~ Brave POV~
No sabía que día era, o quien estaba durmiendo en el sillón de la habitación del hospital. Mi cabeza dolía cuando abrí los ojos finalmente. No podía mover mucho mi cuello, pero sonreí cuando sentí como mis piernas respondían ante mi. Estaba mejor, eso era evidente.Creando presión sobre mis codos, logré sentarme en la cama. Me apoyé en la almohada cuando por fin pude identificar el rostro de la persona que velaba por mi esta noche. Killian estaba sentado, o mejor dicho; desparramado sobre la silla. No había nada de comodidad en la posición en que su cuerpo se había moldeado sobre la madera. Y con un nudo en la garganta pensé en cuantas noches habría estado durmiendo ahí.
— Killian... — susurré, intentando que no le tomara por sorpresa. Mi voz estaba rasposa, y mi garganta dolía demasiado la segunda vez que intenté despertarlo.
Sin respuesta, me levanté. ¡Dios! ,como me dolían las piernas. Cada músculo se sentía como un latigazo debajo de mi piel, un dolor que jamás había sentido. Me apoyé de las paredes hasta que llegué al baño de la habitación. Mi rostro estaba peor de lo que jamás había podido imaginar, tenía hematomas por toda la cara y al abrir mi bata comprobé lo que ya me temía. Los hematomas se habían convertido en una especie de tatuaje oscuro alrededor de mi abdomen y hombros. Estaban por todos lados; manchones violetas y azules. Dolían si los tocaba, y también si no lo hacia.
¿Qué demonios había pasado?
En pasos cortos, sentía la circulación mejorar sobre mis muslos y caderas. Ya me podía mover mejor y aunque solo era un poquito más de movilidad no pude evitar sentir alivio. Tal vez en unas semanas podría volver a ser yo misma; por fin mi cuerpo regresaría a como lo recordaba. Sin ir directamente de nuevo a mi cama, tomé una manta calida de color azul y con cuidado cubrí a Killian debajo de ella. La habitación estaba helada, era casi increible imaginar
como el propio frio no había sido capaz de despertarlo antes....
~ Killian POV~
Cuando desperté algo estaba cubriendo mis pies y abdomen. De un salto de asombro la manta cayó sobre el suelo y automáticamente yo también me levanté.Brave no estaba en su cama, no estaba ahí.
Sintiendo un nudo en el pecho, corrí por el pasillo hasta llegar a la mesa de enfermería. — ¡Brave! Brave Thompson, ¿Dónde está?
Sin mirarme a los ojos la enfermera, siguió teclenado algo en la computadora. — La paciente se encuentra en la cafetería con sus visitantes.
Confundido, supuse que se trataba de un error. Brave no se había despertado, era imposible que aquella mujer que aún seguía teclando estuviera hablando de mi Brave. — ¿Estás segura? ¿Cuándo despertó?
— En la madrugada. — la mujer contestó.
Sin pensar o querer parar corri hasta la cafetería deseando que no fuera un error, deseando que de verdad Brave haya despertado. ¿Fue ella quien puso la manta sobre mi? ¿Por qué no me despertó?
En la mentada cafetería habían más personas que días atrás. Llevo dos semanas quedándome a su lado. Su madre y mi padre han intentado que me marche para que descanse en mi cama; pero no había sido capaz de hacerlo. Quería estar a su lado, necesitaba estar a su lado.
Observé desesperado entre la gente y antes de que la primera lágrima descendiera sobre mi mejilla vi su rostro por fin. Sus ojos estaban abiertos, sus bellos ojos verdes estaban completamente abiertos. Estaba sonriendo con mi hermana en brazos, mientras que su madre estaba apoyada sobre su silla de ruedas, tocando su cabello y sonriendo de oreja a oreja. Lucas estaba sobre mi padre y Fisher estaba sentada en la mesa, participando también en la conversación.
Todos estos días mi padre y su prometida han estado viniendo e yendo; visitando a la madre de Brave y dándole ánimos. Fisher ya se ha mudado oficialmente a nuestra casa; actualmente de lo único que se habla en la mansión es de la boda. Faltan pocos días para que mi padre sea de nuevo un hombre casado. Me he comportado; lo juro. Sin embargo; no pienso asistir a la ceremonia.
— ¡Killian! — Lucas gritó cuando me acerqué a ellos.
Brave estaba despierta, repetía dentro de mi. Brave estaba despierta y jamás en mi vida permitiría que algo malo le volviera a pasar.
— Buenos dias. — dije controlando mi voz, no deseaba que me vieran llorar o mucho menos que sintieran mi voz romperse.
— Buenos dias. — Brave dijo. Su voz, dios su voz. Extrañaba su voz.
— Vi un McDonalds aquí al lado. ¿Buscamos la comida? — mi padre propuso. Los gemelos obviamente no podían sonreir más. — Quédate aquí, traeremos algo para los dos. — añadió, aunque por supuesto que me quedaría. No la dejaría sola ni por un segundo.
Nervioso, me acerqué a la silla de la mesa quedando de frente a su rostro completamente despierto. Aún habían hematomas sobre sus mejillas y alrededor de sus ojos; pero su rostro seguía siendo hermoso.
— ¿Cómo te sientes?
Brave sonrió. Amaba y extrañaba demasiado esa sonrisa. — Me siento despierta.
Dejando un resoplo, tiré de su silla hacia mi. — ¿Por qué no me despertaste?
Ella se inclinó tocando mi rostro con sus manos que estaban demasiado frias. — Llevas semanas quedándote aquí. Mi madre me ha dicho que apenas dormías. Me alegro de no haberte despertado; aunque me siento terrible por haberte dejado dormir ahí.
— Debiste despertarme. — dije sin poder controlarlo esta vez. Mi voz se rompió como el vidrio, en mil pedazos y sin fuerzas mis ojos se llenaron de lágrimas en menos de un segundo. — Tenía mucho miedo de perderte. Estabas cubierta de sangre, perdóname. Brave por favor, perdóname.
Sonriendo, sus labios tocaron los mios después de lo que había parecido mil años. — ¿Acaso tu me atropellaste? — Sonrei. Solo a ella se le ocurriría preguntar algo así, en estos momentos. — No tienes nada por lo que disculparte. Estoy bien, estoy aquí y no me pienso ir a ningun lado Killian Hazer.
— Te tomo la palabra. — dije antes de tomarla en brazos y besarla.
No la dejaría sola más, ni por un minutos ni por un segundo la dejaría sola. Brave y yo eramos uno solo hoy y siempre.
Brave está bien, pensé de nuevo. Brave está despierta.
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Estaba Esperándote ✔️
RomanceCuando Brave decidió aceptar la oferta del señor Hazer, no pensó mucho en la serie de acontecimientos que tal acción podría desencadenar. Para empezar, no todos los hijos del señor Hazer son niños. Está el mayor. El artista depresivo y arrogante, q...