El abrazo del alma

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Tweek Tweak PoV

Hay cosas que te traen denuevo a la vida, quien provocaba eso en mí era quizás Craig. De alguna manera, todas las atribuciones que había tenido conmigo me trasnmitieron algo que nadie, ni siquiera Kyle, me habían hecho sentir. Me protegía, me cuidaba, se preocupaba por mí, y todo eso en tan pocos días. No sé que habría tenido que pasar, pero no podría negar que el momento en que Craig llegó me hizo cambiar. Me dió confianza en mí mismo, me ayudó con unas simples palabras, y ahí estaba, comiendo un helado junto a mí en lo que era un soleado día de verano.

No hacían falta palabras, el lenguaje verbal entre nosotros decía absolutamente todo. Entenderme con él era genial.

Pasó el tiempo del receso, hablamos un poco acerca de nosotros, y le pregunté a Craig si me acompañaría esa tarde en la cafetería.

–Kevin tiene s-si examen de admisión h-hoy en la tarde. ¿Po-podrías acompañarme?

–Claro Tweek. Además es viernes, no tengo planes, y estar contigo sería bonito.

–O-oh, e-este, ammm... ¡G-gracias! —Sonreí con un gran sonrojo.

–¿Estás bien? te pusiste algo rojo, ¿no tienes fiebre?

–N-no, no sé —Solté una risita nerviosa— quizás si tenga.

Craig me iba a decir algo, pero el timbre de la escuela sonó. Debíamos volver a clases, por suerte ya faltaba poco tiempo para salir de allí hacia nuestras casas.

La ultima clase pasó con algo de rapidez. Dormí un poco mientras Garrison hablaba, y el maestro duró más tiempo fuera del salón que dentro de este. Las horas fueron minutos, y ansiaba que fuera hora de salir de allí para ir con Craig a mi casa y después tomar rumbo a la cafetería.

Miraba atento el reloj, esperaba que este marcara la hora exacta para irme, y cuando esto sucedió no pude sentir mayor calma, finalmente se había acabado la semana, ya podría descansar con tranquilidad y saldría con mis ami... Bueno, quizás pudiera armar algun plan con Craig, después de todo él sólo se llevaba bien conmigo y con Kenny.

Como era de esperarse todos los chicos se apresuraron para dejar el salón. Guardaban sua cosas con prisa, apuraban a sus amigos y se iban sin desperdiciar ni un minuto. Por supuesto no era de ese tipo de personas. Usualmente me quedaba con Clyde y Bebe para irnos juntos, o al menos con uno de ellos, hoy no era el caso. Esperaba un poco a Craig, me iría junto a él hoy.

Cuando él guardó todo me hizo una seña y partimos juntos, no podía estar más feliz, ¿o tal vez sí?

Había algo que me impedía irme en paz a casa, sentía que debía hacer algo, tuve que mirar atrás para saberlo. El castaño me miraba distante, un poco deprimido, como si tratara de transmitirme algo. Mi cabeza empezó a dudar. Podía ir junto a Craig a mi casa y luego a la suya, mis padres no estaban, y él vivía sólo, podría ser una buena oportunidad para cualquier cosa que surja. Sin embargo, nada de eso estaba encima de él, después de todo, él seguía siendo mi mejor amigo.

–Craig... ¿puedo p-pedirte un favor?

–Eh, claro, dime.

–¿P-puedo llamarte al rato?  Tengo a-algo que hacer...

–Claro. Tú sólo avísame cuando salir y paso frente a tu casa.

–G-gracias, nos vemos a-al rato Craig.

Me despedí de Craig, decidí que por más que quisiera estar con él, no podía dejar las cosas así con Clyde, mucho menos un fin de semana en el que no nos veríamos. Si Clyde sacrificó tantas cosas por mí, yo debería hacer lo mismo, y más cuando el culpable de su tristeza era yo.

Miré como se alejaba Craig, una vez lo perdí de vista regresé al salón. Tenía miedo, estaba nervioso, sabía que Clyde y Bebe estarían justificados si decidían no volver a hablarme. Hasta llegué a pensar que Clyde podía golpearme, me parecía justo. Eran miles de probabilidades, no sabía sí serviría o no, pero debía darle la cara a la persona que siempre estuvo ahí para mí, era ahora o nunca.

–C-clyde... ¿p-podemos hablar u-un momento?

–Que... ¿Que quieres?

–H-hablarte —Me acerqué a donde estaba sentado, me paré a una corta distancia y lo mire fijamente— p-por favor.

–Fue suficiente con lo de ayer. Ya vi suficiente.

–C-clyde... S-solo hablemos, tú y yo.

–¿No estamos haciendo eso? Tweek, esto no tiene sentido, no puedes ser mi mejor amigo si no confías en mí.

–¡P-pero sí confío en tí! E-eres... E-eres el chico en el que m-mas confío, ¡eres mi mejor amigo! ... Y-y, espero que e-eso siga siendo así.

–Clyde, voy a estar afuera, te espero —Le dijo Bebe, saliendo del aula para dejarnos solos.

Bebé salió, y cerró la puerta al dejar el aula. Quedamos él y yo, solos, en medio del silencio y bajo el sol de la tarde.

Me tomé el atrevimiento de sentarme junto a él, no nos miramos a los ojos, sabía que sería incómodo para ambos.
–¿Por qué nunca me lo dijiste? Ya habría estado bien si me enteraba de que aún lo amabas.

–N-no lo amo.

–Lo que hicieron ayer no lo hace la gente que no se ama.

–Tuve u-u momento difícil... M-me dejé llevar, e-estuve mal. De t-todas las personas en este mundo, e-el que menos quería q-que me viera eras tú.

–Ya lo hiciste, da igual lo que digas —Clyde apartó la vista y empezó a mirar hacia la pared— Tú me gustas Tweek, ha sido así desde hace mucho, no te imaginas el golpe tan duro que me llevé al ver eso... Te había comprado unos cupcakes... S-son tus favoritos ¿cierto?

–Clyde... N-no puedo decir cuanto lo siento. Q-qusiera que todo volviera a la normalidad.

–No será así Tweek —Dijo él, levantándose de su asiento— no todo se arregla tan fácil. No dejaré de ser tu amigo, pero no voy a hablarte por un tiempo, es lo mejor para tí y para mí.

–E-entiendo...

–¿Te puedo pedir algo?

–S-si...

–Dejame abrazarte, voy a extrañar eso.

No respondí con palabras, respondí con acciones. Me lancé en un abrazo hacia Clyde, uno fuerte, tan fuerte como mia brazos me lo permitieran. No pude controlar las lágrimas, era obvio que terminaría llorando.

No sabía que pensaba Clyde, él estaba ahí, frío, distante, no era el que yo conocí. De repente sus brazos se movieron, lentamente se posaron en mi cintura, estaba correspondiendo al abrazo.

Terminamos llorando, abrazados en un salón vacío. Quizás perdería a mi mejor amigo, pero haría lo que fuera para que no perdiera su sonrisa.

Azabache de ojos azulesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora