39- Por ella

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Eran los últimos dos minutos del crudo vídeo que dejó Cáncer para la policía, el demente frente a la cámara, con una tenue luz que le iluminaba el rostro con las quemaduras de ácido, esa mirada siniestra, la sonrisa inquietante y un leve tic que le hacía mover la cabeza:

"Bien, bien, bien, bien... Mi entrevista no salió cómo quería porque esta dulce señorita (apuntado a la cabeza de la reportera con un arma de fuego) no hizo las cosas como quería. ¡Perra ineficiente! (Disparo) oh... Mierda. Se supone que iba a documentar mi boda...
Bueno, igual y era terrible.
La cosa es la siguiente, estoy arto de ustedes. Estoy harto de ese maldito oxigenado, del maldito líder, de su perra, de los Zenshiro... ¡Estoy harto de esta ciudad de mierda! Ya me están cansando, ya me tienen cansado... Así que pronto saldré a jugar con ustedes... Besos ~♪
Ah, por cierto. Para que veas Neo que también tengo mi "honor" te doy un mes de tregua. Me comprometo solemnemente a no estar jodiendote por un mes, pero... Prepárate, prepárense todos. Porque cuando vuelva, volveré por todos... ¡Coleccionaré sus malditas cabezas igual que la de esta perra!"

El vídeo finalizó con el maníaco sosteniendo la cabeza de la reportera muerta.

Fue mucha crudeza, ya no había razón para seguir la emergencia. La rehén estaba muerta, y ahora la prioridad volvía a ser encontrar la guarida del criminal. Y evitar a toda costa que el vídeo se difunda por la crudeza del mismo.
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Al día siguiente.

El albino de ojos azabaches estaba distraído con el pequeño Thomas en las piernas jugando al "caballito", desde el incendio y rescate del pequeño Rachel no lo dejaba ni a sol ni a sombra aunque eso implique llevarlo al buro. Afortunadamente, era un niño tan bien portado que no había mayor problema, además de que Killer estaba casi siempre al pendiente del pequeño, cargándolo en los hombros enseñándole a ordenar a los demás o llevándolo al gimnasio del FBI a "entrenar" donde el entrenamiento constaba básicamente el jugar en la cama saltarina, golpear el saco, o jugar con el balón de yoga. 

Tim miraba de reojo al niño jugando feliz con el albino, definitivamente se había ganado el cariño de todos.

- Killer se pondrá celoso - bromeó el castaño de anteojos haciendo reír por lo bajo a Neo.

- Kichiro y Nea también, posiblemente - Se puso de pie con el niño en brazos y lo levantó en el aire haciéndolo reír, su cabello era ligeramente mas oscuro que el de Rachel, pero tenía los mismos ojos azules oscuros que su padre. - ¿A qué edad te llamó papá? -

El líder de gafas entendía la ansiedad y emoción de Neo, seguramente imaginaba a sus propios hijos a esa edad, sus primeras palabras, sus primeros pasos. Casi sentía culpa de tener que interrumpir el permiso de Neo para continuar con la investigación del peor caso que a tenido la ciudad, pero Eri lo entendía, y eso al menos era algo. Tim y Neo esperaban en el pasillo a Killer que estaba en enfermería con Nikki, lo único que se sabía por ahora es que tuvo una baja de presión.

- Casi ocho meses cuando dijo claro "papá"... eso si que de antes balbuceaba "ma-ma" o "pa". Pero ya entendible y para referirse a mí, casi ocho meses, bueno, te advierto desde ya que cualquier sonido que haga te lo comenzaras a pelear con Eri -

- ¿Cómo? - el albino no entendió a lo que se refería, mientras abría el envoltorio de una galleta agridulce y le daba la mitad al pequeño.

- Bueno, ya los 6 meses balbuceaba y con Rachel estábamos tipo "dijo mamá; no, no dijo papá" y en realidad solo eran sonidos sin significado, pero bueno... para uno es un mundo nueve, je, je - confesó el varón de anteojos tomando a su hijo en brazos limpiando con cuidado las migas en el rostro del pequeño.

Sentido de pertenencia II: Proteger Donde viven las historias. Descúbrelo ahora