"Nacemos tristes y morimos tristes, pero mientras tanto amamos cuerpos cuya triste belleza es un milagro".
Mario Benedetti.
Era más de medio día cuando Miden llamó a la puerta del departamento que compartía con Sax. Al llegar recordó otra de las cosas perdidas: su llavero.
Escuchó un pequeño alboroto dentro y vio a Sax casi desprendiendo la puerta de sus jambas en su prisa por abrir.
Iba a gritarle, lo sabía. Lo merecía por estúpido.
Pero Sax al verlo, lo único que hizo fue enternecer la mirada y abrazarlo. Así lo introdujo al departamento.
Ya cerrada la puerta, se lo comió a pequeños besos en los labios y en el rostro.—¡Cariño, que gusto me da que estés en casa! ¿Estás bien?
Miden no estaba bien.
La noche anterior pasó por un gran miedo. Frío. Y dolor. Caminó descalzo hasta la carretera y a pesar de ser noche cerrada, tuvo suerte de ver pasar un auto conducido por una pareja de mujeres a las que hizo señales y ellas se detuvieron.Le creyeron el cuento o hicieron como que le creyeron; una mala cita con un tipo que se puso violento y del que logró escapar.
No hicieron preguntas y lo dejaron a la entrada de San Fernando.Miden caminó hasta el amanecer por un camino cada vez más urbano. Compró un par de zapatos de medio uso a un ropavejero, que le informó en qué parte de la ciudad estaban y cómo ir al otro lado. Tomó dos autobuses para llegar a casa.
Sax no hizo más preguntas. Lo empujó al baño, por que Miden estaba azul de frío y tiritando, a pesar de que el sol brillaba.
Le sacó de encima una chaqueta ajena y bastante grande. Se mordió los labios para no insultar cuando vio las huellas de mordeduras y rasguños en todo su cuerpo, los morados y el daño en sus pies. Miden parecía acongojado pero no particularmente roto.
No como después de sufrir una violación.
El tipo que se lo llevó fue muy rudo. Y un bastardo total. Pero al menos, se quedó en eso.Lo ayudó a entrar a la ducha y salió a preparar algo de comer. Cereal y leche, por supuesto, fueron sus primeras opciones.
Miden apenas tardó. Los chicos que pasaban por un abuso a veces se lavaban mucho tiempo. Sax había estado en el "después" de un par de ellos. Pero el muchacho solo permaneció bajó el agua por unos minutos y salió.
Incluso tarareando un poco.
Dio las gracias y apuró el plato de cereal a grandes bocados, llenando su boca en cada oportunidad.
Sax lo observaba, analizando su comportamiento. Algo pasó, pero Miden se veía bien.
—¿Dormiste?
—No. Me caigo de sueño pero tengo que ir a pagar a Jaak.
—No te preocupes por eso. Ya lo hice.
Miden se sonrojó
—Lo siento, Sax —. Del bolsillo de su pantalón sacó los billetes arrugados—. Toma. Casi está completo.
Miden alargó la mano y Sax recibió el dinero, desconcertado.
—¿Estás bien para que hablemos de lo que pasó ayer?
—Sí —asintió Miden. Bajó la mirada, respiró profundo y confesó todo—. Fue mi culpa, lo hice todo mal. No sé qué me pasó. ¿Estabas preocupado?
Sax asintió.
—De verdad, lo siento. Me equivoqué y me llevó lejos, a su casa, en medio de la nada. Perdí mis zapatos y mi mochila. Pero estoy bien. No me hizo nada.
ESTÁS LEYENDO
Lobo Perdido Libro I
WerewolfHadrien Stengel fue, alguna vez, el candidato más prometedor para tomar el puesto del Alfa Mayor de la próspera Manada Lennox. En cambio ahora es solo un hombre sin esperanzas. Su vida transcurre, sometido a una soledad cruel, ajena a su naturaleza...