Cuando Brave decidió aceptar la oferta del señor Hazer, no pensó mucho en la serie de acontecimientos que tal acción podría desencadenar.
Para empezar, no todos los hijos del señor Hazer son niños. Está el mayor. El artista depresivo y arrogante, q...
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~Killian POV~ Se había largado.
Cuando miré por el espejo retrovisor, Brave ya no estaba. Lucas estaba de pie al lado de la puerta. Solo, completamente solo.
Me bajé del coche — ¿Dónde está Brave?
Lucas se acercó. Estaba sudado, y con el pelo mojado. En sus manos solo tenía un balón, así que supuse que todo su equipo ya estaba en el maletero del coche. — He olvidado un formulario para el próximo partido. Ella me ha dicho que iba a buscarlo.
— ¿Huh? ¿Buscarlo, dónde?— enmarqué la ceja. Esperaba que no fuera lo que me estaba imaginando.
— El entrenador Oliver lo tiene.
Mierda. No podía ser verdad — Lucas quédate aquí, voy a buscar a Brave.
El niño comenzó a caminar detrás de mi— ¿Pero me vas a dejar solo?— replica.
Di media vuelta. — Entra a el coche y espérame ahí, no será por mucho tiempo. —Puso los ojos en blanco. —Toma— le di mi celular. —Entretente con esto, ahora vuelvo.
Seguí caminando.
Había dado igual todo lo que yo había dicho, daba igual mis caras y mis palabras, por un oído le entró, por el otro le salió. Estaba rabiando. Oliver y yo no tenemos un pasado limpio. Lo detesto con todo mi ser, y sé muy bien que el sentimiento es mutuo. Lo que pasó había marcado un punto y final para los dos. Se suponía que ahí se había quedado, que nada más pasaría. Pero ahora todo esto, parecía un chiste del destino o el maldito karma.
Cuando entré al lugar, lo único que había era un pasillo estrecho. Pasé los probadores, hasta llegar a la oficina. Lo primero que vi fue una pequeña ventana; las cortinas de esta, estaban recogidas, asi que pude ver a Brave a través del cristal. Estaba de espaldas a mi y Oliver frente a ella.
— No entiendo— Brave susurró. La puerta estaba abierta.
Oliver cruzó los brazos — Victoria ¿No te ha hablado de ella?
Mierda.
Entrando en pánico avanzo en pasos largos —¡Brave! — mi chica pega un brinco. Miro a Oliver y en su rostro veo la satisfacción. El muy cabrón lo estaba disfrutando —Lucas está solo esperándonos, vamonos.—mis palabras salieron pesadas. Como si estuviera dando una orden.
Brave se desorienta moviendose para los lados. La tomé por sorpresa —Mhm, gracias— le dijo a Oliver. Este hizo un pequeño gesto, pero Brave ya estaba de espaldas.
Con una seriedad preocupante en su rostro, caminó hasta mi. Intenté tomarla de la mano, pero apartó la suya. Tal vez inconscientemente, no lo sé. Tragó saliva y salió de la oficina sacándome ventaja.
Todo se había ido a la mierda. Lo podía percibir. Era mi culpa. Cuando tienes un pasado como el mío deberías de tener más cuidado, sobre todo si es de Oliver de quién estamos hablando. Él muy capullo me la tiene jurada, y yo se lo he puesto en bandeja. Pero no puedo dejar que la cosa empeore. Decirle la verdad a Brave es una opción que está descartada. No podría, no tengo las palabras. Nunca las he tenido.
