpos quedaron lo más juntos como fue posible. Había algo que me incomodaba un poco, era punzante, miré un momento y era el collar de Tweek, estaba quebrado y algo opaco, solo lo moví un poco y seguí. Con mi mano derecha di unas caricias a su pecho, empezando a la altura de su hombro y con un final en la parte baja de su estómago.

–C-craig...

–¿Que pasa, hice algo malo?

–¿P-puedo tocarte el pene? —Preguntó con timidez.

–Oh, claro. ¿Yo puedo tocar el tuyo?

–S-si...

–Oh, claro.

Extendí mi mano y toqué el miembro de Tweek, casi de inmediato él hizo lo propio con el mío. Nuestra respiración se aceleró, pero también empezó a entrecortarse, no quería gemir, y parecía que Tweek tampoco.

Lo estaba disfrutando, no podía negarlo, pero había algo que no estaba bien. Ese era Tweek, sí, pero no lo sentía allí, era difícil de explicar.

–Tweek, ¿lo estás disfrutando? —Pregunté en voz baja.

–S-si... ¿Y tú?

–Bastante.

–Estás, caliente, pero, pongámonos en otra posición.

–¿Cómo?

–Asi.

Tweek se levantó, me sentó en suelo y se colocó sobre mí. Ya sabía lo que estaba por suceder. Así lo quería él, y en el fondo, también yo quería que fuese así.

Se retiró su ropa interior y tomó mi pene entre sus manos, con sutileza se colocó frente a mí, y ubicó el miembro sobre su entrada.

–¿Seguro Tweek?

–S-si... S-solo, hazlo. Prestame tu mano.

El rubio tomó mi mano derecha y metió dos dedos a su boca. Jugueteó con su lengua, los ensalivó lo más que pudo. Luego los sacó, y los colocó atrás. Ya sabía para qué era eso, así no lo lastimaría.

Hecho eso empezamos con lo realmente complicado. Penetrarlo.

Tweek estaba un tanto apretado, sin embargo la saliva ayudó a relajarlo un poco, además el ponía de su parte, liberando sua tensiones para que fuera más fácil. Poco a poco me abría paso, pero era difícil, no quería lastimar al rubio, sabía que acababa de salir de una situación difícil, no iba a ser muy resistente al dolor.

Tweek empezaba a mostrar señas de incomodidad, ya casi entraba todo. Aún así parecía que lo estaba disfrutando, así que no quise preguntarle por ello, simplemente seguí hasta que todo entrara.

Finalmente entró todo, y como reflejo Tweek soltó un gemido un tanto fuerte, a lo que respondí tapando su boca, no quería que nos escucharan.

–P-perdon —Dijo apenado, con mi mano sobre su boca, que luego quitaría— ¿Ya es todo?

–Si amor. ¿Que sientes?

–S-se siente raro. P-pero me gusta.

–Eso es bueno cariño —Dije. Tomando su rostro para besar su boca— ¿Listo para seguir?

–S-si...

Puse una mano en el suelo y la otra en la cintura de Tweek. Con un ritmo algo lento empecé las embestidas, era una sensación increíble, su interior era bastante caliente, me envolvía por completo, jamás había sentido algo tan genial. Poco a poco subía la intensidad de mis movimientos, y Tweek hacía lo propio, parecía estar disfrutándolo como yo.

Pero, entonces sucedió lo peor. Pues miré su rostro, y no daba signos de placer. Es más, estaba perdido, sus ojos en blanco, y con unas lágrimas brotando de ellos.

Me detuve de inmediato, y le di un abrazo, había cometido un error que no me podía perdonar.

–Tweek, perdóname.

–¿Por qué?

–Por todo. Soy un idiota. Maldita sea, siempre pienso en mí, no en tí. No puedo ser lo que necesitas.

Me separé de él. Tomé mi ropa del suelo y sequé mis lágrimas.

Mientras me cambiaba miré tímidamente el pecho de Tweek, se veía tan debilitado, tan pálido, quien sabe cuanto dolor calló y no le di importancia. No era justo con él ni con lo que sentía, fui una basura.

–Lo siento Tweek. Soy un idiota.

Le di sus prendas y lo ayudé a vestirse. No dijo ni una sola palabra mientras hacía esto, estaba molesto o adolorido, de eso no había duda. Abotone su camiseta oliva, botón por botón, desde su estómago, pasando por su pecho, hasta su cuello. Una vez terminé abracé a Tweek, y sin decir una palabra más abrí la puerta y me marché.

Azabache de ojos azulesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora