48. Rani.

21 4 24
                                    

—Todos te amaron cuándo te lleve a la firma la semana pasada.

—¿Enserio? Yo también, todos son muy buenos...Pero ¿Porqué me lleva halagando todo este rato? ¿Qué es lo que me quería proponer?

—Me vienen entregando respuestas hoy y gracias a ti, a tus ideas y colaboración un niño podrá ser feliz con su padre, ganaron el caso y la madre va a ir a la cárcel sin derecho de ver al niño, y todos quisieron agradecerte a este caso tan complicado que tuvimos de una manera un poco particular, te invitariamos a ser parte de nosotros pero como aún no tienes un título universitario y todos queremos entrenarte de cierta manera, que vengas a la firma los fines de semana y veas el mundo de los abogados, así ves, aprendes y si de verdad te gusta sabes que en mi firma tienes un puesto apartado—reí mirando al café fijamente sin poder creer lo que decía el señor Brown.

—Ya va, es que...¿Estoy soñando?

—Estás en la realidad Shannele, eso sí, se que mi hijo y tú andan en algo y eso no me importa, es su vida y pueden hacer lo que quieran pero no quiero que creas, ni que rechaces lo que te ofrezco si es que ustedes se pelean, se alejen o lo que sea, lo que tengas con mi hijo me da igual, yo quiero es asegurarme de que una posible abogada con un futuro brillante logré todo esto y más, veremos como te desenvuelves en todo y si te gusta enserio, pero solo con lo que veo y me demuestras ahora te podría ofrecer que cuándo termines la universidad o estés apuntó seas mi mano derecha, así que quiero que pienses en todo esto, aún tienes unos años, sácale provecho, tú solo búscame cuándo tengas una respuesta—Se levantó de la silla y hice lo mismo, me estrechó la mano y me sonrió—Nos vemos pronto posible futura licenciada Shannele, cuídate linda.

Al alejarse sentí como mis manos me temblaban y un nudo en mi garganta estaba más presente que nunca, quería gritar brincar pero al estar rodeada de tantas personas solo tomé las bolsas con las cosas que compré y salí del lugar haciendo un bailecito feliz en todo el cortó trayecto a mi casa.

O al menos yo lo sentí cortó, era como ir bailando en la calle mientras de fondo se escucha Happy de Pharrell Williams, todo se veía tan bonito a mi al rededor, el clima, las personas, todo un hermoso día, incluso un florista me regaló una rosa y bailó un poco conmigo.

Algo raro para ser París pero no me importó bailar con un extraño al que ni toqué, al llegar a mi casa y pasar la puerta, como Diego estaba en la sala esperándome corrió hacía mi indicando que lo cargará.

Al hacerlo me dio un beso pero estaba algo triste y a la vez preocupado.

—¿Qué pasó mi vida?

—Rani eta muy enfemo, ¿Lo vas a cura verdad?

—Claro que si, de hecho, ve a decirle a papá que te ponga el pijama de osito y le haces compañía a Blu, vamos a hacerle la operación a Ranita—Le di un beso en la frente y se alejó corriendo al cuarto de mi papá—¡Cuidado te caes!

Fui detrás de él pero entré al cuarto de Diego, saqué las cosas que había comprado.

Dejé un espacio después de la puerta y coloqué una manta transparente, coloqué el cartel de no pasar y del espacio restante en medio coloqué una mesa, armé los juguetes que simulan ser cosas de doctores, una bandeja con el hilo y la aguja, tijeras, y demás, del lado de afuera puso el resto de juguetes que le había comprado simulando ser más personas.

Un Sueño De Verdad.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora