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~Killian POV~Observé como se mordía la lengua cuando el pincel tocó las líneas que había trazado a lápiz

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~Killian POV~
Observé como se mordía la lengua cuando el pincel tocó las líneas que había trazado a lápiz. Brave parecía cansada y a punto de rendirse.

Habíamos estado todo el día pintando el nuevo apartamento y dejando todo listo para la mudanza. Tres de sus paredes estaban terminadas, pintadas con un color azul cielo; la otra pared aún estaba por verse.

Ella me había pedido dibujar algo. Hace una semana me mostró un diseño fácil, una linda playa y un cielo despejado.

— Ten cuidado con los bordes. — señalé.

Tenían planeado mudarse al día siguiente. Ya habían varios muebles en el salón y casi todos los muebles de la cocina. En la habitación de Brave solo había un mueble blanco para guardar ropa. También había un espejo, pero aún había que colgarlo sobre la pared.

— No quiero arruinarlo. — alzó el pincel desde el suelo. — Esto no es para mi.

Sonreí. — Déjame. — bajé las escaleras y me senté en el suelo, detrás de ella. Sujeté su mano con la mía y guié sus trazados a la perfección. — Así. — susurré, cerca de su oído.

Sentí su cuerpo temblar debajo del mío, sonreí.

— Me gusta verte pintar. — dije cuando dejé el pincel en el suelo.

Brave rodó su cuerpo con sus manos hasta quedar sentada frente a mi. Habíamos dedicado cada tarde, durante una semana entera a pintar. Todavía no me gustaba la idea de no verla cada día en mi casa. Su habitación quedaría vacía, su risa ya no destacaría en nuestras cenas silenciosas o en nuestros desayunos. Sin embargo, estaba tremendamente feliz de que ella estuviera aquí.

Ya no había nada entre nosotros, ya no estaba mi pasado interfiriendo con mi futuro cerca de ella. Éramos ella y yo, y eso era todo lo que necesitaba que fuéramos.

Puse un mechón de pelo detrás de su oreja y dejé un beso sobre sus labios.

— ¿Qué? — pregunté, sus ojos se habían fijado sobre mi, pero ella no decía nada. Sonreí. — ¿Por qué me miras asi?

— Me gusta mirarte. — me besó. — Me gusta besarte. — me besó de nuevo y me quejé cuando se apartó y tomó el pincel.

Le quité el pincel y tiré de sus caderas para que regresara a mi.

— ¿Y ya está? — dije con un tono ofendido. — Me siento usado.

Sonrió. — Bobo.

La besé, y luego la besé de nuevo.

No me cansaba de besarla, era la mejor actividad de la historia. Si tuviera que elegir hacer solo una cosa por el resto de mi vida, sería besarla. No existe un universo donde besarla no sea mi actividad favorita, no podría existir.

Estaba Esperándote ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora