22. Sin anestesia alguna.

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Abrí mis ojos y al ver tanta luz los volví a cerrar, ¿porqué tienen que dejar las ventanas abiertas? Intenté tapar mi cara pero igual la luz era bastante fuerte, enterre mi cara en la cama para que no me diera la luz.

Una mano empezó a acariciar mi espalda y mi abdomen, subiendo la camisa que no se de quién sea.

—Buenos días pequeña garrapata—Dufour susurró en mi oído y me hizo sonreír levemente por la voz de recién levantado.

—No voy a volver a tomar en mi vida—dije en un tono de voz muy bajo, pero Dufour estalló en risas y supe que fue lo suficientemente audible—No te rías, es la verdad, yo era un niña de bien, juiciosa...

—Juiciosa pero Disponible para la maldad—Reí por el comentario, me di vuelta y él estaba mirándome con una sonrisa muy linda, me coloqué igual que él, mi cabeza sobre mis manos.

Su mano seguía acariciando mi abdomen y parte de mis espalda, iba de arriba a abajo en un ritmo lento.

El sonido de una notificación de teléfono le hizo voltear y mirar su teléfono—Mierda, son las dos de la tarde.

Mis ojos se abrieron por la sorpresa, mi tío me va a matar—Me tengo que ir—Él soltó rápido el teléfono e hizo un puchero.

—¿Porqué? No te vayas, estábamos bien así—Envolvió sus brazos en mi, atrapandome en un abrazo, entré risas comenzamos a forcejear hasta que logré levantarme, me puse un mono gris y con la camisa Blanca gigante que ya tenía puesta basto para acercarme a la puerta, él estaba de brazos cruzados haciendo un puchero.

—Eres una diabla en cuerpo de mujer—dijo y una sonrisa se formó en sus labios—Esto debería ser al revés.

—Sin embargo no lo es.

—¿Hablamos luego?

—Preferiría que no, pero si eso quieres, esta bien.

—¿Y si lo quiero repetir?

—No va a suceder de nuevo Dufour, ya pasó, Puede ser que ebria un día vuelva y te busqué, pero ya no voy a tomar.

—Y yo no voy a volver a salir de mi cuarto—Se notaba el sarcarmo  en la frase, como si fuera algo imposible—¿Y si te invito a salir?

—Nos vemos Dufour...O Darah, como sea.

—Si no me contestas voy a decir que estoy embarazado y te tienes que hacer responsable.

—Prueba de ADN primero—Salí del cuarto entre risas, bajé las escaleras y justo se abrieron las puertas del elevador dejando ver a Ricardo con unos cafés, tenía el cabello mojado.

—Buenas tardes princesa—Ni siquiera subió la vista, solo siguió caminando para llegar a la cocina.

—¿Dónde estabas?—Pregunté al notar que en su otra mano tenía otras bolsas, me acerqué a la cocina, sacó una cajita de pastillas de la bolsa y tomó dos pastillas.

—Estaba comprándo estas pastillas a una señorita, tomalas—Las coloqué en mi lengua y después las tragué—Es mejor estar totalmente protegido—Ambos reímos—Esté es tú café—Me dio uno de los tres que estaban en la bandeja.

Un Sueño De Verdad.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora