45- Acepto (parte 1)

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[Dos partes porque quedó medio extenso el capitulo]

La pelirroja miraba casi hipnotizada a su pequeño pelirrojito sobre la cama, es estaba solo con su pañal sobre la suave manta concentrado en su actividad. Neo entró con la bebé recién bañada envuelta en una toalla, disfrutaba darse un baño con su hijita, pues sabe que ya mayor las cosas serían diferentes, sin contar lo mucho que la pequeña bebé se había apegado a papá y cuánto el mayor disfrutaba el afecto de su amada hija.

- Mira Eri, Nea está impecable -

- Shhhh... -

- ¿Qué tanto miras? -

- Shhh... - la pelirroja hizo una seña para que el albino volviera la mirada al pelirrojito quien estaba concentrado chupándose el pie.

- Se estaba chupando un pie ... -

- Sip -

- Tiene como cinco chupones, los tira lejos... Pero prefiere chuparse el pie -

- Así parece -

- ¿Lo grabaste? - preguntó Neo.

- Los primeros tres minutos - respondió Eri.

- ¿Cuánto rato lleva así? -

- Bastante, pero mira lo que pasa cuando le saco su piecito - Eri con ternura le quitó el piecito de la boca al pequeño que parecía molestarse y alzaba el otro pie y repetía la actividad.

- Kichiro ¿No prefieres un chupón? - Neo dejó a la bebé recostada junto a su hermano y le ofreció un chupete. Kichiro lo llevó a la boca, dió un par de probadas y lo lanzó (escupió) para llevarse el dedo gordo de su manito a la boca. - Este niño tiene su carácter -

- Yup, se parece mucho a tí -

- Yo no me chupo los pies - se defendió Neo.

- No, pero tienes tú carácter - bromeó Eri abriendo la cajonera para sacar la ropita nueva de los bebés. Hoy era un día especial, la "fiesta" que organizó su padre para los bebés.

- Eri, Eri mira... - la pelirroja volteó a ver a los niños en la cama matrimonial, ambos tenían solo sus pañales esperando a ser vestidos con su ropita de fiesta. La escena era sacada de un cuento, los mellizos estaban tomados de la mano.

- Santo cielo ¿Tú los pusiste así? -

- No, solos se tomaron de la mano. Es como, como si se comunicaran o algo - exclamó Neo sorprendido recostandose junto a los bebés observando la escena, acto replicado por Eri. Ambos bebés estaban quietos, sosteniendo la manito del otro mirando alrededor buscando a mamá y papá, haciendo sonidos propios de bebé y despertando más y más la ternura de sus padres que miraban absortos la escena.

- Recuerdo que cuando era pequeña, Eren y yo solíamos inventar palabras. Llegó un momento en que, casi teníamos un propio idioma de hermanos, ja, ja -

- Estuvieron nueve meses en el mismo vientre, nacieron juntos. Supongo que tienen un lazo muy especial, igual Kichiro y Nea - respondió el albino acariciando el cabello rojo del pequeño varoncito que no soltaba la mano de su hermanita, mientras se chupaba el pulgar de la otra mano. - Espero que siempre se lleven así de bien ¿Te imaginas una pelea de estos dos? Recuerdo cuando me peleaba con Ash... No peleaba nos casi nunca, pero cuando lo hacíamos, eran batallas campales -

- ¿Puedes creer que estos dos bebés hermosos son nuestros - preguntó la pelirroja de ojos ámbar apoyando su rostro en la palma de sus manos, sosteniendo su cuerpo sobre sus codos mientras miraba a sus pequeños. - No puedo creer que pudimos crear algo tan, tan especial. Es decir, son dos seres... Son dos personitas que cada día crecen más y más. Los tuve dentro de mí, y ahora se alimentan de mí ¿Realmente nos detenemos a pensar en ello? - El albino prestaba atención a las palabras de la pelirroja que estaba abriendo su corazón sin darse cuenta. - Más de alguna vez escuché que los hijos "son bendiciones" y hasta de chiste se dice eso hoy en día, sin embargo, realmente lo es. Es decir, una parte de mí se unió a una de tí y formamos vida, formamos algo con cuerpo y alma... Un poco de la tuya, y la mía. Y antes de eso, un millón de casualidades hicieron que tú y yo nacieramos, que nos conociéramos, que nos amaramos y ahora hicimos vida; dos vidas. No puedo aún asimilar, que dos "huevitos" crecieron dentro de mí, es que es tan, maravilloso, tan inexplicable. Los sentí crecer, los sentía moverse y pasé meses imaginando y soñando como serían sus caritas, sus manitos y cuando llegó la hora de dar a luz... Sentí tanto miedo. Tuve miedo de que vinieran al mundo, tuve miedo de ya no poder protegerlos dentro de mí, y cuando escuché llorar a Kichiro, supe que no podía ser tan egoísta. Sí, es una parte de mí, pero eso no significa que "sean míos". ¿Puede un árbol sentirse dueño del fruto que ya maduró y cayó? Jamás había pensado en ello hasta que tuve a mis hijos en mis brazos, alimentándose de mi pecho... Y llegará un día, en que mi ser ya no baste para nutrirlos, para saciar su hambre. Y vuelvo a sentirme aterrada, de que algún día no me necesiten... puedo pasar horas, horas viéndolos dormir, viéndolos crecer, porque no quiero perderme ningún segundo de sus vidas, sus propias vidas, su propio y maravilloso milagro que son sus vidas; aún me cuesta asimilar que algo tan perfecto, mágico, y maravilloso comenzó de la casualidad que fue conocernos, Neo -

Sentido de pertenencia II: Proteger Donde viven las historias. Descúbrelo ahora