Primera parte: Nicolás

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CAPITULO 11

Nada importa más que volver a montar una bici. Asir ambos extremos del manillar y tensionar los músculos para levantarlo, al tiempo que el cuerpo encuentra la postura para mantener el equilibrio. Que los pedales respondan, que los picos sostengan, que el cuadro resista.

Pasa el jueves. Pasa el viernes. Pasa el sábado y cuando despunta el domingo, Nicolás se frota la frente con un trapo sucio de aceite y grasa.

- Ya está – murmura.

Toma la bici y salta sobre todos los plásticos que su mamá le hizo poner encima de las maderas del parquet de su cuarto. Tiene que probarla. Está por salir cuando decide volver y agarrar algunas herramientas. Con una mochila vieja y la bicicleta entra al ascensor. Se mira en el espejo y su aspecto es terrible. Abre la mochila y saca un gorro que le regaló Leopoldo. Se lo pone y sale rumbo al estacionamiento de la otra cuadra.

No está mal. Hace algunos ajustes en el transcurso de la mañana, pero al mediodía vuelve a su casa satisfecho. Llama a Rodrigo.

- Hola, Ro. Ya terminé la bici. Quedó bien.

- ¡¿Ya?! Tiempo récord, viejo – se asombra Rodrigo -. Quiero verla.

- ¿Nos encontramos en la plaza?

- Dale.

Y va. Y se divierte. Y gira y salta y se golpea y se ríe.


Asir: tomar o agarrar a alguien o algo, especialmente con las manos

Solo tres segundos [Paula Bombara]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora