Primera parte: Nicolás

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CAPITULO 5

La salida de su viejo colegio es más desordenada que la del nuevo. Calle Marcelo T. de Alvear, transitada y angosta. Pero los alumnos no se sienten intimidados por los bocinazos. Cuando la vereda se colma de personas, bajan a la calle y continúan conversando allí o en la vereda de enfrente.

Al acercarse al Pellegrini, a Nicolás lo invade una alegría inesperada. Ya no habrá tantas frustraciones en el colegio. Tampoco tantas exigencias. Está allí de visita. Solo para juntarse con sus amigos. Ya no más para rendir exámenes, ya no más para sentirse idiota.

De pronto, la alegría le da paso a algo parecida al alivio y sorprende a Nicolás.

Avanza por la vereda de enfrente, buscando los rostros de Rodrigo, Matías, María, Carla, Claudio, Agustina, Franco, Aldana. Se pregunta cuántos de ellos seguirán siendo amigos más allá de compartir o no las aulas del colegio. Rodrigo, seguro. Tal vez Matías o Claudio. ¿Las chicas?, quizás Carla. Franco... no tiene demasiadas ganas de seguir viendo a Franco.

Escucha que alguien grita su nombre. Se da la vuelta y ve a Rodrigo. Cruza la calle a mitad de cuadra, entro los autos, para aprovechar el semáforo en rojo que intenta ordenar el caos desde la esquina. Algún conductor lo insulta. Sigue adelante con la vista clavada en su amigo. Al acercarse, alguien, desde el costado, se le tira encima. Es Matías.

- ¡¿Qué haces, Belleza?! – Nicolás resiste el abrazo de oso.

- Todo bien, ¿vos Matu? ¡Qué haces Ro!

- Raro, muy raro todo sin vos – dice Rodrigo al tiempo que le da un beso.

- Como que nos falta algo inútil, viste – Matías se queda mirándolo y luego comienza a reírse solo de su mal chiste -. ¡Qué bueno que viniste, Belleza!

- Quería verlos. Para mí también es todo raro.

- ¿Y qué tal?

- Bien, que sé yo... voy con Leopoldo.

- ¿Leopoldo? ¿El que era tu vecino de chico? – Matías disfruta de las coincidencias.

- ¡Ese! Me lo encontré en el Facebook, le conté todo el rollo y me dijo que me anotara en su colegio. Él sigue en el barrio. Mis viejos no pusieron demasiados peros.

- Qué loco...

- Sí...

- ¿Y Claudio? ¿No vino?

- Está mal desde el sábado. Vómitos. Resaca. Diarrea. No sé bien. ¿Vamos a comer algo a casa?

Rodrigo y Nicolás se ríen de Matías. Ningún fluido corporal le da asco. Su decisión por la medicina se apoya fuertemente en eso.

- ¿Qué pasa? ¡Tengo hambre!

Solo tres segundos [Paula Bombara]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora