CAPITULO 8
Rodrigo toca la puerta, su pelo está revuelto por el viento del otoño. Es una sorpresa y una alegría.
- ¿Tenés juegos nuevos para la Play? – lo saluda.
- ¡Qué haces! – lo abraza Nicolás. Y después -: ¿Cómo sabes que me devolvieron la Play?
- ¡Todo arriba de nueve en las primeras pruebas del año merecen un premio! – Rodrigo se suelta del abrazo -. Conozco a tus viejos, loco. Sabía que iban a hacer algo por vos. ¿El celular?
- Todavía no.
- ¿Estás solo?
- Sol está en su cuarto. Vení.
- Para que llevo la bici al balcón.
Nicolás lo mira. Llevar las bicicletas al balcón es una de las reglas inquebrantables de su casa y Rodrigo es como de la familia ¿Por qué había sentido miedo de que eso cambiara?
Juegan un rato hasta que deciden salir a dar una vuelta. Rodrigo quiere ver la entrada del colegio nuevo. Van allí haciendo zigzag con las bicicletas. Es un barrio muy tranquilo a la hora de la siesta. Los negocios todavía se cierran. La ciudad se transforma en cigarra en esas cuadras y ronca hasta el asfalto. Las ruedas de las bicicletas hacen su música y los chicos la escuchan. Así, con música de pedales y cubiertas rozando el asfalto, llegan a la puerta.
- Es acá.
- Nada que ver con el Pelle.
- Nada. Lo bueno es que me queda cerca de casa...
- Parece una cárcel con tanta reja.
- Vení. Demos una vuelta. Capaz que encontramos a Pilu en la placita.
- Quiero conocer a Julieta. No le sacaste ni una foto con el celular.
- ¡Y dale con el celular! ¡No tengo! ¡Se puede vivir sin teléfono, Ro!
- ¡Jaja! ¡Yo ya no puedo!
En la placita del barrio, Leopoldo hace rebotar la rueda delantera de su bici, subiendo y bajando escalones. No se le ve el rostro, tapado por el gorro, pero reconocen su concentración.
- Es ese – dice Nicolás.
- ¿Ese? Tendrías que llevarlo a la plaza algún día.
- ¿Al grupo?
Rodrigo asiente en silencio, mirando a Leopoldo en acción.
- No lo hace nada mal. Vi los vídeos de YouTube que me dijiste.
- Es buena idea. Vení que te lo presento.
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Solo tres segundos [Paula Bombara]
Teen FictionSolo tres segundos en el espacio azul iluminado. Tres, para buscarse. Dos, para encontrarse. Uno, para apretar los párpados y, aún así, verse. Solo tres segundos antes del impacto. Luego, blanco y ruido, ruido ruido ruido en el espacio azul iluminad...