Hoy cumplo dieciséis años, ¡Que horrible! Ya estoy envejeciendo, oh bueno, no estoy tan vieja, pero preferiría tener ocho años de nuevo, menos problemas, menos responsabilidades, más felicidad.
Me quedó viendo un punto fijo y sonrío al recordar cuando llegué a Francia, pequeña, asustada, sin nada. Al llegar hice amigos casi enseguida, bueno, solo una, pero con el tiempo el grupo creció y ya no es solo la niña que comía sola en el almuerzo.
Me da alegría ver cómo han cambiado las cosas, mi madre de ser a la señora que no veían a los ojos por asco, de ser la hija de una señora que limpiaba casas para buscar dinero, a ser a una de las personas más influyentes, a ser a la que le tengan que pedir permiso para hablar, de estar rodeada de personas que conocen mi nombre sin yo saber quiénes son.
Ya no es un departamento con ratas y cucarachas, La casa en donde vivo es hermosa, como la que todos imaginamos en tener alguna vez; tiene dos pisos, más el patio trasero y delantero y una piscina, en una zona residencial privada.
Después del pequeño momento de narcisismo, y de idealizar toda mi vida vuelvo a la realidad, la cual es perfecta para todos los demas excepto para mi…Que mal agradecida soy, supongo.
Observo todo mi alrededor mientras salgo al patio trasero que está repleto por personas que no conozco, la mayoría de los que estaban en mi fiesta de cumpleaños eran personas que conoce mi madre. El resto adolescentes de mi colegio (Ósea la mayoría de ellos desconocidos) y si conocía a Díez personas de las cien que estaban era mucho.
—¡Shanne! —Así la mayoría me dice por cariño —¿Viste al Chico que llegó?—Me pregunto Ela tomándome del brazo bruscamente.
Ela; es una de mis amigas, muy divertida a veces, cuando no está en su teléfono, fue la primera amiga que hice en el colegio... Aunque entro un año después, y nos conocimos discutiendo quien entraba primero al auto, ya que se madre se ofreció a llevarme, mi madre y ella ya se conocían, larga historia.
—Escuche que es sobrino de la amargada que se asoció con la mamá de Ela. —dice Lilith con gran entusiasmó, tiene la mirada fija en un punto que es fuera de nosotras. Lilith otra de mis grandes amigas, nos vemos poco, pero es hermoso cuando estamos juntas, puede ser algo fuerte su temperamento y dura con lo que dice, pero la queremos.
—Bueno, no hay que negar que el chico es guapo, a pesar de que es sobrino de esa señora, si es que es familiar de ella, porque lo dudo mucho —Charlotte, la mama del grupo por decirle de alguna manera, le encanta leer y es algo callada, casi nunca se nota su presencia, da miedo a veces, pero mientras hablaba conmigo tenía un brillo especial en sus ojos, supongo que porque le gusta ese sujeto del que hablan.
—Me perdí, ¿De qué chico hablan? —preguntó sin tanto interés, solo por cortesía y no hacerlas sentir mal.
Ellas todos estos meses me han estado presentando muchos chicos para ver si alguno me gusta, porque quieren que tenga novio, pero la verdad es que no me interesa estar con alguien solo por que tenga un apellido prestigioso y bonito aspecto, todos los que me han presentado tienen la cabeza hueca, yo busco más que eso. De todas formas, considero que estoy mejor sola, apenas cumplo dieciséis, como dice mi papá apenas estoy comenzando a vivir.
Todas me miran de una manera amenazante, como cuando hay una película de moda y tú eres la única que no la ha visto, solo con la mirada se les notaban las ganas de matarme, Charlotte trato de decir algo, pero solo desviaba la mirada de mí, y abría y cerraba la boca sin decir nada, todas me miraban incrédulas hasta que Lilith me tomo de los hombros y me hizo dar vuelta para ver a los que les estaba dando la espalda.
Al voltear veo a un chico en medio de otras chicas, sonriendo coquetamente, hablando con ellas y echándole un ojo a más de una mientras toma un tragó. Desde esta distancia no puedo distinguir si su color de ojos es azul o verde, su cabello es entre un marrón y amarillo oro, alto, de piel muy blanca, estaba usando un típico traje de caballeros, ya saben, corbata, camisa blanca de botones, pantalón negro, chaqueta del traje negro, zapatos negros. Algo bastante elegante a comparación de los demás chicos que están aquí con trajes informales, sudaderas o camisas cortas.
—Ves... Ahora ya sabes de quien hablamos—Me dice un poco enojada Ela—Ahora puedes dejar de babear por él y seguir hablándonos.
—No estoy babeando y menos por él, sería algo asqueroso—Me doy vuelta y les regalo una mueca de asco al imaginarme eso, al ver su interés por el suspiró de manera prolongada y fuerte, digo—Preguntas que tenemos que investigar ¿Quién es el? ¿Qué hace aquí si no lo conozco? y ¿Por qué todas están babeando por él? Si se nota que es un imbécil más.
—Uno, si lo supiera no les preguntará. Dos, está aquí porque alguno de sus padres debe de conocer a tu mamá o se coló. Tres, ¿no ves lo hermoso que es? ¿estás ciega? —Ela me miro algo confundida al llegar a la última parte.
—No hay que quedarnos con la duda, vamos, hay más chicas allá, tres, bueno cuatro más no harán daño. —Lilith me tomo de la mano y me jaloneo para que la acompañara.
—Calma amor de mi vida, ¿Por qué yo tengo que ir? ¿Por qué no vas con Ela? —Me solté de su agarre y tomé la mano de Ela para que fueran juntas.
—Lo siento, yo solo soy turista —Opina la rubia también negándose a la idea.
—Concuerdo con Lilith, solo vamos, hablamos con él y averiguamos que hace aquí, tú eres la cumpleañera, te va hacer más caso a ti—dice la morena de ojos grandes, apoyando la opinión de Lilith.
—Charlotte y Lilith, Si ustedes quieren pasar pena, adelante, yo me quedo, y recuerden que tengo novio. —Dice Ela tomándome del brazo con fuerza por si intentan arrastrarla por lo delgada que es.
—Vamos Charlotte, déjalas—Mientras se alejaban, nos quedamos viendo para ver que hacían y de que nos burlaríamos próximamente, pero alguien nos interrumpió la hermosa vista.Era un señor que me quería felicitar y hablar conmigo y le dije a Ela que siguiera vigilando las para que no hagan estupideces monumentales mientras yo iba con el señor.
En el camino a la entrada el señor me dijo que quería darme un regalo, que me lo enviaron de muy lejos, me entusiasme pensando que podría ser de mi papá, el señor se detuvo en la puerta de entrada.
—Señorita aquí está su regalo. —Abrió la puerta lentamente y no había nada.
—Pero no hay nada. —Le digo algo extrañada, volteo a ver al Señor y me mira con una sonrisa.
—Mira otra vez—dijo con una sonrisa. Al darme vuelta veo a una persona muy importante para mí, que siempre estuvo conmigo, alguien que extrañaba demasiado.—No puede ser...
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Un Sueño De Verdad.
RomanceShannele Martínez, una joven afortunada para el mundo donde reinan las apariencias en el que vive. La chica de la que todos hablan, pero de puertas para dentro, lucha con inseguridades, miedos y problemas familiares. En el momento menos esperado co...