Narra Shannele.
Escuché la puerta del elevador cerrar y me levanté como pude del mueble.
—¿Ya se fue Joè?—Preguntó Dufour y Ricardo asintió—Ya se fue el niñero—Vi a Ricardo con una lata de crema batida.
—Esconder el auto ha sido mi mejor idea—dije y ambos me dieron la razón, Ricardo puso crema batida en su boca y sin pensarlo dos veces me besó, tampoco era como que no deseara el beso o estaba del todo en mis cabales.
Le respondí el beso y la crema batida pasó de su boca a la mía poco a poco, sentí la presencia de alguien detrás de mi y al separarme un poco vi a Dufour comenzando a besar mi cuello.
Ricardo me volvió a besar y el jugar con las manos, las respiraciones y los besos no tardaron en llegar, ambos apretaban, acariciaban y delineaban con sus dedos las partes de mi cuerpo, no eran besos agresivos o bruscos como los anteriores, eran más calmados, tratando de enloquecer cada vez más.
Mi abrigo cayó al piso juntó la chaqueta y gorro de Dufour, ayudé a quitar la camisa de Ricardo y quitar su cinturón, Dufour me hizo dar una vuelta y besarlo, él comenzó con esos besos bruscos que te quitan el aliento con facilidad, sacó mis senos del vestido, él ya estaba sin camisa y ese pequeño contactó de piel con piel se sentía muy bien.
Por la parte de atrás Ricardo alzó mi vestido dejando ver mi trasero y casi enseguida lo azotó. Me hizo jadear porque golpeó bastante fuerte, no esperaron más y entre ambos quitaron el vestido sin nada de delicadeza, posiblemente de allá estirado o roto.
Ricardo se acercó tanto que podía sentir en medio de mi trasero la erección de él, Dufour hizo lo mismo y aun que la de él se sentía un poco más arriba por la altura me hacía suspirar, jadeaba un poco más fuerte no tanto por los besos si no por sus miembros cuándo mi cadera se movía hacia adelanté sentía mucho más la erección de Dufour, pero si retrocedía sentía la de Ricardo.
Ricardo se alejó y lo vi detrás de Dufour, esa sonrisa pervertida que no se le ha quitado en toda la noche me hizo sacar un largo suspiró.
Dufour me quitó el brasier y dejó besos en mi cuello, hombros, bajando a mis pechos, yo tenía la mirada clavada en Ricardo a igual que él en mi, estaba disfrutando ver esto, estaba apoyado en el mueble, parado jugando con la lata de crema batida pero sin hacer nada más que mirar atentamente.
Bajé la mirada y Dufour estaba bajando por mi abdomen, jugo con el principio de mi ropa interior.
Separó mis piernas y comenzó a besar mi parte íntima por encima de la tela, el contactó de su lengua, nariz me hacía suspirar, el tomó mis manos inquietas inmovilizandolas. Cada vez iba haciéndolo más, y más rápido, mi cabeza se hacía para atrás, necesitaba un poco más, me soltó las manos y hizo un extraño movimiento que me hizo sujetarle la cabeza y acercarlo más para que siguiera, ya no podía ahogar todos los gemidos, suspiros o pequeñas palabras que salían de mi boca.
Todo al rededor se nubló, en mi cabeza solo estaba él y yo, pero esos pequeños momentos dónde subía la mirada y me encontraba con la sonrisa de Ricardo, esa mirada es mí qué me podría dar miedo pero para mi es...Confortable.
Dufour subió una de mis piernas a su hombro dándole más acceso a mí, hizo la ropa interior aún lado y por fin tuve ese contacto de piel con piel qué estaba esperando.
Apretaba mis muslos mientras mi cadera se movía para ayudar llegar al orgasmo.
—Detente—Fue lo único que escuche decir a Ricardo y casi enseguida Dufour se alejó, apreté mis labios y ojos con furia y frustración, sabía que un quejido había salido de mí por la separación tan repentina. Dufour bajó mi pierna de su hombro y al levantarse me sentí intimidada por su altura pero no lo demostré, le di una mala mirada por el hecho de que le haya hecho casó a Ricardo—Nuestro juego era "Ganate el placer" ¿No? Ya viene siendo mi hora de ponerte a prueba—Se acercó un poco amenazante a mí pero no retrocedi, juntó nuestras narices, sus ojos de mirar los míos iban de mi boca—Si no quieres no importa, te dejó con él aquí y me voy a dormir—Por su tono de voz tan suave y llenó de cariño de notaba que quería todo lo contrario—Déjame llevarte a mi país de las maravillas.
—No quiero ni esposas, ni que me vendes los ojos—Respondí al saber a que se refería con eso.
—No te preocupes, soy más de cuerdas—Susurró en mi oído y hizo moverme un poco, el sujeto mi cintura y me dio un cortó beso—¿Recuerdas tú palabra de seguridad?—Asentí porqué si la recordaba, me la dijo hace unos días, el lunes de doble cita, ese día me mostró parte de lo que le gustaba hacer, no a gran escala, solo pequeñas cosas.
—¿Cuál es el propósito de todo esto?—dijo Dufour sin entender mucho de que hablábamos, el no quitó la mirada sobre mí.
—Hacer que ruegue para que la penetren o dejarle las piernas temblorosas y no por no llegar al orgasmo, los que surja primero—Tragué fuerte, tenía mucha confianza en lo que decía.
¿En qué te metiste Shannele?
No lo sé pero me gusta la idea.
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Un Sueño De Verdad.
Lãng mạnShannele Martínez, una joven afortunada para el mundo donde reinan las apariencias en el que vive. La chica de la que todos hablan, pero de puertas para dentro, lucha con inseguridades, miedos y problemas familiares. En el momento menos esperado co...