Cuando Brave decidió aceptar la oferta del señor Hazer, no pensó mucho en la serie de acontecimientos que tal acción podría desencadenar.
Para empezar, no todos los hijos del señor Hazer son niños. Está el mayor. El artista depresivo y arrogante, q...
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~Brave POV~ Es curioso el cielo nublado; la calma antes de la tormenta. Todo gris y oscuro, con una brisa calmada; sin poder ignorar la comodidad. Tal vez eso fue Killian Hazer para mi; mi cielo nublado. En el fondo sabía que en cualquier momento una tormenta se desencadenaría sobre mi. Sabía que el traería frio y que mi corazón se rompería como el hielo se rompe. En mil pedazos.
— ¿Estás bien?— escucho a través de la mampostería que divide los cubiculos del baño. Ciertamente no recordaba como había terminado ahí, pero ahí estaba. Estoy decidida a llorar hasta que la última lágrima caiga. Tal vez de esa manera no me quedaran más lágrimas, y esta será la última vez que llore.
¿Cómo pudo? Era un juego para él, ¿eso era todo? Quiero creer que Killian no es así, ¿pero que más pruebas necesito?
— ¿Necesitas que llame a alguien? — La voz dulce, resuena otra vez. Obviamente es una chica, y obviamente me está hablando a mi: "La chica rara que llora desconsoladamente" Nunca pensé que algún día sería esa chica, la verdad.
— Toma.— lo primero que veo es una pulsera de diamantes. La chica desconocida alzó su mano por encima de la puerta. Sus uñas estaban largas, y muy bien cuidadas, lástima que no tuvieran color.
Tomo el pañuelo con delicadeza y me debato entre salir o quedarme encerrada ¿Dónde están tus modales Brave? Casi escucho decir a mi madre.
— Gracias— murmuro limpiando mis ojos, viendo mi maquillaje desvanecerse contra el papel. En otras circunstancias me estresaría al pensar que mi cara debe de parecer un cuadro abstracto, pero ahora mismo me da igual.
Cuando por fin tomo el suficiente valor para salir, solo hay una persona en el baño. Una chica retoca su maquillaje frente a los espejos. Viendo a la desconocida, me pregunto si ser atracctivo es requerido para esta universidad. La chica perfectamente podría ser modelo. Sus largas piernas están escondidas detrás de un pantalón algo ancho, lo que combina muy bien con su top ajustado. Tiene el cabello largo, recogido en una coleta alta. Sus ojos son castaños al igual que su pelo. Su rostro es tan simétrico que da miedo, sus labios sobresalen como la facción más bonita que tiene. Es hermosa, de eso no hay duda.
— ¿Estás bien?— pregunta de nuevo.
Yo asiento, pero al ver mi reflejo en el espejo comienzo a llorar de nuevo. — Nos ha pasado a todas. Ven.
La desconocida alza su mano, tirando de mi hacia el espejo. De su bolso saca toallas desmaquillantes y tiende una hacia mi. Sin pena alguna, la tomo. Comienzo a frotar y los ojos de panda quedan en una pesadilla del pasado. — Mucho mejor. —la chica celebra guardando todo de vuelta en su bolso. — Nunca te había visto por aquí ¿Eres nueva, o algo así? — Niego con la cabeza. — Ya veo.
Bajo la mirada llena de vergüenza. Quiero hablar, pero temo hecharme a llorar si lo hago. — Gracias — digo, por fin.
