Cuando Brave decidió aceptar la oferta del señor Hazer, no pensó mucho en la serie de acontecimientos que tal acción podría desencadenar.
Para empezar, no todos los hijos del señor Hazer son niños. Está el mayor. El artista depresivo y arrogante, q...
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~Brave POV~ La universidad estaba siendo reinada por el caos.
Faltaba poco para que terminaran los plazos de entrega de los trabajos más importantes del semestre, y solo quedaban días para los exámenes finales.
Jamás en mi vida había visto la necesidad de tener que poner mi nombre en una lista de espera, con la única finalidad de usar una mesa en la biblioteca de la escuela. Estaba más que sorprendida. Cientos de estudiantes caminando, corriendo de un lado al otro. Veías páginas de notas volar y trabajos de años anteriores cundir de mano en mano por los pasillos. Era como si alguien hubiera alterado una colmena de abejas, todos se movían de un lado hacia el otro; absolutamente desesperados.
Estaba teniendo problemas para concentrarme. Hannah estaba a mi lado, Bruno estaba enfrente de nosotras leyendo en voz alta.
— ¿Qué página estás leyendo ahora? — Hannah comenzó a ojear el libro. Su tosquedad probablemente haría desprenderse alguna hoja en cualquier momento.
— La veinte — tomo el libro y busco la página yo misma. — ,aquí. — señalo con el dedo y ella toma de vuelta el libro.
Todos estábamos estresados, pero Hannah era la que peor lo llevaba. Si su nota media bajaba un punto si quiera, su plaza sería retirada del programa de música en UCLA.
— ¿Qué hora es? — Bruno sacó la cabeza del libro y me miró fijamente.
Tenía mi teléfono al lado así que ladeé la cabeza para ver la pantalla— Son las cuatro y diez minutos.
— ¡Mierda! — Bruno se levanta y deja el libro sobre la mesa— Llego tarde al trabajo. Hannah toma el libro y me lo devuelves mañana, tengo una copia en mi apartamento.
Hannah toma el libro y sigue leyendo por donde Bruno lo había dejado.
Veo a Bruno desesperarse al meter todo buscamente en su mochila. Veo que se acomoda la chaqueta pero lo que no veo es el casco de su moto. — ¿Y el casco? — pregunto.
— La moto está en el taller. Tomaré un taxi. — mueve la silla ligeramente sin causar ruido.
— Yo te puedo llevar, si quieres. Necesito aire de todas maneras. — digo riéndome.
Si me quedaba un segundo más, si leía una palabra más; perdería la cordura. Usualmente las cosas se me pegan bastante rápido. Cuando leo algo; si presto la suficiente atención y si entiendo lo que leo; con seguridad se me quedará estampado en la cabeza por un largo tiempo.
— ¿No te inporta? — Bruno ladea la cabeza hacia ambas direcciones estirándose el cuello.
— Para nada, vamos.
Nos despedimos de Hannah, que sin apartar la vista de los libros nos hizo un gesto con la mano.
Cuando salimos el sol me cegó por completo. El invierno había comenzando, se podía notar con la brisa fría que removía mi pelo cada vez que salía al exterior. Sin embargo, no he visto ni un solo día nublado. Todos los días el sol aparece en el cielo como si fuera Junio.
