24- Formando familia

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El albino volvía a su oficina el el buró después de estar casi toda la mañana recorriendo de incógnito las calles feas de la ciudad junto con Hachiro buscando información sobre qué tan cierto era que el "Glitter" no era comercializado entre gente común y sólo era para "soldados". Estaba agotado física y mentalmente, la sola idea de imaginar que podría estar formándose un ejército de soldados poderosos que amenazaban la seguridad de cada habitante en la ciudad lo torturaba, la sola idea de ser incapaz de proteger a su amada Eri y a sus hijos lo atormentaba.

- Voy a darle fin a este hijo de perra, como de lugar. Cueste lo que me cueste... - se dijo mentalmente Neo al entrar a la oficina y encontrar a su querida Eri con una sonrisa llenando informes, esforzándose. Le encantaba como siempre le ponía pasión a todo lo que hacía ¿Cómo no luchar por un mundo mejor para ella? Si ella le estaba dando lo mejor que a tenido en su vida: un amor sincero, y dos hijos en camino.

- ¿Cómo te fue Neo? - preguntó la pelirroja con una sonrisa, esa sonrisa que lo revitalizaba.

- Pues, bien creo. Al parecer esa basura sólo la están usando los soldados... Eso de algún modo es bueno. Huh, linda ¿Te sientes bien? - preguntó tomando con delicadeza el rostro de la pelirroja. Había algo que Eri por más que intente ocultar no podía, saltaba a la vista. Cuando estaba cansada o dormía mal, automáticamente aparecían ojeras debajo de sus hermosos ojos, eso sumado a que con el embarazo su piel se había tornado ligeramente más pálida delataban que su sueño ya no era tan reparador como antes.

- Si, un poquito de sueño. Ya sabes que *bostezo* suelo dormir de lado o boca abajo... Y ahora con pancita no puedo, je, je. A los bebés no les gusta que los aplasten, eso y que al parecer serán un poquito inquietos - comentó lo último con un leve ruborcito subiendo a sus mejillas a la vez que llevaba la mano de Neo de su mejilla a su pancita. Unos instantes de quietud y se pudo sentir como dentro de movían ligeramente los futuros hermanos Zenshiro-Redfield.

- Sabes Eri, necesitas descansar... Helper dijo que podías trabajar medio tiempo o desde casa. Sé que quieres trabajar, y que ya habíamos hablado sobre esto, pero te veo más cansada y te esfuerzas tanto que me preocupa que te pueda pasar algo a tí o a ellos (refiriéndose a los bebés).  Bonita ¿Y si...? -

La pelirroja después de soltar un enorme suspiro debía reconocer Neo tenía un punto muy importante, ya no era sólo ella.
Eri trabaja prácticamente por gusto, por sentirse útil. Económicamente no tenía necesidad alguna de hacerlo, pero le gustaba trabajar y no quería perder su empleo. Quizás un embarazo normal no seria tanto, pero la fatiga ya era por dos, eran dos pequeños que seguían creciendo y tomando peso dentro de su vientre eso sumado al estrés del trabajo y más el estrés psicológico por todo lo que había pasado en los últimos meses ya comenzaba a notarse. Era increíble cómo pasaba el tiempo a pesar de todo, ya tenía cinco meses de gestación...

- Hablaré con el señor Helper... Tomaré la opción de trabajar desde casa. Siempre y cuando me prometas una cosa, Neo -

- Claro -

- Quiero que cuando acabe tu jornada laboral, vuelvas a casa... -

- ¿Volver a casa? - preguntó sorprendido el varón.

- Bueno es qué, con el caso Cáncer tienes mucho trabajo y a veces tomas dos turnos seguidos. Es tu trabajo y te apasiona, lo entiendo.
Es sólo que al menos, antes tenía el consuelo de que si no nos veíamos en casa, era seguro vernos aquí en el trabajo... -

- No habías querido aceptar trabajar desde casa por eso ¿Verdad? -

La pelirroja no tenía más que hacer, fue descubierta.

- Bueno, sí. También es porque me gusta trabajar, y está Amai, Ash, Dibi...  Sólo qué... - nuevamente Neo sintió que había algo que le estaba tratando de ocultar su amada chica.

Sentido de pertenencia II: Proteger Donde viven las historias. Descúbrelo ahora