Cuando Brave decidió aceptar la oferta del señor Hazer, no pensó mucho en la serie de acontecimientos que tal acción podría desencadenar.
Para empezar, no todos los hijos del señor Hazer son niños. Está el mayor. El artista depresivo y arrogante, q...
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~Brave POV~ Siempre he creído que el mundo es demasiado grande como para que nos quedemos anclados a un solo lugar. Cuando mi madre me contó los planes del señor Hazer creía que era una locura. Los Hazer vivían aquí en Sídney. Justo en la casa de al lado nació Laurel Hazer, bueno, su apellido no era Hazer en aquellos tiempos.
Ellos y mis padres eran amigos desde el colegio, siempre estaban juntos. Justo antes de dar a luz a su primer hijo los Hazer se mudaron a los Estados Unidos. Nadie sabe exactamente porqué, pero todos saben que fue una decisión de la que nunca se arrepintieron. La vida les regaló éxito. Comenzaron con un pequeño bufete de abogados en los suburbios de Los Ángeles y ahora son una de las compañías más importantes de los Estados Unidos.
Yo solo conozco a la mamá de Laurel Hazer. La señora Jones continúa viviendo en la casa de al lado. Desde que su hija murió no ha vuelto a ver a sus nietos, y ellos tampoco vienen a visitarla. Me siento realmente mal por ella. Es duro saber que lo único que te queda de tu hija son recuerdos felices en una casa vacía. Eso no está bien.
—¡Brave!—Grita la señora Jones sacudiendo las manos en el aire—¿Preparada para tu viaje?—Pregunta.
Me acerco a su porche y se me pega esa sonrisa tan contagiosa que tiene. La señora Jones es una ternura. Su cabello está bañado en canas pero aún así, siempre luce bonito. Se viste acorde a su edad, pero siempre elegante. Unas perlas finas decoran siempre su cuello y creo que nunca la he visto sin maquillaje.
—Estoy nerviosa—Confieso aún pensando en todas las cosas que cambiaran en mi vida.
Después de terminar la secundaria no tenía claro que quería hacer con mi vida, así que decidí trabajar y descubrir que era lo que realmente me gustaba. Ha pasado un año y no he tenido suerte.
Afortunadamente para mí, mi madre piensa en todo. Desde que murió mi papá ella se ha encargado de darme todo lo que pueda llegar a necesitar. Trabaja muchísimo pero siempre saca tiempo para mí. El día que le dije que quería tomarme un año para pensar que estudiar, creía que me iba a matar. Pero ella me entendió mejor que nadie. Cuando me dijo los planes del señor Hazer no me lo podía creer. Él le había comentado lo difícil que lo tenía para cuidar de los gemelos. Los niños tienen siete años y al parecer no se llevan muy bien con las niñeras que el señor Hazer ha contratado. Mi madre habló conmigo y me propuso un trato.
Iría a trabajar y a estudiar en la universidad comunitaria. Comenzaría en un curso de orientación estudiantil. Daría algunas clases en el tiempo que los gemelos están en la escuela y terminaría justo a tiempo para recibirlos en casa. El señor Hazer hasta se ofreció a pagarme la matrícula en UCLA, pero me negué rotundamente. La universidad es demasiado cara, no quiero que gaste su dinero en mi cuando ni siquiera sé que quiero estudiar. Lo mejor es que me tome las cosas con calma. Quiero ver que me gusta, quiero ver que es lo que realmente quiero para mi futuro.
