Sentido de pertenencia II: Proteger

0- Los lazos que nos unen

 "Todos los estados encuentran su origen en la mente. La mente es su fundamento y son creaciones de la mente.  
Si uno habla o actúa con un pensamiento impuro, entonces el sufrimiento le sigue de la misma manera que la rueda sigue la pezuña del buey..."

- Buda.

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Eran las 3 de la mañana y las chicas dormían en camas improvisadas en la sala de estar. Eri dormía en el sofá, Amai en un saco de dormir sobre unos cojines del sofá, y Nath despertaba con pesadez producto de la sed.

- El queso de la pizza me tiene sedienta... - la joven de cabello negro se levantó con cuidado de no despertar a nadie y se fue a la cocina. La luz del refrigerador iluminaba de manera tenue la cocina llamando la atención de la chica, seguramente alguien dejó el refrigerador abierto pesaba la chica entrando y cerrando la puerta.

- Hey, gracias. Con una mano es difícil hacer las cosas... -

Era el dueño de casa que andaba en búsqueda de un bocadillo nocturno.

- Oh Ash, me asustaste... Vine por agua - exclamó Nath buscando un vaso.

- Hay jugo en el refrigerador, sirvete con confianza - exclamó el joven del yeso.
La chica de ojos claros se inclinó por el jugo mientras el varón siquiera disimuló que estaba absorto en la figura de la chica en pijama.

- Oye, mis ojos están aquí - murmuró la joven apuntando a su rostro.

- Lo sé, miraba el pijama. Lindo, aunque me gusta más el otro, el azul - respondió el varón acercándose al rostro ruborizado de la chica. La cercanía era tal que podía sentir el aroma a naranja de la bebida.

- Las chicas están en la sala, nos pueden ver - murmuró la joven volteando hacia otro lado. Más el varón aprovechó la oportunidad para robarle un beso fugaz.

- Ya sabes dónde está mi cuarto - dijo Ash tomando un vaso de jugo y volviendo a su habitación en el segundo piso, dejando a la chica en la cocina cuestionandose si debía volver a la sala o escabullirse al cuarto de uno de los dueños de casa.

La pelinegro miró a la sala de estar, sus amigas seguían dormidas. Iba a mitad de las escaleras y se arrepintió de subir, volvió a la sala y cuando estaba apunto de volver a dormir revisó su celular.

- Un mensaje de Ash... - se dijo así misma. Dudó unos momentos sobre sí leerlo o no, pero la curiosidad fue mayor y sucumbió a la tentación de leer el mensaje.

"Segunda puerta a la derecha, te estoy esperando <3 "

- No debería ir... - se dijo la muchacha. -¿Hum? Otro mensaje -

"Tú sabes que quieres subir..."

"Vamos Nath, sabes que quieres subir <3"

"Nath tengo más 100 sms y no dudaré en fastidiarte hasta que subas ~♪ "

- Me vas a meter en problemas Ash... - se dijo así misma la chica subiendo silenciosamente las escaleras hasta llegar a la habitación del varón.
Al abrir la puerta, ahí estaba él, esperándola y recibiendo a la chica con un beso cargado de ternura.

- Sabía que llegarías, sé que soy irresistible - murmuró el varón.

- Eres un tonto... -

- Corrección, soy tu tonto - respondió el joven dueño de casa abrazando a la chica y llevándola a la cama de dos plazas de su habitación. - Extrañaba tu aroma... Adoro ese perfume -

- Es el de siempre... Ash, no creo que sea correcto... -

- Solo te estoy invitando a dormir un rato conmigo, en un par de horas debo levantarme e ir al buró. Aunque tú no me lo creas, no pensaba en nada sexual... - respondió el varón acunando en su pecho a la chica confundida.