CAPITULO 15
Un día, un auto de modelo muy nuevo, azul brillante, se detiene frente a Nicolás. Él está practicando con su bicicleta en el playón de estacionamiento, concentrado en los movimientos de su cuerpo. Los del auto tienen que tocar la bocina para que advierta su presencia.
Nicolás apoya los pies en el piso y mira el parabrisas. La puerta se abre y sale Leopoldo, con anteojos negros y un gorro al tono. Su sonrisa parece más blanca por la luz del sol de la mañana.
- ¿Qué haces acá solo, man?
- ¡Qué haces vos! Yo, practico. Y estaba de lo más tranquilo...
- Vení. Subite al auto. Dame la bici que la guardo – Leopoldo agarra la bicicleta y la pone en el baúl mientras le explica -: Vamos con Mariano a lo de un tío nuestro que tiene una quinta espectacular. Hoy están filmando una propaganda y necesitan gente. Extras. La pasas bomba y te traés unos pesos. ¿Venís?
Nicolás no duda.
En el auto, reconoce a Mariano. Luego de tantos años sin verlo, lo nota mucho más cambiado que a Leopoldo. Es casi dos años más grande que ellos, pero parece mucho más. Hablan de las tardes compartidas en la infancia. Mariano también lo recuerda.
Pasa un minuto por su casa para dejar la bicicleta y para que Nicolás se ponga una ropa con más onda. Siguen viaje. Sus padres no tienen tiempo de pedir explicaciones. Un "Paso el día con Pilu. Vuelvo a la noche", gritando al salir, es suficiente información.
En la autopista, escuchando música y con Mariano y Pilu poniéndolo al tanto de toda la gente que estará en la quinta, Nicolás se prepara para un día fuera de lo común.
A la noche, recordando los cuerpos sinuosos de las modelos, la cantidad de comida y bebida que había, la actitud fingida que Mariano les había recomendado para parecer más grandes, la mujer que dirigía la coreografía, que lo había puesto en primera fila por sus ojos verdes cargado de pestañas, la alegría falsa que tenían que expresar para que la gente comprara más de esa bebida energizante, mientras espera que el relax llegue para poder dormirse, Nicolás tiene la fugaz visión de unos ojos de un verde bien verde. En ellos se detiene y se concentra: ¿Dónde los había visto? Repasa caras nuevas y viejas. Buscando la respuesta en su memoria. Se queda dormido.
ESTÁS LEYENDO
Solo tres segundos [Paula Bombara]
Teen FictionSolo tres segundos en el espacio azul iluminado. Tres, para buscarse. Dos, para encontrarse. Uno, para apretar los párpados y, aún así, verse. Solo tres segundos antes del impacto. Luego, blanco y ruido, ruido ruido ruido en el espacio azul iluminad...