10- Alianzas (Las buenas)

917 76 275
                                    


Había pasado una semana desde la extraña reunión de Nath y Sádica. Neo sólo comentó esta extraña alianza con su hermano Ash, habiendo traidores en el buro, cada paso, cada comentario debía ser seguro.

Por otra parte, Eri seguía fortaleciendo su relación con su padre que se quedó en la ciudad.

Departamento de Eren y Umiko

El joven varón de cabello rojo oscuro servía una taza de té a su hermana y se sentaba junto a ella en el sillón del departamento, mientras ella bebía el líquido marrón azucarado, su hermano notó que la ropa de su hermana ya dejaba ver una diminuta pancita que antes no tenía. No resistió la tentación de posar su mano en el vientre con la esperanza de sentir a su sobrino o sobrina.

- Je, je. Aún no se mueve - comentó a pelirroja poniendo su mano sobre la de su hermano.

Eren realmente disfrutaban ver a su pequeña hermanita tan feliz, a pesar de todo, ella disfrutaba cada momento. Siempre admiró la capacidad de su hermana para sonreír por cosas simples, ver la luz en medio de la oscuridad era lo que él consideraba un "don" de Eri.

- Hermana, sé que viniste para convencerme de perdonar a papá -

Y era verdad, Eri sabía que su hermano mayor tenía grandes razones para guardar rencor en su corazón. No perdonaría tan fácil a sus padres, más lo que quería Eri, era que perdonara a su padre, nadie podría perdonar a su madre.

- Sé que es más difícil para ti, hermano. Pero de verdad que quiere enmendar las cosas... -

- ¿Cómo lo haces Eri? ¿Cómo puedes siempre poner la otra mejilla? -

- ¿A qué te refieres Eren? - preguntó la chica dejando la tacita en la mesa de centro frente a ellos, mientras Eren contemplaba su reflejo en su propia taza de té.

- Desde niños siempre fuiste así, cada vez que algo te dolía llorabas un rato y después seguías como si nada. Cuando los niños se burlaban de tí o algo así, jamás les guardaste rencor, si esos mismos idiotas te pedían un favor tú los ayudabas. Ahora, después de todo lo que pasó... Haces tu vida, sigues sonriendo, buscas que perdone yo también a papá... -

Eri acarició con ternura el rostro de su hermano.

- Eren, si yo era así es porque tenía un hermano maravilloso velando por mí, tenía un hermanito atento que me dió todo el amor que no tuvimos de nuestros padres... Diste tanto por hacerme feliz y protegerme, que no dejaste espacio para tí. Eren, no te puedo obligar a perdonar a papá no olvidar todo lo que tuvimos que pasar. Pero, si sigues dejando que el dolor y el rencor vivan aún en tu corazon ¿Dónde vivirá el amor? Debes hacer espacio para que personas nuevas entren a tu vida, para que entre la felicidad, la amistad, la alegría... el dolor y el rencor ocupan mucho espacio, Eren.
No te negaré que alguna vez deseé que la vida castigase a las personas malvadas, incluso en mis momentos de ira quise ser yo quien los castigase. Pero con el tiempo, me dí cuenta que de algún modo, es la vida misma quién pone a cada quien en su lugar.
Ver a papá tan débil y enfermo, el tiempo no lo perdona aún y sigue pasando... Y seguirá pasando para todos. Tú decides Eren, respetaré la decisión que tomes. Sólo te puedo decir, que cuando hay amor siempre cabe el perdón... Y sé que hay amor en tu corazón -

Las palabras de la menor sorprendieron al varón. No se había percatado en que minuto la pequeña niñita que tropezaba hasta con sus propios pies se volvió una mujer tan sabia. Pensaba que en sus palabras estaba la propia respuesta a ello, el tiempo pasa para todos y la vida nos pone a todos en nuestro lugar.

- Voy a perdonarlo hermana, pero no me pidas que corra a abrazarlo y llamarlo "papito" -

- Lo único que te voy a pedir ahora es que me mimes como cuando éramos niños - respondió la chica abrazando a su querido hermano, quien correspondió el abrazo y comenzó a acariciar en cabello ser su hermana menor.
_______________________________________

Sentido de pertenencia II: Proteger Donde viven las historias. Descúbrelo ahora