Cuando Brave decidió aceptar la oferta del señor Hazer, no pensó mucho en la serie de acontecimientos que tal acción podría desencadenar.
Para empezar, no todos los hijos del señor Hazer son niños. Está el mayor. El artista depresivo y arrogante, q...
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~Brave POV~ Llegar al trabajo al día siguiente fue extraño. El señor Hazer me había citado a primera hora de la mañana. Habían cosas que discutir y yo deseaba desaparecer.
Por más que lo intentara, aquella imagen seguía fijada en mi cabeza. Un sentimiento de culpa recorría todos los rincones de mi cuerpo.
Tenía que contarle la verdad a Killian, tenía que contarle lo que había visto.
— Toma asiento.
El señor Hazer señaló a una de las butacas. Su tono de voz seguía pesada, preocupado. Tal vez él pensaba lo mismo que yo. Él sabía que Killian merecía saber la verdad, sin embargo, no parecía tener ninguna intención de hablar con su hijo.
— Sé que lo que viste el día de ayer tal vez te resultó extraño. Debes de estar muy sorprendida.
Lo estaba.
— Usted no tiene que darme explicaciones a mi. Cualquier persona tiene derecho a rehacer su vida. — repliqué calmada. Trataba de respirar de manera pausada, trataba de que acabar con aquella conversación lo más pronto posible.
Peter se levantó de su silla y se apoyó sobre la mesa delante de mi.
— ¿Así piensas? — sonrió. Estaba sorprendido. — Daría lo que no tengo para que mi hijo pensara igual que tú.
— ¿Killian lo sabe? — Era imposible que lo supiera, sin embargo, tuve que preguntar.
— Elena y yo nos conocimos hace unos meses. Estaba en Nueva York por negocios y mis clientes estaban muy interesados en una sinfonía de Broadway. Elena se convirtió en lo único que mis ojos eran capaces de ver sobre el escenario. Soy muy afortunado de tenerla en mi vida. Ella dejó su trabajo y todo lo que tenía por mi. Vino a vivir aquí y comenzó a trabajar en la universidad a principios del curso escolar.
Peter cierra los ojos, calibrando todo aquello que me estaba confiando.
No sé mucho, pero no creo que le haya contado a muchas personas sobre esta historia de amor en particular.
— Sé que no he sido el mejor padre para mis hijos. Tampoco he sido el mejor compañero para Elena si te soy honesto. — Nuestras miradas se encontraron. — Pero quiero cambiar eso. Nos vamos a casar y mañana Elena será presentada en esta casa como mi prometida.
Sin darme cuenta dejé salir de mis labios un hilo de sorpresa.
— ¿Se van a casar? — pregunté, él asintió.
Al instante supe lo que aquella boda iba a significar. Una nueva tormenta se avecinaba sobre el apellido Hazer, un terremoto llamado Killian arrasaría sobre esta casa y yo sentía que la anticipación de aquel impacto yacía debajo de mis pies.
— Espero que puedas guardar mi secreto hasta mañana. Tú y tú madre están invitadas a la cena por supuesto.
