"Lo hacemos todo, por nuestros hijos"La luz que entraba por la ventana comenzaba a aclarar la habitación de Neo y Eri. Con delicadeza se ladeó para cubrir la luz con su hombro, lo suficiente para evitar que la luz le diera en el rostro a Eri y dejarla dormir un poco más, ella lo merecía.
Se entretuvo viéndola dormir, tan dulce y angelical de miraba la joven futura madre con esa barriguita señal de que los bebés estaban cerca de comenzar cuenta regresiva para hacer acto de presencia. No pudo evitar sentirse un poco "mal" de recordar que Eri acostumbraba dormir boca abajo y generalmente abrazada a su peluche favorito, bueno, eso antes de compartir habitación con Neo, quien robó el lugar de aquel peluche. Ahora, por su embarazo, se veía obligada a dormir de espaldas y últimamente casi sentada ya que de lo contrario despertaba con acidez estomacal o náuseas."Pobrecita mi dulce Rojita, si pudiera cargarlos yo te juro que lo haría, para que puedas estar más cómoda".
- Je... Neo, no mal cries a la bebé...zzzz -
El albino de tuvo que cubrir la boca para callar la risa al oír a su amada Eri hablar dormida.
- Zzzz... Kichiro, eso no se come Zzzz -
Mientras ella dormía (y hablaba dormida) el albino acariciaba con ternura el cabello de la futura madre. Cada segundo así era precioso, aprovechar cada instante así, sereno, solos en paz, olvidando el peligro en el que estaban hasta encontrar al bastardo que les arruinaba los planes de boda.
El albino se había resignado a que el matrimonio tendría que esperar al menos a que nacieran los bebés. Claro que él consideró algo sencillo y rápido, pero no era justo, quería una boda con todo lo que implica; ceremonia, recepción, fiesta... Él no gustaba de las fiestas ni esas cosas, pero por primera vez lo quería. Quería una fiesta, quería una boda, quería muchas fotografías y maravillosos recuerdos, quería a su amada Eri vestida como la princesa que era disfrutando de un día especial y con todos los ojos sobre ella y lo radiante que era, porque se lo merece.
Neo seguía teniendo contacto con Eren, era la mejor forma de saber del pasado e infancia de su amada pelirroja y entender por qué ella es como es. Entendió como su madre trataba siempre de opacarla, y porque era algo insegura de sí misma...
- Ella sentía envidia porque eres la mujer más hermosa - murmuró en voz baja el varón dejando un sabe beso en la frente de la chica que comenzó a abrir los ojos con lentitud.
- Buen día ~♪ - saludó con una tierna sonrisa la dulce Eri al ver que Neo la observaba dormir.
- ¿Pudiste dormir bien? - preguntó el varón sin dejar de acariciar su suave cabellera roja. A veces el albino imaginaba que Eri era una muñeca, de esas muñecas que no son hechas para jugar, sino para contemplar. Esa suave piel blanca, esos ojos tan inusuales, brillantes y soñadores, cualquiera se intimidarla con una mirada ambarina; pero ese ámbar era dulce, como el primer color que tiñe el cielo al atardecer, y coronados esos ojos con esas tupidas pestañas rojas... Parecía fantasía.
- Dormí muy bien ¿Ocurre algo? No me haz quitado la vista de encima -
Y efectivamente no dejó de contemplarla - Es que no puedo dejar de hacerlo, pensé que dejaría de sentir esto con el paso de los días la primera vez que de ví despertar. La primer a vez que dormí y desperté junto a tí, pero se siente igual... Me agrada - el varón reía por lo bajo al ver como el carmín subía al rostro de Eri, a pesar de todo, ella seguía avergonzandose ante los halagos y palabras cargadas de amor de su adorado Neo.
**Beep beep beep ~♪**
De mala gana el albino tomó su celular, se sorprendió al ver quién era quien llamaba, pues Tim evitaba a toda costa molestarlo los días libres, en especial desde que se supo que Eri estaba embarazada, así que si Tim llamaba, era grave.
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Sentido de pertenencia II: Proteger
FanfictionContinuación de la primera obra "Sentido de Pertenencia". Un universo donde los personajes son humanos y viven la historia después de la pesadilla de Neo (U1146). Para entender cómo comienza la trama, sí o sí deben leer la primera parte de la saga...