Cuando Brave decidió aceptar la oferta del señor Hazer, no pensó mucho en la serie de acontecimientos que tal acción podría desencadenar.
Para empezar, no todos los hijos del señor Hazer son niños. Está el mayor. El artista depresivo y arrogante, q...
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~Brave POV~ Una semana, llevo una semana en esta casa sin hacer nada. Los niños apenas me necesitan, excepto para las tardes de té con Lucy, claro. Estoy aburrida y apenas he salido. Joel (el chofer) me llevó a comprar algunas cosas a un centro comercial y ya está. Esa ha sido mi gran exploración de Los Angeles.
—¡Se acabó!—exclamo con energía al levantarme de la cama.
Hoy hace un sol que raja las piedras. Estoy acostumbrada a este clima caluroso pero la cuestión es toda la humedad qué hay en Los Angeles. El aire es caliente, todo es caliente. Me dan ganas de meter la cabeza en el refrigerador. Aunque eso no es necesario. Los Hazer tiene una piscina del tamaño de mi casa en Sídney, lo que me dió por pensar en muchas actividades bastante divertidas. Los gemelos están en su cuarto y creo que Killian está en su estudio o algo así. Me ha ignorado olímpicamente todos estos días. Pero me da igual.
Me coloco mi traje de baño y unos shorts, me recojo mi encrespado cabello en dos pequeños moñitos y camino por toda la casa buscando los juguetes de los niños. El señor Hazer me había mencionado que todos los juguetes estaban metidos en un lugar pero no logro recordar donde. No quiero preguntarle a los gemelos ya que intento que la actividad que tengo en mente sea una sorpresa. Cuando ya me he recorrido toda la mansión más de dos veces, se me están acabando las opciones. Le he preguntado a algunos empleados pero no tienen ni idea. Aunque no quiera, tengo que hacerlo.
Me paro frente a la puerta de su estudio y dudo si tocar o no. Killian es muy raro, estamos en verano y el parece que está en plena hibernación. Aunque sale todas las noches y llega a las tantas, pero igualmente, de día no pone ni un dedo fuera de la casa. Tampoco he visto a ninguna chica, supongo que no tiene novia. Aunque me sorprende mucho que las chicas no se le tiren encima. Con todo y su mal carácter sigue estando guapo y encima tiene dinero. Respiro hondo una vez y decido tocar.
—Pase—Una voz suave se escucha a través de la puerta y rápidamente me doy cuenta de que no es Killian. Él hubiera soltado un gruñido como el ogro de las cavernas que es.
Cuando entro los dos chicos se me quedan mirando. Killian está pintando una flores en una de las paredes de tiza. Mis ojos viajan a través de la habitación y veo a Kai sentado en el sofá con su móvil en las manos—Hola muñeca—No sé porqué me sigue llamando así. Apenas nos conocemos.
La verdad recordaba su rostro a la perfección. Como para no recordarlo. Todo en él es perfecto, sus ojos azules, esas pecas tan adorables que tiene en la cara, por no hablar de esos hoyuelos que aparecen cada vez que sonríe. Definitivamente es muy guapo, totalmente digno de catálogo.
—¿Qué quieres?—La voz pesada de Killian me saca del trance.
—Este. ¿Sabes donde están los juguetes de los gemelos?—Killian se encoge de hombros y yo desvio mi mirada a las paredes de su estudio. Es impresionante. Las paredes tienen diferente dibujos. La que más me gusta es la de New York. Se ve tan real. También tiene lienzos en pequeños marcos en el suelo. Son flores y sombras de personas. Tiene mucho talento
